CUBA, EE.UU. Y LOS OÍDOS SORDOS DE LA ADMINISTRACIÓN TRUMP

Por Martha Andrés Román

La adopción por parte del Gobierno de Donald Trump de más medidas contra Cuba, dio nuevas muestras de que la actual administración hace oídos sordos a los criterios de muchos sectores estadounidenses y de aliados foráneos.

 

Ni las opiniones de diversos legisladores, ni los análisis de organizaciones interesadas en promover el acercamiento a la isla caribeña, ni las peticiones y advertencias de la Unión Europea (UE) hicieron desistir al ejecutivo del republicano de aplicar el Título III de la controvertida Ley Helms-Burton.

Esa sección de la normativa aprobada en 1996, que muestra el carácter extraterritorial del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington contra el país caribeño hace casi 60 años, permite a nacionales de Estados Unidos demandar a quienes ‘trafiquen’ con ‘propiedades norteamericanas’ en Cuba.

A través de tal mecanismo se incluye la posibilidad de promover una acción en las cortes estadounidenses contra personas y entidades de terceros países que inviertan en el territorio cubano en propiedades nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.

Incluso, en lo que es visto como una contradicción con el derecho internacional, ese acápite otorga autoridad de reclamantes a cubanoamericanos que eran ciudadanos cubanos en el momento en que las propiedades fueron nacionalizadas.

Dados los perjuicios que implicaría esa parte de la ley aprobada en 1996, no solo para Cuba, sino para Estados Unidos y aliados de esta nación como la UE y Canadá, los predecesores de Trump desde William Clinton (1993-2001) evitaron su puesta en práctica con suspensiones que se prorrogaban cada seis meses.

Sin embargo, el actual Gobierno, plegado a las demandas de acérrimos promotores de políticas anticubanas como el senador republicano Marco Rubio, mostró desde enero pasado la intención de permitir por primera vez la puesta en marcha del mencionado título.

La medida, que varias fuentes ven sobre todo como una jugada política en medio de las aspiraciones de Trump de lograr la reelección en 2020, fue anunciada oficialmente por el secretario de Estado, Mike Pompeo, el 17 de abril.

Ese mismo día, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, dio a conocer la próxima implementación de nuevas restricciones contra la isla, las cuales, según consideraron diferentes voces, tendrán un impacto negativo en el pueblo cubano y perjudicarán los propios intereses estadounidenses.

La jornada para realizar tales anuncios no fue casual, pues el 17 de abril de 1961 comenzó la fallida invasión mercenaria por Playa Girón, en la occidental provincia cubana de Matanzas, la cual fue organizada en Estados Unidos y resultó derrotada tras 60 horas de combate.

JUNTO A LOS TÍTULOS III Y IV, MENOS VIAJES Y REMESAS 

Estoy anunciando que la administración de Donald Trump no suspenderá más, a partir del 2 de mayo, el derecho a presentar una acción bajo el Título III, que será aplicado en su totalidad, expresó Pompeo en una comparecencia ante los medios en el Departamento de Estado.

Durante la alocución en la que repitió los ataques y la retórica injerencista frecuentemente usada por el Gobierno norteamericano contra el país caribeño, el jefe de la diplomacia de Trump evidenció que ese acápite busca frenar la inversión extranjera en la isla y, por consiguiente, su desarrollo económico.

Cualquier persona o empresa que haga negocios en Cuba debe prestar atención a este anuncio, manifestó el secretario de Estado, quien les dijo a los inversionistas que son vulnerables a demandas y los llamó a investigar si están conectados con propiedades ‘robadas’.

Pompeo empleó ese término a pesar de que las nacionalizaciones fueron un proceso con apego a la legalidad y al derecho internacional, en el que Estados Unidos se negó a aceptar acuerdos de compensación propuestos por Cuba.

Luego, en un discurso pronunciado en Miami, Florida, ante participantes en la fracasada invasión a Cuba, Bolton dio a conocer que el ejecutivo norteamericano adoptará una más amplia implementación del Título IV de la propia Helms-Burton.

Ese mecanismo permite a Washington negar visas a empresarios extranjeros que participen en inversiones con propiedades nacionalizadas.

Además, el consejero informó que el Departamento del Tesoro implementará cambios para restringir los viajes por razones no familiares a Cuba, lo cual hará más difícil para los norteamericanos visitar la isla vecina.

Los estadounidenses tienen prohibido ir a la mayor de las Antillas como turistas, y solo pueden hacerlo en la actualidad bajo 12 categorías que incluyen los viajes en grupo para el llamado contacto pueblo a pueblo, o con fines culturales y educativos, entre otros.

A ello se une que se impondrán límites a las remesas, pues a pesar de reconocer la importancia de esos envíos para las familias de la nación vecina, el Gobierno de Trump solo autorizará que tengan un monto máximo de mil dólares cada tres meses.

Junto a esas acciones, Bolton dijo que se adicionarán cinco nombres, entre ellos el de la empresa aérea Aerogaviota, a la lista de unas 200 entidades cubanas con las que los ciudadanos norteamericanos tienen prohibido realizar transacciones.

GOLPE PARA MUCHOS 

Las nuevas medidas contra Cuba ‘harán retroceder los intereses estadounidenses en la isla durante años, perjudicarán a las empresas y los viajeros norteamericanos, y a millones de familias que viven allí’, consideró tras los anuncios Collin Laverty, presidente de la compañía de viajes especializados Cuba Educational Travel.

Desde su punto de vista, ‘los únicos ganadores aquí son un puñado de miembros del Congreso y aquellos atrapados en el pasado que los apoyan’.

Un criterio similar tuvo el titular de la coalición Engage Cuba, James Williams, quien sostuvo en un comunicado que Trump tiene esta postura por una sola razón: ‘apaciguar a las personas de línea dura en el sur de la Florida antes de las elecciones de 2020’.

Por su parte, el senador demócrata Tom Udall opinó en la red social Twitter que el Gobierno del republicano una vez más redobla la misma mentalidad de la Guerra Fría que no ha funcionado durante décadas.

Este enfoque obsoleto no sirve a los intereses de Estados Unidos y no servirá al pueblo cubano, añadió el legislador por Nuevo México.

Para otro miembro del partido azul, el congresista Jim McGovern, el anuncio del ejecutivo es ‘simplemente estúpido’ y disminuye el sector privado emergente en Cuba, que la administración de Trump aún dice apoyar.

A su vez, Ben Rhodes, exasesor del expresidente Barack Obama (2009-2017), criticó fuertemente a Rubio por apoyar políticas ‘que impiden a los cubanoamericanos enviar remesas para ayudar a los cubanos en la isla’ y por respaldar ‘los límites en los viajes que devastarán a las pequeñas empresas cubanas’.

‘Ningún senador ha hecho más para dañar al sector privado cubano y al pueblo cubano que Marco Rubio’, sentenció en su cuenta de Twitter.

Fuera de las fronteras estadounidenses, la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini; la comisaria de Comercio, Cecilia Malmstrom; y la canciller canadiense, Chrystia Freeland, criticaron la negativa de la Casa Blanca a suspender el Título III y amenazaron con acudir a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La aplicación extraterritorial de medidas unilaterales sobre Cuba es contraria al derecho internacional. La UE y Canadá estamos dispuestas a trabajar juntas para proteger los intereses de nuestras compañías mediante acciones en la OMC y a través de la prohibición de la ejecución o reconocimiento de sentencias extranjeras basadas en el Título III, advirtieron.

*Corresponsal de Prensa Latina en Estados Unidos.

La Habana, 18 de abril 2019

Crónica Digital /PL

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