El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos abre sus puertas para despedir a José Aldunate Lyon en un velorio ciudadano. La ceremonia se realizará en la explanada de la institución desde las 11.00 a las 20.00 horas de hoy domingo, momento en que el féretro será llevado nuevamente a la Iglesia de San Ignacio.
Desde el Museo se ha adoptado la decisión de abrir sus dependencias para velar a aquellos premios nacionales de Derechos Humanos para que la ciudadanía pueda entregarles su último adiós, siempre y cuando los familiares así lo deseen.
Organiza: Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
Colaboran: Jesuitas Chile y Universidad Alberto Hurtado.
Santiago de Chile, 29 de septiembre 2019
Crónica Digital
Dom Sep 29 , 2019
Por Yadira Cruz Valera Tras la creación de Israel por una resolución de la ONU en 1948, varios países de América Latina lo reconocieron inmediatamente: Nicaragua, Costa Rica, Uruguay, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Venezuela. Un año después lo hicieron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Perú, Ecuador y México, mientras Haití lo reconoció en 1950. Luego del triunfo de la Revolución cubana en 1959, el Gobierno de La Habana lo desconoció, y años después con los nuevos procesos que se sucedieron en Bolivia y Venezuela, terminaron las relaciones con el Estado hebreo. Así con el beneplácito de Estados Unidos y el apoyo de algunas naciones de la región, Tel Aviv se fue posicionando, consolidando sus vínculos con las dictaduras militares del área, cuyos ejércitos se convirtieron en principales receptores de su poderosa industria militar. Según un reporte del movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones publicado en 2018, tan solo de 1976 a 1983 Argentina adquirió el 95 por ciento de las armas a Israel; El Salvador entre 1972 a 1979 compró el 92 por ciento, y Honduras el 81. Desde entonces forjó importantes vínculos con la derecha latinoamericana, al relacionarse no sólo con la venta de armamentos, sino, además, contribuyendo a la formación y entrenamiento de ejércitos y grupos paramilitares, responsables de graves violaciones a los derechos humanos en países como Guatemala, Nicaragua y Colombia. En 1999 la Comisión de la Verdad de Guatemala demostró la relación israelí con el golpe militar que llevó al poder al dictador Efraín Ríos Montt y su participación en la masacre de Dos Erres, pueblo del distrito de El Petén, donde los pobladores fueron aniquilados masivamente. Hace unos años las obras de los periodistas y escritores colombianos Olga Behar y Hernando Calvo Ospina, revelaron la presencia de Israel en la región. En 2012 Behar, junto a su hija, publicó el libro «El caso Klein. Los orígenes del paramilitarismo en Colombia», resultado de una exhaustiva investigación sobre el militar israelí Yair Klein, figura clave en el surgimiento de esas tropas. En una entrevista concedida al diario israelí Maariv y reproducida por el diario El Colombiano en junio de 2000, el exmilitar dijo que había viajado a esa nación por invitación de representantes del gobierno norteamericano. «Estuve en Colombia por invitación de los americanos y punto. Todo lo que los Estados Unidos no pueden hacer, porque le es prohibido (…), lo hace (…) por medio de otros», dijo en esa oportunidad. Calvo Ospina, quien siendo un joven estudiante de periodismo fue secuestrado y torturado por militares ecuatorianos entrenados por los israelíes, se convirtió en uno de los más acuciosos investigadores del paramilitarismo colombiano y sus orígenes. Al ser entrevistado por Prensa Latina al respecto, señaló: «Además de manejar la política y la economía estadounidense, el estado de Israel tuvo una participación nefasta en el continente americano, dos ejemplos concretos son Centroamérica y Colombia». «Pero se debe reconocer, recalcó, que su paso y estadía de México al Cono Sur, fue particularmente como asesores en […]