Rodeada de nuevos escándalos y revelaciones, la desprestigiada jerarquía de la Conferencia Episcopal de la Iglesia católica en Chile reiteró hoy sus expresiones de «perdón y arrepentimiento».
Limitándose a repetir que sus cargos fueron puestos a disposición al papa Francisco, tras una renuncia masiva de los 34 obispos chilenos ante el Vaticano, varios de los jefes de la Conferencia Episcopal se presentaron ante la prensa.
Sin un comunicado, los obispos Fernando Ramos (vocero y auxiliar de Santiago) y Santiago Silva (presidente de la congregación), junto a otros prelados, reconocieron «la vergüenza» por el escándalo en Rancagua.
Fue un hecho surgido a partir de un reportaje especial de la cadena de televisión T13. El asunto obligó al obispo de Rancagua, Alejandro Goic, a suspender a 12 sacerdotes por «conductas impropias» de su investidura.
Uno de ellos fue denunciado por haber enviado fotos mostrándose desnudo a una feligresa.
Goic adoptó medidas contra el párroco de la iglesia de Paredones, Luis Rubio, el presbítero de Las Cabras, Oscar Zúñiga, y a otros 10 sacerdotes. Un reportaje de la cadena de televisión T13 hizo revelaciones sorprendentes.
El obispo manifestó en una nota pública su arrepentimiento «por no haber actuado con rapidez» al recibir evidencias acerca del nuevo escándalo ahora en desarrollo, y anunció la suspensión temporal de los 12 curas mientras se amplía la investigación.
Para añadir más leña al fuego, hoy se supo que del 1 al 3 de junio el papa Francisco anunció que recibirá a un segundo grupo de víctimas de Fernando Karadima y sus seguidores de la parroquia de El Bosque.
Una noticia de la cual tampoco sabían Ramos y Silva, ni ninguno de los responsables de la Conferencia Episcopal, según aseguraron.
La Santa Sede indicó que se trata de cinco sacerdotes que han sido víctimas de abusos de poder, de conciencia y sexuales.
Junto a ellos habrá también dos sacerdotes que han asistido a las víctimas en su recorrido jurídico y espiritual, y dos laicos implicados en el caso.
Muchos de estas personas sostuvieron encuentros en Chile durante la misión especial del obispo de Malta, Charles Scicluna y del sacerdote Jordi Bertomeu, en febrero.
El caso de abusos sexuales cometidos por el ahora defenestrado párroco Karadima fue la gota que colmó la copa. Una reacción inicial del papa Francisco en su visita a Chile en enero, dio un giro de 180 grados.
A todas luces, el sumo pontífice se informó mejor y al ordenar una exhaustiva investigación, adoptó medidas enérgicas y profundas.
Santiago de Chile,23 de mayo 2018
Crónica Digital /PL