Uno de los terroristas de ultraderecha que participó en el atentado en contra de dos mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, que provocó una gran cantidad de muertos, dejo un manifiesto en el que expone su “pensamiento”. Brenton Tarrant señaló que los ataques se realizaron “para demostrarles a los invasores que nuestras tierras nunca serán sus tierras, nuestras tierras son nuestras y, mientras el hombre blanco aún viva, NUNCA conquistarán nuestras tierras y nunca reemplazarán a nuestra gente”. Añadió que no siente remordimientos y que “solo desearía haber matado a más invasores, y también a más traidores”. Asimismo, expresó su simpatía por el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump: “¿Como símbolo de la renovada identidad blanca y propósito común? Por supuesto”…
Lo que más llamó la atención de los medios de comunicación el mundo fue una de sus frases: “Debemos garantizar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños blancos”. Pero no son creación original del terrorista. Y en ellas se encuentra la clave de la inspiración ideológica del atentado.
En el mundo del “supremacismo blanco” son conocidas como las “fourteen words” (las “catorce palabras”): “We must secure the existence of our people and a future for white children”. Es decir: “Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos”. Su autor fue David Eden Lane un estadounidense que es uno de los principales referentes de las corrientes del “supremacismo blanco”. Fue uno de los fundadores del grupo terrorista “The Order”. Murió el 2007 de un ataque de epilepsia mientras cumplía una condena de 190 años en una prisión federal en Indiana.
Su febril carrera en las filas de la ultraderecha comenzó en la John Birch Society, entidad ultraconservadora que se caracterizó por su oposición al movimiento por los derechos civiles, su postura contraria a la inmigración y a la filiación estadounidense a las Naciones Unidas. En 1979 se convirtió en organizador de la unidad de Denver de los Caballeros del Ku Klux Klan, tradicional grupo supremacista, y un par de años después fue el organizador en el Estado de Colorado de las Aryan Nations. Por esos días logró notoriedad con la distribución de miles de copias de su folleto “La Muerte de la Raza Blanca”.
En 1983, junto a otros nueve sujetos, formaron “The Orden”, grupo que se proponía “la liberación de nuestro pueblo de los judíos y la victoria total de la raza aria”. El grupo fue acusado de robar más de 4 millones de dólares en asaltos armados, asesinar dos personas, detonar bombas, organizar campos de entrenamiento militar y cometer otros numerosos crímenes.
Lane fue detenido y condenado a 190 años por crímenes tales como robo y asesinato. Fue capturado a fines de marzo de 1985 en Carolina del Norte. Mientras estaba en la prisión, siguió siendo un referente influyente del movimiento supremacista blanco, con la publicación de textos y libros. Junto con su esposa y Ron McVan formó en Idaho una editorial llamada, precisamente, 14 palabras.
Lane pensaba que la supremacía de la “raza blanca” era fundamental para el desarrollo “natural” de las sociedades. En ese sentido, era partidario del “supremacismo blanco”, idea racista que sostiene que las personas blancas son superiores a las personas de otras razas, y que, por tanto, las personas blancas deben ser dominantes. Por otro lado, creía que las naciones blancas deberían eliminar a quienes fuesen una amenaza para su pureza racial, incluyendo los blancos que fueran “traidores a su raza”. Por ello, también se le asocia al llamado “nacionalismo blanco”: un tipo de “nacionalismo” que sostiene la creencia que, puesto que los blancos son una raza, se debe preservar una identidad nacional blanca.
Las “14 palabras” de Lane fueron inspiradas por un texto del libro de Adolf Hitler “Mein Kampf”: “Aquello por lo que debemos luchar es para asegurar la existencia y reproducción de nuestra raza y de nuestro pueblo; el sustento de nuestros hijos y la pureza de nuestra sangre; la libertad e independencia de la patria, para que nuestro pueblo pueda llegar a cumplir la misión reservada por el Creador del Universo. Todo pensamiento y toda idea, toda doctrina y todo conocimiento, deben servir a ese propósito. Todo debe ser examinado bajo ese punto de vista y utilizado o rechazado de acuerdo a su utilidad”.
El delirio de Lane dio un salto adelante cuando, tras crear las “14 palabras”, inventó los “88 preceptos”. Algunos de ellos: “De acuerdo con las leyes de la naturaleza, no hay nada más correcto que la preservación de la raza”; “La raza blanca ha sufrido las invasiones y la brutalidad de África y de Asia durante varios milenios”; “Un pueblo que deja que gentes de otras razas vivan en su seno va a perecer, porque el resultado inevitable de la integración racial es la reproducción interracial, lo que destruye las características de la existencia de una raza”; “Una raza no puede indefinidamente continuar su existencia sin imperativos territoriales en los que ella se pueda propagar, protegerse y promoverse”; “Debemos odiar a aquellos miembros de nuestra raza que nos traicionan, a nosotros y a nuestras naciones. Debemos odiar a todos los pueblos que destruyan nuestra cultura”; “El concepto de una sociedad multirracial viola todas las leyes de la naturaleza para la preservación de una especie”; “El concepto de igualdad está desmentido por todas las evidencias de la naturaleza”.
Si se revisa el “manifiesto” del terrorista del ataque en Nueva Zelanda y se le compara con los “88 preceptos” no queda duda cual fue la fuente de inspiración “ideológica” del criminal.
Según consignó la BBC de Londres, Ian Stephen, psicólogo clínico forense, manifestó que el “manifiesto” es “uno de los documentos más temibles que haya leído nunca”. Indicó: “Es un hombre del todo enajenado y la personalidad es bastante psicópata”.
Los psicópatas que en los Estados Unidos y otros países del denominado “Primer Mundo” se identifican con las ideas del supremacismo blanco se han sentido envalentonados con el avance de la ultraderecha en el mundo.
Por Víctor Osorio.
El autor es periodista.
Santiago, 15 de marzo 2019
Crónica Digital.