¡Cuidado!
Parece una idea desaparecida pero es de aquellas que están siempre a baño María. Porque, en un ambiente de desprestigio de la política, la propuesta de reducir parlamentarios nunca está muerta.
Es de las noticias que viene y van. Es un comodín para sumar cartas de triunfo fácil, cuando se requiera. Y a veces con el populismo suicida de algún parlamentario.
Lo grave es que este recurso que se apoya en el descrédito popular de la política, sirve para hundir más abajo el aprecio a la democracia.
Destruir el edificio en vez de limpiarlo siempre es más espectacular.
Pero aún cuando no hay nada más impopular que defender la existencia y la cantidad de diputados y senadores, nuestra responsabilidad es hacer pedagogía política para cuidar la democracia.
-Tú nos quieres dividir- me respondió Fidel, cuando le pregunté en 1995 por qué no hacía elecciones.
Era un privilegio que me diera confianza y cierto afecto, dada mi poca importancia para los asuntos cubanos. Quizás por eso mismo.
– De seguro usted ganaría al menos la primera elección –
-Pero si tenemos elecciones-Me replicó pedagogicamente.
-Comandante … yo digo elecciones a la antigua, de esas en que se puede elgir entre los de un partido o el otro. Entre una forma de gobierno u otra-
Ahí fue cuando Fidel miró al infinito y juntando las yemas de los dedos como si fuera a rezar me dijo suavecito:
-¡Ah! Pero tú nos quieres dividir-
Es que esa es la “gracia”. Bien dice el diputado PC Daniel Núñez que «aumentar el número de parlamentarios nos permitió una mejor expresión del conjunto de la sociedad chilena. Por tanto hay más democracia y más diversidad». Yo estoy seguro que el problema no está en el número, pero más seguro es que, recortar por darse un gusto en las encuestas, no significará más ni mejor democracia.
Al contrario, entre otras cosas, hay que ampliar, de la mejor y mayor manera, las posibilidades de escoger. Es que al final la “gracia” de la democracia está en la posibilidad de elegir entre los distintos.
Hacerse eco de la popular antipatía que generamos los políticos y en particular los parlamentarios, por razones a veces justificadas y otras no, es de un oportunismo perverso. Y más grave que el gobierno y un sector de derecha lancen al debate público su propuesta inspirados en esa perversidad.
Es cierto que el Presidente Piñera tenía esa propuestas en su programa de gobierno .Pero requiere un debate más amplio respecto a la democracia y verificar si su perfeccionamiento pasa por reducir espacios, atribuciones, dinero, parlamentarios o ninguna de las anteriores.
Siempre habrá una tensión factual entre más o menos democracia y entre cual instrumento la mejora o la debilita. El fondo de la discusión, de eso, está la razón de ser de la democracia. Tener claro para qué existe.
Los problemas de la política son consustanciales a ella misma porque se juega el poder. Basta leer, aunque sea a pedacitos, algo de Lear, Tito Adrónicus, Julio Cesar para aprender de situaciones extremas, dramatizadas, de la relación entre poder, abusos y derechos. La experiencia muestra una proporcionalidad inversa en cuanto a que, si con el poder se quiere bypasear al pueblo, se requiere menos democracia y a la inversa cuando tenemos poco poder luchamos con toda pasión por tener más derechos. Fuimos bolcheviques( en ruso: los de la mayoría)para ganar el poder y cuando lo tomamos gobernamos sin la mayoría. Olvidamos la democracia para poder gobernar sin reclamos. Como me dijo Fidel: sin divisiones.
Por eso un recorte parlamentario es peligro permanente y debe tratarse solo de una manera sitémica. Los més cuidadosos debemos ser los políticos, sean gobernantes u opositores.
Los malabarismos , de esquina con semáforo, para distraer al público, sin la responsabilidad de hacer pedagogía política respecto de la democracia, como lo hacía Recabarren, siembran vientos que cosecharán tempestades por haber soslayado, rehuido, o ignorando, que los graves problemas que tiene la política que no soluciona un recorte y requieren revisar atribuciones, responsabilidades, relaciones de poder gobierno-parlamento, más regulaciones y control de los recursos financieros, participación ciudadana y otros.
