Por Omar Sagredo: DESCLASIFICACIÓN DE ARCHIVOS: MÁS VERDAD PARA ENFRENTAR EL NEGACIONISMO

A fines de junio del presente año, la Policía de Investigaciones (PDI) desclasificó los archivos de su Departamento 50, unidad especial encargada de investigar las actividades del espionaje nazi en Chile, durante la Segunda Guerra Mundial. Estos materiales fueron entregados para su conservación al Archivo Nacional. A partir de esta desclasificación surgen algunas reflexiones que son importantes de considerar sobre los archivos relativos a las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura cívico-militar.

La primera de ellas tiene que ver con la inexistencia en el país de una normativa específica sobre este tipo de archivos, en los que se presenta información sobre vulneración de derechos de personas, y que resultan ser muy diferentes a los que normalmente acopia el Archivo Nacional. En el marco de las exigencias por la estipulación de una nueva Ley de Archivos en nuestro país, ha estado relativamente ausente la necesidad de normar colectivamente los archivos de derechos humanos elaborados por organismos privados.

En este sentido, la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, y otros organismos de derechos humanos que actualmente conforman la Red Nacional de Historia Oral y Archivos Orales, tenemos experiencia en el manejo de este tipo de archivos. Además del deber de garantizar la apertura y el acceso a todos los archivos de memoria que disponemos, estamos conscientes de tomar precauciones porque se trata de archivos complejos que dan cuenta de emociones derivadas de vivir situaciones límite, como la tortura, la muerte, la violación, entre otros. Parte importante de estos archivos (como los pertenecientes a FASIC y a la Vicaría de la Solidaridad, por ejemplo), contienen testimonios de víctimas y familiares, recogidos al poco tiempo de ocurridos los hechos, en plena dictadura, en el marco del secreto profesional o eclesiástico. Esto implica que su eventual traspaso o apertura representa una enorme complejidad, siendo necesarias condiciones adecuadas de acceso y uso, garantizando, en cualquier contexto, su utilización en investigaciones judiciales.

Lo segundo, en relación con lo anterior, es que estos archivos deben ser de acceso público, pero en el uso de sus contenidos deben operar criterios propios de sitios de memoria, como, por ejemplo, la protección de la identidad de las personas que aparecen referenciadas. En el caso del Archivo Oral de Villa Grimaldi, un acervo audiovisual de testimonios de ex detenidos de este recinto, originado en 2006, siempre se debe consultar a los testimoniantes respecto al uso de sus relatos, para saber en qué contexto lo autorizan, en situaciones que puedan exceder lo estipulado en los consentimientos que firmaron al momento de ser entrevistados.

Y, como tercer aspecto, algo que resulta muy relevante para la comprensión de nuestra historia reciente, es que se debe propiciar que se desclasifiquen otros archivos que en la actualidad permanecen en manos de organismos e instituciones del Estado. Sitios de memoria, entre ellos Villa Grimaldi, han demandado públicamente la desclasificación de todos los archivos de la dictadura cívico-militar, con el objetivo de enfrentar los intentos deliberados de olvido y los brotes de negacionismo que han surgido en el último tiempo.

Un ejemplo de todo esto, es la situación relativa a los archivos surgidos del trabajo de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech. Si bien es muy poco probable que estos archivos contengan información relevante en materia penal (referencias a nombres, situaciones o represores que ya no se conozcan, por ejemplo), sí podrían permitir ratificar las dinámicas de la represión, la operación de sus redes, los procedimientos de los grupos de la muerte, etc. Como Villa Grimaldi, en este sentido, compartimos la desclasificación en función de la lucha por la verdad y la sistematización del conocimiento sobre el terrorismo de Estado. La desclasificación es una demanda ética al Estado de transparentar lo que tiene y permitir que la sociedad pueda acceder a toda la verdad y mirar su pasado reciente con total conocimiento.

