La cueca es la danza nacional de Chile pero su ritmo varía en dependencia de sus modalidades, como el fútbol que dio tantas alegrías al país austral este año aunque terminó con sensaciones agridulces.
Así, los chilenos de la Roja que dirige el argentino Jorge Sampaoli se apoderaron del cetro continental en la Copa América efectuada de junio a julio de 2015 y en líneas generales, el equipo terminó como el quinto mejor del mundo.
El ranking de la FIFA lo que hizo, con su enrevesado método de puntuaciones, fue reconocer el valor de la cueca brava, que es el baile de los chilenos con mayor fuerza e intensidad. Con méritos, elevó el preciado trofeo de la
región.
Argentina quedó sumida en el llanto por no entender todavía -y creo que en mucho tiempo-, cómo una nomina impresionante que lidera el galáctico Lionel Messi no es capaz de allanar el camino de los grandes premios.
Hasta cierto punto era entendible su revés el pasado año en la final de la Copa del Mundo en Brasil, porque el contrincante era Alemania, más contundente y sólido en el torneo. Y porque ya se sabe la famosa frase: en fútbol juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania.
Sin demeritar para nada a Chile, no era del mismo rango, pero este argentino agazapado desde hace años como DT de la Roja, Jorge Sampaoli, tenía muy claras sus ideas. Salir al ataque, asfixiar al oponente, no dejarlo pensar.
No debe ser fácil dirigir a Messi, Sergio Aguero, Angel Di María, la pareja de Javier, Mascherano y Pastore, Lucas Biglia, Marcos Rojo, Nicolás Ottamendi, Ezequiel Garay. Y de reojo mirar la banca con Tévez, Higuaín, Lavezzi, Banega, Demichelis (…).
Sampaoli siempre ha comprendido que lo suyo es armar un plantel con sentido colectivo, cohesionado al máximo posible. Tiene valores, Alexis Sánchez, Claudio Bravo, Arturo Vidal, Gary Medel, Eduardo Vargas, Jorge Valdivia, Charles Aránguiz.
Pero no le sobran. Apela a la veteranía de Marcelo Díaz y Mauricio Isla para apoyar la defensa y despegar los laterales. Echa manos a Jean Beausejour y al Gato Francisco Silva cuando le falta Gonzalo Jara.
En síntesis, Chile se mantuvo fiel a su estilo y si bien es cierto que resbaló hacia fines de año, con el revés doloroso ante Uruguay 3-0 en la eliminatoria premundialista, consolidó un perfil promisorio de cara al futuro.
Sin desbarrar en demasía de Gerardo Martino, los expertos internacionales reconocen de las convicciones de Sampaoli y la intermitencia de la Albiceleste. Una vez más, fue evidente que las estrellas por sí solas no conquistan campeonatos.
¿Y BRASIL,COLOMBIA Y URUGUAY?
Pese a que el mercado del balompié es insaciable, quedó claro que los jugadores no son máquinas. La caída estrepitosa de Brasil en la Copa del Mundial de 2014 no sirvió todavía de lección.
Neymar es la estrella fulgurante y en plena madurez deportiva -aunque no en su actitud personal todavía-, con otros valores no menos relevantes de la siempre prolífica cantera del gigante sudamericano.
Colombia empieza en el nuevo ciclo una etapa gradual de renovación y el despertar de Radamel Falcao después de su lesión no ha sido tal y los deberes del virtuoso James Rodríguez se dieron con intermitencias.
Luego Uruguay, el eterno elenco que apuesta a un estilo físico, de juego duro, pero con resultados favorables. Sin Luis Suárez, sancionado, transitó con relativo éxito y ahora con el regreso del atacante del Barcelona, será muy peligroso.
Dicho de esta manera parecería que los cupos hacia la cita del orbe de Rusia 2018 están definidos: Chile, Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay. Sin embargo, Ecuador ha puesto picante a la mesa, mientras Paraguay y Perú no se resignan.
LA CORRUPCION Y LA VIOLENCIA
La afirmación se antoja lapidaria, pero los hechos son contundentes: el mandamás del fútbol chileno enfrenta serios cargos de corrupción y la violencia se apodera de los estadios.
Manchas en el notable expediente que configuró Chile en el año 2015 igualmente con el auspicio también en territorio nacional de la Copa Mundial Juvenil Sub-17.
El caso de Sergio Jadue, presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), actualmente en proceso ante la Fiscal General de Estados Unidos, está lejos de ser un expediente aislado.
Fue uno de los tantos directivos del continente americano que están tras las rejas, enfrentan procesos o son sospechosos de corrupción y sobornos vinculados directa o indirectamente al sonado escándalo de la FIFA.
Como tapa al pomo, las barras bravas siguen haciendo de las suyas y el capítulo más reciente fue bastante bochornoso. Riñas tumultuarias, transmitidas sin cortes por la televisión local, mostraron un espectáculo deleznable en Chile.
Ocurrió también en Argentina y en otros países sudamericanos, como pruebas inequívocas que muchas cosas andan de patas arriba en el deporte más popular del mundo.
Por Fausto Triana, corresponsal de PL
Santiago de Chile, 11 de diciembre 2015
Crónica Digital / PL