ALTO COMISIONADO DE DERECHOS HUMANOS DE LA ONU SE SUMA AL “PREMIO PERIODISMO, MEMORIA Y DDHH”

El certamen, que busca promover el ejercicio periodístico en el rescate de la memoria y los derechos humanos, ahora contará con el patrocinio de la máxima entidad de Derechos Humanos de la ONU y una nueva categoría centrada en estudiantes. Las postulaciones están abiertas hasta el 31 de octubre

 

La cuarta versión del Premio, organizado por el Museo de la Memoria en colaboración con el Colegio de Periodistas, premiará aquellos trabajos periodísticos relacionados con la promoción y defensa de los  derechos humanos y que hayan sido  publicados entre el 19 de noviembre de 2017 y el 31 de octubre de 2018.

La característica principal de esta nueva versión tiene que ver con el tratamiento  de los derechos humanos en todo su aspecto, ampliando el periodo comprendido entre 1973 y 1990 a la actualidad nacional, en el caso de periodistas.

Además, por primera vez desde su creación, habrá una categoría especial para estudiantes de periodismo de todo el país, iniciativa que busca que alumnos realicen investigaciones periodísticas a partir de las colecciones del Museo, promoviendo su utilización y difusión como una forma de vincular el trabajo de la institución con la formación de jóvenes profesionales. El periodo de investigación de esta categoría será únicamente entre el periodo comprendido entre 1973 y 1990, con el fin de acercar a las nuevas generaciones a la historia reciente de nuestro país.

El premio, que además cuenta con la colaboración del Instituto Vladimir Herzog (Brasil), premiará las categorías de Memoria y Derechos Humanos y  Memoria de los Pueblos Indígenas, materia trabajada por el museo durante este 2018. También se otorgara un premio a la trayectoria periodística. Podrán postular al certamen trabajos en formato escrito, audiovisual (televisión y radio) y digital.

Los trabajos presentados deben haber sido publicados entre el 19 de noviembre de 2017 y 31 de octubre de 2018. Estos serán evaluados por Marcia Scantlebury, periodista y directora del Museo de la Memoria;  Margarita Pastene, Presidenta del Colegio de Periodistas; Sergio Campos, Premio Nacional de Periodismo 2011;  María Eugenia Moreno, periodista y docente de la PUCV; Lucía Sepúlveda, miembro de la Comisión Ética Contra la Tortura y coordinadora de Derechos Humanos del Colegio; y los periodistas  Javier Rebolledo y Fernando Paulsen.

La premiación se llevará a cabo el 10 de diciembre, día de la conmemoración de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de las Naciones Unidas. Más información y bases en: http://premioperiodismo.museodelamemoria.cl/

Santiago de Chile, 18 de octubre 2018
Crónica Digital

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Por Alexis Ceballos: LOS HIJOS DEL NO

Jue Oct 18 , 2018
Dos semanas han pasado desde la conmemoración del Plebiscito de 1988 y el triunfo del “NO”, convertido prácticamente en una marca país. Todos los partidos de la izquierda y la centroizquierda lo celebraron, además de un centenar de organizaciones de la sociedad civil. Hasta la derecha instalada en La Moneda y los nuevos cachorros de la vida política chilena, los frenteamplistas, quisieron aprovechar la fecha para obtener réditos políticos de sus discursos e imaginarios usando ese gran evento, a estas alturas ya no político, sino social y cultural de poco más de la mitad de un país que se propuso acabar con la siniestra dictadura militar de ese personaje demasiado conocido como para volver a mencionar. El 5 de Octubre pasado sirvió por trigésima vez para que todos sus exprotagonistas volvieran a la palestra de los medios a decir algo, aunque fuese agobiantemente repetitivo, como dicen algunos, encapsulados en el tiempo y el espacio. La cobertura fue total. Sin embargo nadie, o muy pocos, repararon en otros igual o casi tan importantes como ellos. Me refiero a toda esa generación, a la cual pertenezco, y es aquella que podría denominarse hoy como los hijos del NO. Fuimos miles que el 5 de octubre de 1988 salimos a las calles arrastrados por nuestros padres a celebrar algo que no entendíamos muy bien de qué se trataba, pero que sabíamos que era algo bueno. Tenía que serlo. Por algo el júbilo era gigantesco y generalizado y los adultos hablaban con la parsimonia de quien ha cambiado la historia, o al menos la propia historia. Con los años aprendimos de qué se trataba el tema, especialmente nosotros, esa generación que nacimos en dictadura, fuimos criados durante esa transición y nos volvimos adultos en democracia. Puede haber sido, probablemente, más complejo de lo que aparentemente hoy se ve. Complejo en el sentido que de repente se abría un mundo nuevo. De los ochenta a los noventa se produjo un cambio radical en nuestras vidas donde cambiaba velozmente su forma de mirar y entender el mundo, abriéndose nuevos horizontes, pero a su vez con esa cuota de miedo lógica de haber vivido una situación traumática, que queda marcada como un tatuaje en la piel, que es normal y entendible. Vivimos en carne propia el exitismo rampante casi obligatorio en nuestras vidas, donde no se nos toleraban errores, provisto por esa nueva realidad donde el neoliberalismo y el capitalismo inundó nuestras vidas sin posibilidad de réplica. De la mano con ese nuevo crecimiento aparecieron cosas que en nuestra infancia no existieron: celulares, internet, avances tecnológicos que no siempre entendimos pero que aprendimos a incorporar de forma gradual, desde luego, de una forma más lenta que el resto de paises desarrollados. O quizá hasta más rápido. Nos tocó vivir cambios en los paradigmas históricamente tradicionales con vértigo, que a ratos cortaba la respiración. Políticamente, nuestra generación se enfrentó a una historia de cierta sobriedad gracias a la imagen de Presidentes como Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Ricardo […]

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