Cuando por primera vez y en forma exclusiva denunciamos lo que estaba sucediendo en la división de inversiones del ministerio de Salud, esperaba sinceramente que más de algún influyente con capacidad de actuar, tomaría en consideración las mismas y obraría en consecuencia. Y así fue, y gracias a eso hoy podemos decir que en nuestro país tenemos un poquito más de transparencia en el accionar público. En ese sentido, felicito la histórica votación obtenida en la Cámara Baja para dar luz verde a la formación de una comisión investigadora, que se aboque a dar a los ciudadanos un poco más de luces acerca de la forma en que se están dilapidando los recursos de todos los chilenos, en el ministerio de Salud.
Pero la contratación irregular en el Hospital de Buin, es sólo una de las tantas aristas que paso a paso hemos ido poniendo en el tapete de la opinión pública. Hay muchas más y siguen apareciendo.
Esta vez, daré un vistazo a las razones que dieron origen a la más curiosa de las acciones penales que hayamos visto en el último tiempo, me refiero a la querella dada a conocer por el periódico electrónico “interferencia.cl en su edición del 13 abril de 2019 presentada por la empresa PRONOVA TECHNOLOGIES S.A., la cual, en rigor, representa la Alianza entre esa empresa y (la muy conocida para mis lectores) INTERSYSTEM, en contra del Subsecretario de Redes Asistenciales Dr. Luis Castillo por el delito de prevaricación.
Lo que pretendo en esta columna, es entregarles mi visión y lectura de lo más interesante de la misma: el trasfondo, el subtexto de la querella la cual, para mayor claridad, adjuntamos completa en el link correspondiente.
En primer lugar y para evitar confusiones, debo aclarar que el titular de esta columna no es real, es sólo una metáfora que curiosamente se vino a mi cabeza después de haber terminado de leer la presentación penal, ya que después de todo lo que hemos visto a través de los distintos medios de comunicación, es más que evidente que el Hospital digital es una obsesión compulsiva (rumiación tal vez), del Ministro y no del Subsecretario. Si alguien duda de lo que digo por favor le invito a mostrarme los artículos de prensa o audio donde cualquiera de los Subsecretarios se refiere a este tema y aquellos en los cuales lo hace el ministro.
Ahora bien, en un contexto literario, hay obsesiones que hasta podrían resultar simpáticas o necesarias, pero lo cierto es que desde el punto de vista clínico, una obsesión es una patología que debe ser tratada toda vez que podría llevar a quien la sufre a cometer actos irracionales que derechamente atenten contra el bienestar común.
Si bien para la diputada Marcela Hernando el Hospital Digital es una caja negra desde el punto de vista de la dilapidación de recursos fiscales para dudosos fines, visión que ciertamente comparto, a mí también me aterra la falta de rigurosidad técnica de un ministro de estado y la pasividad con que los actores relevantes han reaccionado ante este hecho. Resulta preocupante la ausencia del colegio médico en el debate o de otras autoridades que, a pesar de las miles de dudas, han guardado silencio o simplemente se han alejado del tema. Sin embargo, si bien entiendo que el Presidente de la República no tiene por qué saber de salud pública, si sabe de dinero y sin duda tiene las competencias para analizar y pedir cuentas cuando desde todos lados y desde hace meses se viene advirtiendo esta situación. Sin ir más lejos, el 24 de enero de 2019, Felipe Salas y Marcela Jiménez periodistas del diario electrónico “El Mostrador”, afirmaron que “Poder y recursos serán la base del conflicto (entre el ministro y su subsecretario), expresado en un gallito permanente por el plan del Hospital Digital”.
En esa lógica entonces, me resulta curiosa la presentación de esta querella porque, independiente del hecho que este proceso fue públicamente cuestionado ante el Contralor General de la república por la misma Diputada Hernando (la cual pidió incluso que se suspendiera), existían caminos más lógicos para arribar al puerto deseado por cualquier empresa que pierde una licitación; hasta los más neófitos en los procesos de compras públicas, sabemos que para las reclamaciones de este tipo existe el tribunal de compras y es allí donde deben dirigirse las demandas o cuestionamientos toda vez que es el ente jurídicamente empoderado para dar solución a ellas.
