Con una puesta en escena notable el Teatro Nacional Chileno está presentando por primera vez en Chile “El presidente” del dramaturgo, escritor y poeta austríaco Thomas Bernhard (1931-1989), el cual se caracterizó por esa reiterativa y ácida crítica hacia su país por haber colaborado con los nazis, en el preludio de la Segunda Guerra Mundial – lo que lo llevó a estar censurado en su nación- sin embargo, Austria reconoció su considerable obra otorgándole el premio nacional de literatura en 1968. Bajo la dirección de Omar Morán y con las actuaciones principales de Catalina Saavedra, Guilherme Sepúlveda y Víctor Montero. Nos sitúan en un Palacio Presidencial, que de pronto, podría corresponder al de cualquier gobernante hispanoamericano, con esos rasgos dictatoriales y lujuriosos, mientras el pueblo entero pide comida y los anarquistas quieren acabar con todo.
Varios miembros del gobierno han resultado muertos por una serie de atentados, pero esta vez le tocó su turno al presidente, el cual sale ileso durante una ceremonia de homenaje a los soldados, no así el Coronel de Ejército y el perro de la primera dama que son asesinados. La esposa del mandatario (Catalina Saavedra) es una histérica que solo se lamente de la muerte de su querida mascota, en tanto, se arregla frente a sus espejos para el funeral del oficial recién muerto, culpando a los pobres, a los artistas y a los anarquistas de querer acabar con el Estado. Ella predica un falso altruismo con su criada a la cual humilla, pero a la vez, le alaba su buen vestir de tela roja que lleva puesto. La empleada es su confidente, la calma e intenta parar el rumor de que es su propio hijo y el del presidente, el principal sospechoso de los atentados. Mientras en el mismo palacio presidencial el mandatario (Guilherme Sepúlveda) con una herida, se relaja con su amanerado masajista, para luego huir no solamente de la casa de gobierno, también del miedo y su mediocridad, sumergiéndose en un mundo de alcohol, abuso y desenfreno con una bella prostituta con dotes de actriz, interpretada por Daniela Castillo, quién se luce en este papel de mucho histrionismo y desplante.
La escenografía es perfecta, recrea dos hileras de columnas dóricas que terminan con grandes puertas con ventanales, una camilla, un escritorio con espejos, un ropero y colgando del cielo dos lámparas de lágrimas, lo suficientes para imaginarnos un palacio de gobierno. La idea de hacer caer uno de los pilares en el centro del escenario, es propicio para el cambio de atmósfera, dónde el mandatario y su íntima amiga, mantienen su violento, destructivo y absurdo romance. Las luces, esos efectos de sonidos como explosión y la música complementan armónicamente esta puesta en escena.
El desprecio a los sirvientes, a los desposeídos, el apego al mando, la política inescrupulosa, la descomposición patética de un matrimonio, la degeneración de un hombre tras el poder, son aspectos que se viven -de comienzo a fin- en esta pieza teatral. Es potente y fácil de digerir, consigue que los asistente se mantenga expectante. Es un relato con atisbos de humor negro y donde esa esfera de poder político queda ridiculizada. No hay peor ciego que él que no quiere ver y aquí hay un presidente inepto sin capacidad de empatizar con su pueblo, con la primera dama y consigo mismo.
“El Presidente”, es una e pieza teatral vigente, donde sin querer las comparaciones con el mundo real se hacen presente, esa distancia entre el que tiene el poder político y económico versus los que se sienten postergados por el sistema y no les queda otra que esa protesta eterna y desgastadora. Se extraña sí, una adaptación más referencial al Chile de hoy, donde los anarquistas podrían haber sido ecologistas. Si bien es cierto que en el segundo acto cuando la prostituta y el presidente tienen su encuentro, estos hacen un buen uso del espacio escénico sin embargo los diálogos se vuelven un poco tediosos. Y así, al igual que una tragedia griega, su excelencia está destinado a su destrucción y de manos de su propio heredero. Entonces, el telón se baja y el público que da con las ganas de ver su muerte.
Ficha Técnica
Dramaturgia Thomas Bernhard
Dirección Omar Morán
Elenco Catalina Saavedra, Víctor Montero, Guilherme Sepúlveda, Carolina Jullian, Daniela Castillo, Gabriela Basauri, Octavio Navarrete, Astrid Roldán, Juan José Acuña.
Asistente de dirección Felipe Zepeda
Música Gepe
Escenografía e Iluminación Rocío Hernández-Vestuarios Elizabeth Pérez-Asesoría de peinados Franklin Sepúlveda
Sala Antonio Varas, Morandé 25, Desde el 17 de Agosto al 29 de Septiembre, 20:00 has
Por Miguel Alvarado Natali
Editor de cultura.
Crónica Digital, Stgo 27 de Agosto 2018