Tras acusar a los diputados de traicionar la voluntad del 51,8 por ciento de los británicos que en 2016 votaron a favor de romper con la UE, May anunció que seguirá insistiendo para que el Parlamento apruebe el acuerdo incialmente pactado entre Londres y Bruselas para consumar el divorcio dentro de nueve días.
La jefa del gobierno británico está obligada, no obstante, a introducir algún cambio sustantivo a su plan de salida, pues el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, le advirtió esta semana que no aceptará votar tres veces por la misma moción.
El principal obstáculo para la consumación del Brexit es una cláusula que pretende impedir el establecimiento de una frontera dura entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Con el llamado backstop, que la UE asegura tendrá un carácter temporal, el territorio norirlandés seguiría bajo las regulaciones aduanales y comerciales europeas hasta tanto el ambas partes firmen un nuevo acuerdo, pero los euroescépticos británicos alegan que salvaguarda los mantendrá atados para siempre al bloque.
En caso de que la alianza se niegue a conceder el aplazamiento solicitado por May, quien el jueves viajará a Bruselas para participar en una cumbre europea, el Reino Unido tendría que abandonar el bloque el 29 de marzo, con o sin acuerdo.
Por otro lado, una extensión más allá del 30 de junio obligaría a los británicos a participar en las elecciones para la Eurocámara previstas para mayo próximo.
Londres, 20 de marzo 2019
Crónica Digital /PL