Las imágenes viajaron a bordo del buque hasta Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Allí fueron copiadas en discos duros externos y luego se resguardaron en una valija diplomática que porta consigo el Capitán de Navío Gonzalo Prieto, agregado de Defensa de la embajada argentina en esa nación.
Hay mucha expectativa sobre todo de los familiares de los 44 oficiales que viajaban en el submarino con estas instantáneas que permitirán descifrar qué pudo haber sucedido con la mole de hierro, que prestaba servicio a la Armada desde 1985.
Tras su hallazgo el pasado 17 de noviembre, el vicealmirante José Villán, confirmó que se encuentra exactamente a 907 metros de profundidad y sus partes desprendidas del casco están en un área de 80 por 100 metros.
La ubicación exacta es muy próxima del informe que se diera a conocer el año pasado sobre un evento anómalo singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión, tres horas después de que el submarino perdiera el contacto.
‘Podría haber implosionado cerca del fondo’, confirmó en una rueda de prensa después del hallazgo Enrique Balbi, exvocero de la Armada, quien presentó imágenes a la prensa del sumergible, cuyo casco resistente está en una sola pieza, pero deformado y abollado hacia el interior producto a la presión externa.
Crónica Digital /PL