Estados Unidos realiza operaciones en territorio sirio desde 2014, sin el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU ni la anuencia del gobierno sirio, con el argumento de luchar contra el movimiento terrorista Estado Islámico (EI).
La decisión de Rusia de desplegar los S-300, con un alcance de hasta 400 kilómetros y un rango de acción de entre 100 y casi dos kilómetros de altura, busca evitar la acción en Siria de la fuerza aérea israelí a la que responsabilizó con el incidente del IL-20, con saldo de 15 muertos.
El ministerio ruso de Defensa explicó que los aviones sionistas emplearon al aparato de radiolocalización ruso como parapeto, para evitar ser alcanzados por una batería siria de S-200, que finalmente derribó ese avión.
Los S-300, por otro lado, cuentan con la capacidad de identificar y dar seguimiento a los F-22, consideró Igor Korotchenko, director de la revista especializada Defensa Nacional (Natsionalnaya Abarona).
Korotchenko afirmó que tanto los S-300 como los S-400, desplegados por Rusia en torno a su base aérea de Jmeimim, en la provincia siria de Latakia, pueden detectar a los F-22 y a los ultramodernos y costosos cazas de quinta generación F-35B.
Medios de prensa locales se refirieron a un supuesto caso, registrado en septiembre último en Siria, cuando un moderno caza-bombardero ruso SU-35 localizó en pleno vuelo a un F-22, supuestamente invisible para los radares enemigos.
El F-22 ya fue empleado por la aviación norteamericana para operar en zonas bajo control de las fuerzas gubernamentales sirias, recordó el especialista.
Además, de los S-300, el Ministerio ruso de Defensa anunció recientemente que enviaría al país levantino modernas estaciones de lucha radioelectrónica, capaces de silenciar o controlar las señales de armas de gran precisión como los drones y los misiles guiados por láser.
Moscú, 4 de octubre 2018
Crónica Digital /PL