La desaceleración prolongada del crecimiento de la productividad constituye, junto con los altos niveles mundiales de deuda, un factor de riesgo económico durante 2020, determinó un estudio del Banco Mundial (BM) disponible hoy.
De acuerdo con la investigación de la entidad, durante los últimos 10 años este indicador exhibe un ritmo decepcionante.
La producción promedio por trabajador en las economías emergentes y en desarrollo, abundó el análisis, es menos de un quinto que la de un obrero en una economía avanzada, y a las naciones de bajos ingresos, las golpea una caída del dos por ciento en esa esfera.
El reporte recordó que entre las economías emergentes y en desarrollo, que tienen un historial de aumentos y caídas en el crecimiento de la productividad, el retroceso del 6,6 por ciento en 2007 a un mínimo del 3,2 por ciento en 2015 ha sido el más pronunciado, más largo y más amplio registrado.
La desaceleración, remarcó el BM, se debe a la disminución de la inversión y las ganancias de eficiencia, a la caída de los dividendos derivados de la reasignación de recursos a sectores más productivos y el enlentecimiento de las mejoras en los impulsores clave de la productividad, como la educación y la calidad institucional.
Por lo tanto, resumió la entidad, se necesitan esfuerzos para estimular la inversión tanto privada como pública, mejorar las habilidades de la fuerza laboral para aumentar la productividad de la empresa y asignar recursos a los sectores más productivos.
También, recomendó, urge priorizar la adopción de tecnología y la innovación, y promover un entorno macroeconómico e institucional favorable al crecimiento.
Washington, 10 enero 2020
Crónica Digital/PL