Por Yolaidy Martinez Ruiz
Hace apenas 10 días el mercado global recobraba la calma con un acuerdo entre China y Estados Unidos que contemplaba un entendimiento sobre sus diferencias comerciales, pero ahora la zozobra volvió y por los mismos motivos.
La administración del presidente Donald Trump acaba de romper el pacto logrado el 20 de mayo entre Beijing y Washington de parar de imponerse gravámenes adicionales sobre las respectivas importaciones, algo calificado de muy significativo por el impacto en el plano bilateral como internacional.
Ahora se propone imponer tarifas del 25 por ciento -con un valor de 50 mil millones de dólares- sobre productos del gigante asiático que contengan tecnología de importancia industrial, incluidos los relacionados con el plan ‘Hecho en China 2025’.
Ese proyecto es la apuesta gubernamental por mantener un crecimiento sostenido basado en la innovación y la alta calidad.
Al incremento unilateral de aranceles lo acompañan barreras a las inversiones y a las importaciones chinas vinculadas con el sector tecnológico, lo cual echa por tierra el consenso alcanzado para aumentarlas en ambos sentidos.
Para China se trató de un movimiento sorpresivo y totalmente contrario a lo convenido por los dos países.
Aunque urgió a Washington a respetar la reciente declaración bilateral y actuar conforme a lo estipulado por voluntad propia de cada gobierno, le reafirmó que tiene confianza, capacidad y experiencia para defender los intereses del pueblo.
Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, este miércoles dijo que acciones contradictorias como esas dañan la credibilidad ante la comunidad internacional y abogó por hallar un punto medio en la disputa.
‘China siempre respaldará la búsqueda de soluciones a controversias comerciales en las consultas y el diálogo equitativo y constructivo (…) no queremos una guerra comercial pero tampoco tememos a una. Estamos listos para tomar medidas si Estados Unidos insiste en actos de caprichos’, enfatizó la vocera.
Con esta fuerte reacción de Beijing, está claro que nuevamente la situación se vuelve tensa entre la primera y segunda potencias del mundo.
El retroceso ocurre justo después de que el gigante asiático rechazara ante la Organización Mundial del Comercio acusaciones norteamericanas sobre presunto robo de transferencia, y previo a la tercera ronda de negociaciones bilaterales, previstas a efectuarse el 2-4 de junio en esta capital.
Lo cierto es que persisten los temores de una guerra comercial y ahora con el añadido de la desconfianza, pues quedó demostrado que los intentos por frenarla pueden esfumarse de un momento a otro.
Beijing, 30 mayo 2018
Crónica Digital /PL