En la realidad actual, resulta aún más necesario desclasificar estos archivos dado que algunos medios de comunicación han otorgado espacio a personajes negacionistas, que hacen circular tesis sobre la posibilidad de la guerra civil y el rol de los militares como “salvadores de la nación”. Esta iniciativa, encabezada por familiares de militares detenidos en Punta Peuco, contrasta con las múltiples acciones de presión de la sociedad civil y los sitios de memoria por desmantelar los pactos de silencio que aún predominan entre las Fuerzas Armadas. Testimonios de agentes de la dictadura dan cuenta del empeño de los represores en transcribir las anotaciones manuscritas obtenidas de los interrogatorios, no siendo difícil imaginar que fueran clasificadas y archivadas. Es poco probable que estos materiales fueran destruidos o enviados por Manuel Contreras a Alemania como se informó en 1978. Entendiendo la estructura y la dinámica de las Fuerzas Armadas, es poco probable que los archivos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y los que se elaboraban en Villa Grimaldi, se perdieran. Además, es sabido que la Central Nacional de Informaciones (CNI), continuadora de la DINA, heredó gran parte de estos archivos.

Este manto de dudas sobre los archivos de la represión se mantendrá hasta que no exista una real iniciativa del Estado, incluyendo a las FF.AA., por entregar toda la verdad. El hecho de posicionar la certeza acerca de los graves delitos contra la humanidad cometidos por agentes del Estado, sin espacios a matices o relativismos históricos, debiera ser un estándar ético para una sociedad democrática. Tal como ha señalado el politólogo francés Bruno Groppo, la desclasificación de los archivos de la represión representa un acto político que permite develar la verdad de todos los crímenes cometidos y negados u ocultados por la oficialidad dictatorial, reparar a las víctimas y familiares y reconocer pública y oficialmente esta verdad develada. Justamente, nuestro aporte como sitios de memoria está en sintonía con aquella última perspectiva, es decir, aportar verdad, poniendo a disposición todas las fuentes con que contamos.

Por Omar Sagredo

Politólogo.
Encargado del Archivo Oral de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi.

Santiago de Chile, 17 de julio 2017
Crónica Digital 

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APROBADA CREACIÓN DE MONUMENTO NATURAL CANQUÉN COLORADO

Lun Jul 17 , 2017
En la Región de Magallanes y su objetivo es proteger la zona de reproducción más importante a nivel continental del Canquén Colorado, ave en categoría En Peligro. El Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, ante propuesta de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), mediante oficio del ministro de agricultura, Carlos Furche, aprobó la idea de creación del Monumento Natural Canquén Colorado, en la Región de Magallanes, el que tendrá como objetivo central resguardar esta zona de reproducción de esta ave, Canquén Colorado (Chloephaga rubidiceps), la cual se encuentra en la categoría En Peligro. Para el director ejecutivo de CONAF, Aarón Cavieres, esta aprobación es muy relevante, porque “protege una muestra de la estepa húmeda donde esta especie amenazada efectúa su proceso reproductivo. Es el sitio de mayor importancia por la densidad de parejas reproductivas a nivel continental”. El nuevo Monumento Natural, que se integra al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), gestionado y administrado por CONAF, está ubicado en Punta Sedger, desembocadura del río San Juan, a 58 kilómetros al sur de Punta Arenas. Actualmente 14 hectáreas de este lugar constituyen un Bien Nacional Protegido, pasando ahora a 26,16 hectáreas como monumento natural, donde las turberas de Sphagnum magellanicum y Marsippospermun grandiflorum son las zonas de reproducción de esta ave. Esta nueva área silvestre protegida es un humedal de mucha importancia, de una alta riqueza de avifauna, registrándose un total de 86 especies. En el caso del Canquén colorado (Chloephaga rubidiceps), destaca su condición de ave endémica de la Patagonia Oriental e Islas Malvinas, está protegida por la ley de caza y tratados internacionales, y además está clasificada en la categoría de conservación En Peligro. Uno de los motivos centrales para gestionar la protección de esta zona como Monumento Natural es el hecho que desde la década del 90, el Canquén Colorado evidenció una disminución de sus poblaciones, principalmente por modificación del hábitat y la depredación del zorro chilla, introducido en la década del 50. Uno de los ejemplos, es que en el censo de 1999-2000, la población fue de más de 600 ejemplares, mientras que en el 2014-2015 llegó apenas a unos 314 ejemplares. Con esta declaración de Monumento Natural, categoría que tiene como eje el “conservar un objeto específico o una especie determinada de flora o fauna”, de acuerdo con la Convención para la protección de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas de América (Convención de Washington), es que los equipos de CONAF podrán realizar las acciones pertinentes para resguardar esta zona de reproducción del Canquén Colorado. Santiago de Chile, 17 de julio 2017 Crónica Digital

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