Según plantearon, ese método no invasivo se emplea para estimular la corteza cerebral con impulsos magnéticos cortos.
Asimismo el procedimiento admite la regulación de la cantidad de dopamina (neurotransmisor derivado de la dopa conectado al placer en el cerebro), añadieron los autores.
En el contexto de la demostración práctica, seleccionaron a 20 voluntarios heterosexuales con al menos dos parejas sexuales cada uno durante un año, para averiguar cómo regular el nivel del deseo.
A propósito de ello, le aplicaron estimuladores vibrantes en los genitales, que se activaron cada vez que los voluntarios vieron ciertas imágenes y pulsaron un botón.
Los impulsos magnéticos fueron enviados previamente a la sección del cerebro, llamada corteza prefrontal dorsolateral, ubicada por encima de la sien izquierda, o sea, entre la porción superior de la oreja, ojo, lado respectivo del hueso frontal y el pómulo.
Luego de observar en un electroencefalograma los cambios de las ondas alfa de los participantes, los científicos concluyeron que la estimulación de esa corteza promovió el aumento del deseo sexual.
Washington, 9 diciembre 2016
Crónica Digital