Los estudios difundidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), confirman que a nivel mundial se “producen alimentos más que suficientes para todos, sin embargo, 815 millones de personas padecen hambre”, lo que en opinión de los dirigentes nacionales de la Voz del Campo, constituye un escándalo mundial que no se puede callar.
Con la economía de mercado que predomina sin contrapeso a nivel internacional, se genera un proceso de concentración de la riqueza, el lujo y el consumismo en una minoría privilegiada, mientras el hambre crece castigando a millones de seres humanos especialmente en Sudán, Nigeria, Somalia y Yemen.
En los recientes estudios formulados por la FAO se afirma que por la irracionalidad del sistema predominante, sigue aumentando el hambre no por falta de alimentos, sino por la ausencia de una justa y solidaria distribución de los alimentos.
Así mismo dice la FAO “Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es cómo asegurar que una población mundial creciente -que se prevé que ascienda a unos 10 mil millones para 2050- tenga suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades nutricionales”.
“Para alimentar a otros 2 mil millones de personas en 2050, la producción de alimentos tendrá que aumentar en un 50% a nivel mundial. La seguridad alimentaria es una condición compleja que requiere un enfoque holístico de todas las formas de malnutrición, la productividad y los ingresos de los pequeños productores de alimentos, la resiliencia de los sistemas de producción de alimentos y el uso sostenible de la biodiversidad y los recursos genéticos”, subrayan los estudios de la FAO.
Patricia Molina, la presidenta nacional de la Voz del Campo, dice afirmándose en los datos de la FAO y de las organizaciones internacionales campesinas, que la tendencia más probable, es que la seguridad alimentaria en los próximos años, siga debilitándose, agravadas por los impactos negativos de los cambios climáticos en la producción de alimentos.
Así mismo los dirigentes campesinos chilenos, en este escenario, vienen manifestando su preocupación por la creciente subalimentación de amplios sectores en nuestro país, que consumen esencialmente una alimentación chatarra que afectan el crecimiento en los niños.
Al respecto, los estudios de la FAO sostienen “No obstante, el retraso del crecimiento sigue afectando a casi uno de cada cuatro niños menores de cinco años, lo que aumenta el riesgo de disminución de la capacidad cognitiva, de un menor rendimiento en la escuela y el trabajo y de muerte por infecciones”.
Finalmente, acotan los informes de la FAO “El sobrepeso en niños menores de cinco años se está convirtiendo en un problema creciente en la mayor parte de las regiones, y la obesidad en adultos sigue incrementándose en todas ellas. Coexisten, por tanto, distintas formas de malnutrición en países que experimentan al mismo tiempo elevadas tasas de desnutrición infantil y de obesidad en adultos”.
Por Eduardo Henríquez P.
Periodista
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Santiago de Chile, 7 de julio 2018
Crónica Digital