BACHELET 2014-2018 ¿QUÉ FUE, QUÉ PASÓ?

En ciento treinta y seis páginas, divididas en tres partes: Una entrevista a Juan Andrés Lagos, integrante de La Comisión Política del Partido Comunista, un texto de Marcel Garcés, actual director de Crónica Digital, para terminar con siete comentarios de importantes actores de la izquierda chilena, el libro que queda en manos de los lectores, es una invitación a conversar sobre el Chile que vivimos.

Se trata de un texto donde el análisis político está en el centro de la discusión.   Para Lagos, el gobierno de La Nueva Mayoría, no puede escapar a una mirada amplia, donde los inicios de la transición a la democracia “débil y fragmentada” en sus palabras, cuyo marco de operación eran los llamados “consensos y la justicia en la medida de lo posible”.   Son parte de un telón de fondo, de una escenografía instalada, pensando muy poco en los espectadores. En ese sentido, el segundo gobierno de la presidenta Bachelet: es un quiebre de tendencia.

Según Juan Andrés, las movilizaciones estudiantes del año 2011, sumado a un conjunto de malestares sociales acumulados, permiten fracturar en parte la arquitectura política neoliberal, entendida como pos-dictadura, democracia-protegida o de los consensos.   En una categoría más profunda (la interpretación es personal y no se desprende del libro) se comienza a cuestionar todavía de modo tibio, la colonización económica, legal y cultural de los estados nacionales con sus instituciones, en apariencia democráticas.

La alianza que se configura al alero de la figura de Bachelet, logrando unir a la ex-concertación y el Partido comunista, obtiene una victoria contundente, alcanzando mayoría en el parlamento, cuestión impensada en la lógica binominal. Sin embargo como constatan Lagos y Garcés, los esfuerzos de la derecha por resquebrajar el conglomerado, sumado al boicot experimentado por el gobierno desde sus propias filas, eso que la propia presidenta llamó “fuego amigo”.  Fue mermando la capacidad de direccionar el proceso a un fin distinto del que tuvo.

En los hechos y mirado desde la izquierda, los comunistas chilenos intentaron plasmar algo semejante a lo que se conoció en la Italia de los setenta, de la mano de Enrico Belinguer, (Secretario General del Partido Comunista Italiano 1972-1981)  como el compromiso histórico, alianza que buscó la unidad entre democristianos, socialistas y comunistas, para cerrar el paso a los posibles intentos autoritarios y neofascistas que asolaban en aquella época el continente europeo.   Hasta aquí la referencia.

Para Javiera Toro, Presidenta del Partido Comunes del FA, a partir del texto se abre una discusión dentro de las izquierdas, incluyendo la idea del nuevo ciclo de reformas, dañada en su eje, con el retorno de Sebastián Piñera y sus políticas restauradoras.

Sin duda el gran vacío de la Nueva Mayoría, fue su incapacidad de profundizar los contenidos políticos de la alianza. Quedando reducida a la propia figura de la presidenta y su apoyo electoral.   En paralelo y guardando las diferencias, la derecha chilena ha vivido un proceso parecido, al alero de la figura de Sebastián Piñera, que tiende a gobernar con sus amigos, su familia. En su segundo mandato se ha visto un orden mayor, pero el personalismo del presidente, su incontinencia verbal, su megalomanía en busca de inscribirse en la historia, lo ha llevado a cometer errores colosales, en el ámbito internacional como en el frente interno.

[Un paréntesis]

Mientras se escribe este comentario, La Democracia Cristiana, abre la puerta con su apoyo a uno de los elementos centrales del gobierno de derecha como es: rebajar los impuestos a los sectores más pudientes de la sociedad.   Con ello se genera un manto de dudas, sobre la posibilidad de re-construir una alianza que enfrente a los sectores más conservadores.  A nivel internacional, la detención en la embajada de Ecuador del periodista y fundador de Wikileaks Julian Assange, es un nuevo atentado contra el Derecho Internacional, ahora a la condición de refugiado.   De la mano de EE.UU, junto a sus aliados ingleses y con la anuencia del presidente ecuatoriano Lenin Moreno, se formula a nivel global, una amenaza directa a los medios de comunicación independientes, con su legítimo derecho de informar.   Hace pocos días, el gobierno de Chile recibió la visita del Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, quién se permitió insultar desde nuestro país, al principal socio comercial que tenemos: China.   La respuesta no se hizo esperar -y en el mismo tono- respondió el embajador chino Xu Bu. Incluso los empresarios nacionales, recurriendo al saber popular advirtieron que no había que entrometerse “en peleas de perros grandes”. Tendremos que agradecer al Canciller Ampuero, su capacidad de traer frente «al mar que tranquilo nos baña» un conflicto internacional. [Cierro paréntesis]

La discusión se viene dando en un escenario agitado. Bachelet 2014-2018, nos exhibe una sociedad chilena tensionada por dos corrientes poderosas, una que exige cambios estructurales, derechos sociales, mayor responsabilidad medioambiental e igualdad de género -y otra que cree- que las fuerzas del mercado, tienden a resolver todas esas contradicciones, sin necesidad de alterar lo ya existente, sin ver cuestionado su propio sentido del negocio.  Las formas como tales corrientes se expresan, recorren todo el espectro político con variedad de intensidades, como hecho de la causa, quienes han intentado resolver dicha contradicción desde el centro, tanto desde la izquierda como desde la vertiente cristiana, han ido perdiendo peso real.

Para Juan Antonio Gómez, ex–Ministro de Justicia y Defensa, existen dos temas en el centro de la discusión, uno valórico y otro estructural.   El primero expuesto en la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales.   El segundo, expresado en el principio de gratuidad en educación.   Para el radical Gómez, el valor del gobierno de la Nueva Mayoría, se encuentra en estos componentes.

Todo el cúmulo de argumentaciones que se vierten en el texto, poseen un punto de inflexión que el dirigente comunista Lagos, lo sintetiza de la siguiente manera: “O logramos una convergencia amplia, entre las fuerzas que están por las transformaciones y la profundización democrática, o le dejamos a la derecha, a la oligarquía, el espacio para un nuevo gobierno y el incremento de su representación en el poder municipal, gobiernos regionales, parlamento y poder ejecutivo. Las formas, caminos, contenidos, métodos de esa convergencia, por cierto deben ser patrimonio de todas las fuerzas, sin excluir a nadie”.

El descontento en Chile se extiende… no se sabe dónde irá a parar esa fuerza. Los movimientos sociales, han decidido salir a la calle a exponer sus puntos de vista. El 2011 los estudiantes lograron interpelar a la oposición, abriendo paso a un gobierno como el de la Nueva Mayoría. Hoy, el componente social y político puede jugar un papel de mucha importancia, con el objetivo de recomponer una fuerza heterogénea, capaz de derrotar a la derecha.   Tengo la intuición que para los sectores sociales en resistencia, estas páginas pueden tener otro significado, otros matices que ellos deben ser capaces de exponer.

Por Omar Cid
Escritor
Crónica Digital
Santiago de Chile, 16 de abril de 2019

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