Después del triste espectáculo brindado por la interpelación al ministro de Educación en el Congreso, ocasión en la que la diputada que encabezó el ritual inventó informaciones sobre un colegio (13.cl, 27 de noviembre), pero también conjugaciones verbales, tales como “preveyó” en lugar de “previó” (publimetro.cl, 26 de diciembre), no parece fácil que el debate parlamentario sea precisamente el que aporte al objetivo de dar un giro en materia de calidad y gratuidad de la enseñanza.
El problema es que tampoco la discusión da visos de mejoría a manos de las entidades que de manera más cotidiana deben hacerse cargo del asunto. Desde luego, los lamentables errores gramaticales y los ejercicios de apología al sistema económico que registran ya varios facsímiles oficiales de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) hablan pésimo de lo que está ocurriendo en la Universidad de Chile en materia de elaboración y revisión. Pero como las cosas siempre pueden ser peor, sucede que la recién concluida versión de dicho examen agrega a sus ampliamente conocidos defectos de concepción una nueva modalidad: ya no resta puntaje por respuestas incorrectas; es decir, si ya es patético que las capacidades de un estudiante frente a una materia queden reducidas a cinco alternativas preestablecidas, la fórmula introducida ahora no mejora las facultades cognitivas de los postulantes, pero, en cambio, eleva de manera sustantiva el puntaje de quienes más errores cometen, de suerte que la brecha entre éstos y quienes exhiban alta calificación se reduzca y el resultado del modelo educativo se note todavía menos.
Desde luego, es imprescindible dar paso a esquemas evaluativos que pongan de relieve las facultades analítica, sintética, expresiva y creativa de los estudiantes, y, al contrario, abolir los tests que reducen la esfera del conocimiento a mera capacidad de acierto. Pero ocurre que el mismo molde impropio constatable en la PSU es el que respira en el Sistema de Medición de la Calidad de la Enseñanza (SIMCE). Respecto de esta prueba, un senador ha propuesto esconder los resultados obtenidos por cada colegio. ¿El propósito? Poner fin a las odiosas comparaciones y a la discriminación entre unos y otros establecimientos. En realidad, lo único que podría acabar con tales estigmatizaciones es el diseño de políticas públicas que garanticen la exigencia académica en las escuelas. Ocultar los datos de la situación que hay que cambiar es semejante a lo que hace la autoridad cuando ubica las casas humildes en la periferia, es decir, sumergirlas, para nunca combatir la pobreza.
Por Academia Libre
Santiago de Chile, 6 de diciembre 2014
Crónica Digital
Luis Aravena Salas ESTE DESASTRE ESTÁ DESDE QUE LA EDUCACIÓN PASÓ AL ÁREA MUNICIPAL AL IGUAL QUE LA SALUD Y DESDE ÉSE MOMENTO EL PUEBLO Y LOS EDUCANDOS EN ESPECIAL LOS POBRES TUVIERON UNA EDUCACIÓN MEDIOCRE, BOULING, ETC., COSA AGRAVADA EN GENERAL CON LA NO ENSEÑANZA AL PUEBLO EN GENERAL DE QUE LA EDUCACIÓN DESDE HACE AÑOS ES DEBER DEL ESTADO DE FINANCIAR UN SISTEMA GRATUITO DESDE LA ENSEÑANZA PARVULARIA HASTA LA ENSEÑANZA MEDIA. AUNQUE LA CONSTITUCIÓN TIENE FALENCIAS, LO DICHO ESTÁ EN EN ART. 19 NUMERANDO 10, COSA QUE NI ZIQUIERA LOS ALUMNOS QUE EMPEZARON LA REVOLUCIÓN DE LOS PINGUINOS LO SABIAN. ¡¡GOBERNAR ES EDUCAR!! DIJO UN EX-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, EL FUE DON PEDRO AGUIRRE CERDA UN GRAN PRESIDENTE DE LOS POBRES QUE FUE ENVENENADO POR AQUELLOS QUE NO PUEDEN VER QUE ALGUIEN LUCHE A FAVOR DEL PUEBLO, COMO LE PASÓ A OTROS PRESIDENTES COMO SALVADOR ALLENDE Y EDUARDO FREI MONTALVA. ¡¡UN ABRAZO A TODOS!!
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