Segundo, se supone que con una reclamación de este tipo una empresa buscar reparar el “mal causado”, es decir revertir el proceso en virtud del cual se siente perjudicada. Qué sentido tiene entonces una querella penal por prevaricación contra, muy específicamente, del Subsecretario de Redes Asistenciales, cuando toda persona medianamente involucrada en estos temas sabe que las decisiones relativas acerca del Hospital Digital las toma el ministro en persona (no olvidar que el Hospital Digital está radicado en el gabinete del Ministro) más allá que por cuestiones legales las tenga que firmar el subsecretario; prueba elocuente de ello es lo que se puede leer en la lámina 16 de la PPT que el mismo dio a conocer en la jornada de planificación estratégica del 5 de Enero; allí dice muy claro que “Los siguientes proyectos e iniciativas (de compra) se enviarán durante los meses de enero- febrero a firma del Jefe Gabinete de SRA, a través de las Solicitudes de Compras, para su financiamiento y dar inicio a los procesos de compra respectivos”. La afirmación es clara y categórica: “se enviarán para firma”, es decir, no se les solicitará la elaboración de bases o requisitos ni nada de eso, simplemente serán enviados para que el Subsecretario los firme. A propósito de esto, permítanme recordarles una columna mía del 24 de enero en la cual dije lo siguiente: “ese mismo día en la tarde y con un volumen de voz que remeció las paredes del tercer piso, (el ministro personalmente) ordenó la salida inmediata del Jefe de Gabinete del Subsecretario Dr. Luis Castillo, acusándolo de ser la persona que filtraba informaciones a la prensa”. Eso, además de responsabilizarlo de ser la persona que tenía detenidas las firmas con órdenes de compra, esperando la llegada del Subsecretario.
Tercero, en un documento jurídico de esta naturaleza, se supone que uno centra su atención en las razones que se tuvieron en consideración para perjudicarle y no en denostar a la contraparte porque eso más bien se aprecia como un intento de descalificar públicamente a un tercero legítimo, con el sólo propósito de pasar a primer lugar por las falencias de otro y no por mis propios méritos.
Cuarto, finalmente y ya más en el plano de lo subjetivo, esta demanda parece tener más por objeto pasar una cuenta que resarcir un daño, dar una lección diciendo algo así como: esto te pasa por no haberme adjudicado. El único problema es que tal cual como dice la querella, esta no toca sólo al Subsecretario sino que “…y en contra de todos quienes resulten responsables por la participación que les corresponda en el delito de fraude al fisco…”. Quien sabe, podría estar el propio ministro entre los que resulten responsables y sin lugar a dudas estarán todos aquellos que tuvieron participación tanto en la comisión técnica como los que hicieron la gran compra. Ese es el problema, no se sabe hasta dónde podría llegar el etc. porque – nuevamente – citando textualmente lo señalado en la querella: “…en el presente caso estamos frente a un contexto de irregularidades en el marco de compras públicas, en el que existe un altísimo monto de recursos fiscales involucrados,…”.
No obstante lo anterior y muy a pesar de todo esto, mi opinión es que el Subsecretario simplemente no debió haber adjudicado esa gran compra porque el proceso entero nació viciado y así se hizo ver responsablemente a las autoridades antes de que la adjudicación se concretara. Tal vez hubo presiones, tal vez hubo llamados, tal vez se pensó que había que dar señales de coherencia y no generar más ruidos a la agenda del ministro; puede ser, todo puede ser. Sin embargo el Reglamento Orgánico del Ministerio de Salud, establece en su artículo 28 que: el Subsecretario de Redes Asistenciales es el Jefe superior de la Subsecretaría de Redes Asistenciales y va siendo hora de que asuma su rol con la responsabilidad que amerita, porque las licitaciones han continuado, las contrataciones continúan, la compra de equipos sigue su curso y no se puede esperar un buen resultado de una obra que empezó mal hecha. Esa y no otra es mi mayor crítica al mal llamado Hospital Digital: es una obra que no pasará de ser un mal boceto escolar porque no tiene pilares ni sustento técnico.
ver querella aquí
Por Francisco González
Santiago de Chile, 15 de abril 2019
Crónica Digital
Luis Castillo es protegido de Piñera y no le va a pasar nada , tal vez lo nombren como otros perdedores como embajador en tombuctú con 20 millones mensuales + viáticos