Muchos analistas serios han sostenido que nadie ha podido demostrar que disminuir los parlamentarios hace más productivo al congreso ni prestigiaráa la política y no mejoraría la tarea legislativa ni las conductas parlamentarias. Y yo pienso que puede ser lo contrario.
Celebro que al presidente de RN Mario Desbordes, haya dicho que no está para «fuegos artificiales» y que “Si el Presidente Piñera quiere volver al binominal, porque eso es, se termina la diversidad…» pero lo anula RN al anunciar, sin discusión de fondo, que está dispuesto a disminuir.
Chain agrega que “el número de parlamentarios no es un dogma, pero que no retrocedamos en representación, en proporcionalidad, en que no le quitemos al Congreso diversidad…No volver a un sistema binominal encubierto.”
Schilling da en el clavo al colocar la discusión de modo de hacer una reforma en serio de las instituciones.
Ampliemos el debate al régimen presidencial que tiene Chile. Dotemos al parlamento de atribuciones que permita exigirle y no mantenerlo, como hoy, que es un buzón privilegiado, porque recibe proyectos, pero sometido a obedecer la agenda que le coloca el ejecutivo. Hoy sus problemas de improductvidad no se deben a la cantidad de parlamentarios, ni a flojera, ni a corrupción, que no digo que no existan en algunos, sino a la ausencia de atribuciones. Por impopular que resulte eso, debe abordarse en serio.
Se ha supuesto un resultado de una ecuación no estudiada porque el único argumento, no de fondo, es la verdad indiscutible que el pueblo mayoritariamente nos tiene una profunda antipatía basada en una degradación quizás inconsciente del aprecio por la política y por la representación democrática sembrada en Dictadura.
Este debate tenemos que ponerlo al revés.
La degradación del aprecio por la democracia no debe ser usada para abusar contra ella.
El pinochetismo latente en la sociedad chilena, se expresa entre otras cosa por el desprecio a la política y la democracia. Así lo hizo la derecha con su dictadura. ¡Pongan el congreso lo más lejos posible!¡apliquen el binominal que restringe la cantidad de partidos ¡ quítale derechos a los partidos chicos!¡Quítale atribuciones al congreso!
Todas esas formas autoritarias, o los malabares de payaserías de esquina, cuentan con el fértil terreno de la ignorancia política que se sembró por años.
El desprecio vanguardista de los que quieren pensar en nombre de los que, ellos creen, que no piensan, es tentación histórica de izquierdas y derechas. Esa insuficiencia democrática, entre otras cosas, fue una sed latente que promovió el derrumbe del socialismo como modelo político que defendimos con pasión por tantos años. Porque un sistema está condenado si conduce a su pueblo como menor de edad en espera que cuando madure recién podrá elegir sus representantes con verdadera libertad de escoger. Fiodor Burlatsky escribía, en plena Perestroika, que eso no era una anhelo de masas, porque ni Rusia ni la URSS habían conocido ninguna forma de democracia. Pero las masas aprenden de su destino.
Por eso la dictadura de derecha cuando puso a Pinochet en la cabeza, suspendió las eleciones hasta nueva orden. Así, ellos, la derecha, gracias al control militar violentamente represivo, decidirían cuando estaría maduro Chile para que le pueblo pudiera elegir con alguna forma democrática.
Según fuentes de gobierno, el Presidente apuesta al alto respaldo que tendría la iniciativa y la buena recepción ciudadana que generaría, justo en medio del desprestigio que existe en las instituciones políticas.
El Presidente Piñera, que es un demócrata, tiene la oportunidad de abrir el debate completo .
Si los parlamentarios apoyan los recortes y no un debate constitucional de reformas de fondo, estarán abriendo propuestas y fórmulas que, como se basan en la antipatía que genera su propio desprestigio, los diputados y senadores, así no harán más que ayudar a cavar más hondo la tumba en que muchos los quieren enterrar.
Santiago de Chile, 17 de julio 2019
Crónica Digital