La Estación Espacial Internacional se convirtió en el punto más frío del universo, con un laboratorio que produce nubes de átomos a temperatura por encima del cero absoluto, informa hoy la NASA.
A fines de mayo el Cold Atom Laboratory de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) se instaló en el laboratorio de ciencias de Estados Unidos y ahora produce dichas nubes de átomos ultrafrías, conocidas como condensados de Bose-Einstein (BEC).
Estos BEC alcanzan temperaturas justo por encima de -273,15 grados Celsius, el punto en el cual los átomos teóricamente deberían dejar de moverse por completo. Esta es la primera vez que los BEC se han producido en órbita.
En la instalación de la NASA, primera de su tipo en el espacio, los átomos se enfrían a aproximadamente 10 mil millonésimas de grado por encima del cero absoluto, o alrededor de 10 mil millones de veces más frías que la temperatura promedio del espacio profundo.
A esas temperaturas los átomos se comportan de maneras extrañas, lo que permite a los científicos investigar la naturaleza fundamental de la materia.
En la Tierra existen muchos experimentos BEC, pero en la Estación Espacial Internacional, libres de la atracción de la gravedad, se podrán observar BEC durante más tiempo de lo que es posible en nuestro planeta y alcanzar temperaturas aún más frías de lo que normalmente se logra en superficie, asegura Robert Thompson, autor del estudio.
La investigación permitirá a los científicos resolver algunos de los mayores misterios del universo, como comprender la naturaleza de la materia y la energía oscuras, además de resolver el desacuerdo entre la mecánica cuántica y la teoría de la gravedad.
También puede tener aplicaciones prácticas, como la mejora de las tecnologías de reloj atómico que se utilizan en la navegación de naves espaciales.
Washington, 31 julio 2018
Crónica Digital /PL