El gobierno del presidente chileno, Sebastián Piñera ha comprometido al país en una peligrosa aventura política internacional. Al reconocer a un presidente de facto como mandatario de un país soberano, Venezuela, desconocer al presidente legítimo y su institucionalidad democrática, se ha puesto fuera del Derecho Internacional, desconociendo los derechos a la soberanía y la autodeterminación consagradas en la ley y la práctica como criterios y normas de la convivencia internacional.
Con ello La Moneda se ha puesto al margen de la legitimidad democrática , pero también ha erosionado los fundamentos de la arquitectura de la política internacional y las normas diplomáticas que tanto ha costado reconstruir tras la oscura etapa de la dictadura genocida de Pinochet, cuyos cómplices “ pasivos” y directamente activos, parecen haber recuperado la iniciativa en la formulación e imposición de una política internacional subordinada a los intereses y objetivos de la potencia imperial.
Con sus actuaciones “diplomáticas” y las expresiones públicas del propio presidente Piñera, Chile abre el camino a la intervención militar, a una guerra civil en Venezuela, luego de haberse comprometido en el diseño e imposición de un libreto conspirativo, en un bloqueo económico y político, en una campaña internacional, en una ambientación sediciosa, cuyo destino no es otro que el intento de derrocar un gobierno legítimo, desconocer la soberanía democrática popular de un país independiente.
Ese es el problema de fondo y no el reclamo hipócrita sobre el hambre, las necesidades de salud, o la “ crisis humanitaria” del pueblo venezolano.
No podrá quejarse el presidente Sebastián Piñera y su canciller, Roberto Ampuero, o los “cómplices pasivos” de la derecha pinochetista y algunos que posan de ingenuos, de ser enjuiciados por la historia, por sus acciones contra la democracia, la libertad, la soberanía nacional, contra el derecho a la no intervención, en Venezuela.
Esta es una política y acción, sin duda, deleznables. Y los que la ejecutan, se hacen parte de un delito internacional, cómplices de una acción criminal, por lo cual deberán responder ante la ciudadanía nacional y el Derecho Internacional.
Las lecciones de la historia no debieran ser olvidadas en Palacio, en medio de la embriaguez belicosa y totalitaria que a ratos parece fluir de los ventanales y en salones de La Moneda.
Cuando Piñera, las emprendía verbalmente, en medio de la demagogia electoralista de su candidatura,, contra los “cómplices pasivos” de la dictadura de Augusto Pinochet, parecía condenar el golpismo en Chile, que llevaron a la muerte de miles de chilenos, al paso por campos de concentración y centros de torturas y al exilio a cientos de miles de chilenos.
Pero hoy constatamos que era un mero recurso mediático oportunista.
Hoy está avalando, con su política práctica, al Golpe de Estado, la intervención militar extranjera, en un nuevo diseño , en la época de las fake news, de la locura de Trump, con un diseño modernizado del mismo libreto antidemocrático puesto en práctica contra Chile en los años 70, los que condujeron a l baño de sangre de la dictadura de Augusto Pinochet y la muerte del presidente constitucional .
En 1973, muchos de los actuales ministros y altos funcionarios de su gobierno, de los altos cargos de los partidos derechistas y de los grandes empresarios, participaron en la satanización del gobierno y la persona de Salvador Allende, aplaudieron y brindaron con champagne el asalto a La Moneda, y la tortura, degollamiento, violaciones, campos de concentración y el exilio de miles y miles de ciudadanos demócratas chilenos.
Muchos de los que en 1973, pregonaron desde la conspiración antidemocrática, la supuesta falta de legitimidad democrática del gobierno legítimo de Salvador Allende, hoy proclaman los mismos argumentos para desconocer al gobierno del presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro.
Ayer dejaron en manos de los generales golpistas y sedientos de sangre, la “reconstitución “ de la institucionalidad democrática, debilitada por el “desgobierno” y el caos económico que ellos mismos se encargaron de provocar . Hoy ya deben estar listos los jefes de las tropas de ocupación yanquis para hacer lo que hicieron los Pinochet, los Manuel Contreras, los Krassnoff y otros criminales de guerra, en el Chile de la dictadura.
En los hechos la política “diplomática” del gobierno Piñera se ha convertido hace tiempo, en cómplice, portavoz y servidora, de quienes han desatado la conspiración en Venezuela. Ha aceptado y participado con total entusiasmo- e impudicia- en los órganos como el Grupo de Lima, en la OEA, y otros aquelarres , en las diversas etapas de la puesta en ejecución de la estrategia golpista, en la aceptación de la sedición boicot, bloqueo, sabotaje, mercado negro, acciones insurgentes, atentados criminales e intentos de magnicidio, provocaciones diplomáticas e internacionales y ha otorgado “legitimidad” a la intervención extranjera, a los preparativos de una insurrección terrorista , para culminar en estos días con una ofensiva para derrocar por la fuerza a un gobierno legítimo.
