La visita de un grupo de parlamentarios alemanes devolvió el carácter noticioso a la tristemente célebre Colonia Dignidad, Chile, con el ofrecimiento de ayuda económica a sus víctimas.
La cinta, de Florian Gallenberger, llegó hasta la propia sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania en 2015, y cambió la percepción que existía en cuanto a la responsabilidad en torno al antiguo asentamiento de colonos teutones.
A nivel de taquilla, Colonia, su nombre original, pasó casi inadvertida, pero su impacto en el tema de los derechos humanos superó las expectativas. Bien lograda, su argumento ríspido y crudo, le impidió recaudaciones importantes.
Gallenberger, en todo caso, y muy en particular la joven Emma Watson, destacaron con orgullo haber contribuido a desentrañar un capítulo sombrío en el nexo germano con el país austral, en una época tenebrosa.
El lugar fue calificado de infierno por integrantes del Bundestag, Michael Brand, de la gobernante Unión Demócrata Cristiano (CDU), Renate Künast (Alianza 90/Los Verdes) y Matthias Bartke (Partido Socialdemócrata/SPD).
Los diputados visitaron Colonia Dignidad y pudieron conversar con testigos claves, algunos que sufrieron vejaciones y torturas en el enclave, donde también el líder de la secta Schaefer cometió abusos sexuales contra menores.
Ubicada a unos 240 kilómetros al sur de Santiago, es uno de los puntos negros en la historia de los sólidos lazos entre Chile y Alemania.
‘Queremos establecer un fondo de ayuda para los afectados. Hay también colonos de entonces que están sin ningún medio económico, después de haber realizado prácticamente trabajos de esclavos por años sin recibir sueldo alguno’, dijo Renate Kunast.
Reveló que igualmente los sobrevivientes de Colonia Dignidad desean crear un memorial, un lugar donde se pueda pensar o reflexionar sobre esta historia, hechos terribles cometidos por Schaefer y sus colaboradores.
En línea con lo que la agrupación de derechos humanos de víctima de Colonia Dignidad ha pedido, los parlamentarios se pronunciaron por levantar un centro de documentación en esos terrenos y recordar a las víctimas chilenas de torturas y de asesinatos.
La delegación del país centroeuropeo sostuvo entrevistas además con el canciller, Roberto Ampuero, numerosos diputados, académicos e investigadores.
Durante la junta militar pinochetista, Schaefer ofreció las instalaciones del enclave a la policía secreta del régimen y según cifras oficiosas, cientos de opositores a la dictadura desaparecieron allí.
Santiago de Chile, 24 agosto 2018
Crónica Digital /PL