Por Cristián Castillo Echeverría: LAS DUDAS QUE PLANTEA LA CNI (CAI)

La semana pasada el gobierno presentó a la opinión pública las resoluciones de una mesa de trabajo por la Seguridad Pública, integrada por una diversidad de actores políticos e institucionales. Dicha instancia habría realizado una serie de recomendaciones en la materia, entre otras, la constitución de un supra organismo de inteligencia el cual denominarían Consejo Nacional de Inteligencia, cuya sigla, CNI, provocó la inmediata reacción de las organizaciones de defensa de los DD.HH. y el manifiesto repudio al traer a la memoria la Central Nacional de Informaciones, ese siniestro organismo de represión política, tortura y exterminio utilizado por la dictadura cívico militar.

Si bien la polémica por la sigla, aguó la presentación de las recomendaciones de la mesa de Seguridad Pública, también desvió la atención del fondo de esta propuesta: la construcción de una entidad de inteligencia que engloba a una institución ya existente, la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), y que asesora directamente al Presidente de la República. Tal esquema trae a la memoria la cercanía y reuniones casi diarias entre el dictador Augusto Pinochet y su jefe de inteligencia, el coronel Manuel Contreras, y genera la duda de cuáles son los peligros inminentes para la seguridad de este país que ameriten construir un mega aparato y que se relacione directamente con el mandatario. ¿Se trata de un organismo que prestará alguna utilidad real o bien es una iniciativa estilo ‘comando jungla’, aparatoso, espectacular, intimidante, pero inservible para abordar en profundidad la solución -no el sofocamiento violento-, de conflictos sociales y políticos?

Las dudas sobre este organismo de inteligencia, ahora denominado Consejo Asesor de Inteligencia (CAI), se acentúan al leer los considerandos que lo justifican, donde se hace referencia a amenazas difusas a la seguridad internas y externas, al “crimen organizado, terrorismo, narcotráfico, tráfico ilícito de migrantes, trata de personas, ciber-ataques y protección de la infraestructura crítica del Estado”. En la lista se echa de menos el peligro concreto y comprobado de la corrupción como un mal enquistado en el Estado y sobre el cual parecen no existir soluciones reales y concretas. Entre otros casos el de los altos mandos del Ejército y de la policía uniformada, los cuales, incluyendo sus organismos de inteligencia, montaron la denominada Operación Huracán, con todas las consecuencias que ya todos los chilenos conocemos.

Aparte del robo de dineros públicos, en el caso de las FF.AA. y Carabineros, se suma su empecinamiento en no entregar información sobre las graves violaciones a los derechos humanos, abriendo y entregando los archivos de inteligencia que permitirían resolver muchos, sino todos, los casos de detenidos desaparecidos que aún no se logran aclarar.

Este contexto tiende a incrementar las dudas sobre el verdadero sentido de la CNI-CAI y la preocupación razonable de que la centralización y control de la información de inteligencia pueda ser usada para fines distintos a la defensa de nuestro territorio y nuestro pueblo, con un sesgo ideológico peligroso para la sana y justa convivencia entre todos quienes habitan nuestro país.

Cristián Castillo Echeverría
Vicepresidente
Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi

Santiago de Chile, 26 de julio 2018
Crónica Digital

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Jue Jul 26 , 2018
La inclusión hace referencia a la forma en que las escuelas dan respuestas a la diversidad, sin exclusión alguna. Se entiende por tanto que la diversidad implica atender en espacios comunes diferencias de tipo cultural, socioeconómicas, intelectuales, entre otras, considerando así la heterogeneidad como lo normal y donde el centro de la preocupación es el aprendizaje de cada uno de sus estudiantes. Es importante entonces reflexionar en torno a cuáles son las barreras que existen para que niños y niñas accedan a aprendizajes significativos  y lo más trascendental aún, reflexionar y tomar medidas para eliminar o minimizar dichas barreras, ya que si se habla de escuela sin exclusiones a priori se sabe que quienes acuden a ella tienen diferencias de todo tipo y que a pesar de ello se debe luchar para que tenga la posibilidad de acceder a los aprendizajes… a lo mejor de diferente manera… a lo mejor en tiempos diferentes. Para crear condiciones en que funcionen escuelas para todos y todas resulta fundamental transformar sistemas y políticas educativas, además del funcionamiento propio de las escuelas y las prácticas docentes. Es necesario crear progresivamente condiciones que  permitan llevar a la práctica modelos de enseñanza que faciliten la participación y por sobre todo los aprendizajes de los estudiantes. Cabe entonces preguntarse: ¿Qué competencias queremos que nuestros estudiantes logren? ¿Qué cambios en el estilo de enseñanza se deben producir? ¿Cómo debería orientarse el trabajo colaborativo al interior de las escuelas? ¿Qué aspectos son importantes evaluar?. Sí, gran desafío, avanzar hacia escuelas que den cabida a niños y niñas donde se valoren sus diferencias y ellas se consideren como una oportunidad de aprendizaje para todos. El primer paso para ello lo hemos de dar cuando aceptamos las diferencias al interior de las aulas promoviendo el trato equitativo de quienes allí asisten, cuando asumimos la responsabilidad de un cambio, cuando nos comprometemos con el otro, todo a pesar de las ya sabidas exigencias de nuestro  sistema educativo. Cindy Aracena Rojas Académica Universidad Central La Serena Santiago de Chile, 26 de julio 2018 Crónica Digital

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