De nada han valido los llamados, urgentes a un verdadero diálogo, hechos por Naciones Unidas y hasta por el Papa Francisco, China y Rusia el rechazo al intervencionismo estadounidense.
La oposición venezolana y los gobiernos subordinados a la estrategia impuesta por la Casa Blanca de Donald Trump se niegan a buscar una salida a la inocultable situación crítica en Venezuela y llevan las cosas a un punto sin retorno.
El reconocimiento por Piñera de Juan Guaidó como presidente de Venezuela, y .desconocimiento de la legitimidad de Maduro, como el gobernante democráticamente elegido por los ciudadanos, no es mero payaseo que se una a la grotesca ofensa diplomática de no invitar a una ceremonia oficial en La Moneda al embajador de Venezuela en Chile, Arévalo Méndez.
El presidente de Chile, ha tomado partido en una conspiración sediciosa en plena marcha, cuyo componente sangriento no parece detenerse por parte de sus diseñadores y agitadores.
No debería extrañar a nadie que el presidente Nicolás Maduro ejerciera su derecho a la autodefensa de la democracia y su autoridad en el país y que las Fuerzas armadas y policiales, los ciudadanos, adoptaron las previsiones necesarias para rechazar y detener la sedición.
De los hechos que se sucedan son responsables en primer lugar los que han estado años en la preparación de su revancha política y social. Y también quienes no solo han estado avivándoles la cueca, sino que financiando, entrenando, apoyando y justificando sus objetivos.
Los demócratas chilenos debieran responder con mayor energía y masividad al peligro que se alza contra o Venezuela y otros gobiernos y proyectos democráticos en la región y el país. No se puede dejar las manos libres a los conspiradores y defender a todo trance la democracia, y los derechos a la soberanía nacional, a la no intervención en los asuntos internos de cada país y la autodeterminación democrática de los pueblos. Estas son las bases de una convivencia normal y fundamento de la estabilidad política, orden y paz social.
En La Moneda no debieran olvidar- ni mucho menos eludir- las consecuencias de violentar la democracia, los Derechos Humanos y el costo que todavía siguen teniendo esos hechos, en la historia y la realidad socio política del país.
Y los sectores democráticos no deben olvidar tampoco las trágicas consecuencias de no haber sabido reaccionar a tiempo frente al golpismo.
Santiago de Chile, 25 de enero 2019
Crónica Digital
MARCELITO PENDEJITO, no te curas todavía del cáncer comunista que te corroe. Claro, le debes TODO a la mafia comunista chilena, lameculos del imperialismo ruso en Sudamérica. De la nada te hicieron «periodista». Le dieron pega porque chupap… como tú ya no quedan. Esa mafia te enseñó que si un dictador es comunista, ES BUENO, y sin verguenza ninguna atacas con mentiras marxistas a mi amigo el Presidente Piñera. Amigo porque es igual de anticomunista como yo, revelador de las mentiras con las cuales ustedes maman del poder capitalista en el Congreso nacional. Para que te enteres:
1. MADURO no es un presidente legìtimo toda vez que ganó unas «elecciones» amañadas, con todos los líderes de oposición, o presos o inhabilitados. Desde entonces la opinión púiblica condenó el resultado fraudulento.
2. Ni los chavistas creen y respetan a Maduros porque en lugar de mejorar la vida de los pobres, la ha transformado en un martirio de colas interminables para conseguir comida. !Como en el Chile de Allende!
3. Maduro se ha gastado 350 mil millones de dólares comprando consciencias por medio del petróleo. Comprando armas RUSAS para invadir América Latina por mandato de sus amos los Castro de Cuba. Y no me vengas con el cuento cubano del BLOQUEO también para Venezuela.
4. Tus cuentos de camino en cuanto a Maduro han sido refutados por 70 países que reconocen al Presidente de la Asamblea Nacional JUAN GUAIDO como legítimo Presidente interino. Lo mismo el Parlamento Europeo votando hasta los socialistas en contra del peculiar socialismo bolivariano.
5. El socialismo bolivariano es el mejor ejemplo de como se construye EL FASCISMO: el líder se hace de todo el poder; manipula sin verguenza al Poder legislativo y al Poder Judicial. Maduro ordena detenciones, allanamientos, ordena a los fiscales y los jueces. Persigue y apresa a los periodistas. Los tres poderes más la opinión pública están conculados por el dictador que tanto amas. !Ah! y no me contestes acusándome de ser agente de la CIA, que ya lo hicieron tus amos en exilio de Suecia, quedándo en el mayor de los ridículos.
Esto es ridículo. La elección que dio por ganador a Maduro es irreprochable porque fue a) monitoreada por una comisión internacional que incluyó al presidente Carter y b) controlada por métodos electrónicos que garantizan la imposibilidad de ser manipuladas. El segundo factor simplemente no permite la manipulación externa de los datos. Cada vez que se le pregunta a representantes de la oposición acerca de cómo pueden probar que la elección fue manipulada hablan cuando mucho de que los resultados «no son creibles» sin mayor prueba al respecto. Simplemente no se conforman con la derrota.