Como se sabe, la XXV Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, más conocida como COP25, se realizará entre el 2 y 13 de diciembre próximos en el país, específicamente en la comuna de Cerrillos, en el sector poniente de Santiago. Nos parece escandaloso que un evento internacional de esta envergadura, que se ha convocado para diseñar y promover políticas de sustentabilidad, se desarrolle en el territorio en el que se ha perpetrado y se perpetra uno de los más importantes atentados en Chile contra el desarrollo urbano sustentable y se contribuye, cada día que pasa, a la crisis climática que impacta el país y el mundo.
Nos referimos a los llamados “guetos verticales” de la comuna de Estación Central, las edificaciones en altura que durante los últimos años se han multiplicado sin regulación.
Para resistir a estas edificaciones en altura, el 2017 se constituyó el Comité de Defensa, Protección y Desarrollo de Estación Central, formado por vecinas y vecinos de la comuna, que ha trabajado y trabaja en el tema, habiendo logrado que se acreditara la ilegalidad de las construcciones por parte de la Contraloría General de la República.
Estación Central es una comuna que se emplaza en el límite poniente de Santiago Centro; que ocupa una parte relevante de la Alameda, una de las principales arterias viales de la capital; que otorga su domicilio a dos espacios significativos para la conectividad de la Región Metropolitana con el país, el Terminal de Buses Santiago y la Estación Central; y que, pese a ser de reciente creación como comuna, en 1985, recoge la historia y la vida de barrios tradicionales de la ciudad, hoy con importante porcentaje de población de adultos mayores. La comuna alberga además a la USACH (Universidad de Santiago de Chile), una de las principales Casas de Estudios Superiores del Estado.
La grave situación que afecta en forma directa la vida y salud de la comunidad de Estación Central, impacta negativamente al conjunto de la Región Metropolitana, capital de Chile. La gran crisis social y ambiental provocada por los “guetos verticales” no circunscribirá sus efectos solamente a la población local.
Estación Central limita geográficamente con las comunas de Cerrillos (sede la COP 25), Quinta Normal, Santiago, Maipú, Pedro Aguirre Cerda, Pudahuel y Lo Prado, por lo que su población también se verá afectada. Más aún: por la posición geográfica de Estación Central y por albergar arterias relevantes para toda la ciudad, el impacto se extenderá a toda la Región Metropolitana de Santiago.
Por lo tanto, es un error de proporciones suponer que el problema se reduce sólo a la comunidad de Estación Central: es una situación que compromete la responsabilidad del Estado de Chile de garantizar a toda la ciudadanía el respeto a sus derechos y garantías fundamentales.
En una coyuntura en que la ciudadanía ha tomado creciente conciencia de la gran crisis climática y ambiental que afecta a la humanidad, nos provoca preocupación e indignación constatar la negligente pasividad del Gobierno de Chile y el Poder Legislativo, así como de las autoridades municipales, tomando en cuenta que pronunciamientos recientes de la Contraloría General de la República y el Tribunal Constitucional muestran, más allá de toda duda, que se trata de edificaciones que se han construido y se construyen al margen de las normas del ordenamiento jurídico. Sin embargo, las edificaciones no se han paralizado. Se ha hecho caso omiso a dichos dictámenes pasando por encima del Estado de Derecho, puesto que, a pesar de ello, se sigue con las construcciones.
Incluso se ha llegado a señalar públicamente, con desparpajo, que el problema puede ser resuelto por la vía de que las inmobiliarias se abran a otorgar compensaciones económicas a la comunidad. Lo decimos fuerte y claro: no hay compensación económica que pudiera resolver el gigantesco daño social y ambiental que se ha provocado; no existe compensación económica que pueda permitir eludir el único camino legal, que es la demolición de estas edificaciones.
El territorio de Estación Central hasta ahora es “tierra de nadie”. Se persiste en la creación de “guetos verticales”, aprovechando el vacío legal provocado por el abandono de deberes del municipio, que dejó a la comuna por más de nueve años sin un instrumento de planificación territorial racional y adecuado. Todas estas edificaciones se han levantado sin ningún tipo de regulación en lo que se refiere a altura y densidad poblacional.
Nos hemos visto sometidos a una tortura por la brutal intervención de las inmobiliarias. La actividad de construcción de los edificios en altura ha provocado un exceso de ruidos estridentes y polvo en suspensión; la multiplicación de la circulación de camiones de alto tonelaje que destruyen veredas y calzadas, y contribuyen al colapso de las calles, que ya se encuentran superadas en su capacidad por los edificios construidos y habitados, lo que ha traído aparejado el enorme incremento de vehículos estacionados y en tránsito. Lo mismo ocurre en lo que se refiere a la acumulación de basura y escombros. Los “guetos verticales” operativos han provocado el colapso de servicios básicos tales como la red de alcantarillados y suministro de agua potable, la que se encuentra con mínima presión.
También ha colapsado la capacidad de atención de los consultorios de salud, los jardines infantiles y los servicios de locomoción colectiva.
Las estimaciones indican que, cuando terminen de materializarse en nuevos edificios los permisos de construcción aprobados por la Municipalidad, la población comunal a lo menos se triplicará. Considerando el panorama ya existente, no es difícil inferir que nos aproximamos a una catástrofe social y ambiental de enorme envergadura.
Por Luis Valdés. El autor es Ingeniero y directivo del Comité de Defensa, Protección y Desarrollo de Estación Central.
Santiago, 10 de octubre 2019.
Crónica Digital.