Por Yolaidy Martínez*
El 2020 avanza con alivio para el comercio mundial gracias a que China y Estados Unidos, tras casi dos años enfrentados, oficializaron la fase inicial de un acuerdo que se espera conlleve a sepultar su peligrosa guerra de tarifas.
Varios meses de negociaciones finalmente desembocaron el 15 de enero último en la rúbrica de un documento, con provisiones precisas para atender las inquietudes de cada lado y satisfactorio en algunas de sus respectivas demandas.
Poco después de que el viceprimer ministro chino, Liu He, y el presidente norteamericano, Donald Trump, sellaran el pacto en Washington, el Gobierno de la nación asiática divulgó en los medios locales su contenido bien detallado en 85 páginas.
En el inicio las partes reconocen el peso de sus nexos económico-comerciales, el interés en potenciarlos apegados a las normas internacionales y la necesidad de solucionar las inquietudes mutuas de forma expedita y constructiva.
Por tanto, establecieron obligaciones y acordaron mecanismos para manejar diferencias vinculadas a la propiedad intelectual, alimentos y productos agrícolas, impulso del comercio, finanzas, moneda y transparencia, transferencia forzada de tecnología, evaluación bilateral y resolución de disputas.
Resalta el compromiso de China a hacer importaciones desde Estados Unidos en los próximos dos años por 200 mil millones de dólares, desglosado en 32 mil millones en productos agrícolas y del mar, casi 78 mil en bienes manufacturados como aeronaves, maquinaria y acero, y 52 mil millones en artículos del sector energético.
También la prohibición y las sanciones al robo de secretos comerciales y cibernéticos, así como las medidas contra todo tipo de falsificación, piratería y violaciones a los derechos de autor.
Otro aspecto significativo son las normas para derribar las trabas al comercio de fórmulas infantiles, carne vacuna, de cerdo, frutos del mar y biotecnología agrícola, al igual que las facilidades a los bancos estadounidenses para suscribir las deudas de empresas chinas e introducir sus servicios.
Las dos potencias, por otro lado, se comprometieron a someterse a los principios del Fondo Monetario Internacional para evitar la manipulación del tipo de cambio y trabajarán juntas en la regulación del mercado de divisas y freno a las devaluaciones destinadas a lograr más competitividad comercial.
Entre otras cuestiones, aceptaron que una puede denunciar a la otra si considera que no respeta lo pactado. De no llegar a un consenso, la queja podrá llegar hasta las máximas autoridades.
Pero no deben aplicarse represalias si se considera que es hecha de «buena fe» y sí podrían abandonar el convenio en caso contrario.
Las cláusulas finales fijan la entrada en vigor del texto a los 30 días después de su rúbrica y los plazos para que ambos lados -previa notificación- puedan introducirle enmiendas e incluso abandonarlo en caso de desavenencia.
El presidente chino, Xi Jinping, llamó a Trump a implementar seriamente el acuerdo y optimizar su impacto positivo, en pos de un progreso aún mayor en la cooperación comercial y económica bilateral.
«Mantener un desarrollo saludable y constante de las relaciones China-Estados Unidos sirve al interés de ambos países y requiere esfuerzos conjuntos (…) China está preparada para trabajar con Estados Unidos en esa dirección. Y me mantendré en contacto cercano con usted personalmente», agregó en un mensaje transmitido a su homólogo poco antes de cerrar el pacto.
De forma general, las dos potencias mostraron complacencia con el documento y hasta planean avanzar hacia su segunda fase, aunque todavía quedan pendientes muchos temas incómodos.
Más allá de la fanfarria de Trump que lo califica de punto a su favor, a juicio de medios especializados China y Estados Unidos se mostraron conscientes de que una guerra comercial es insostenible, contraproducente y lesiva para las respectivas metas de desarrollo.
Según coincidieron, este paso ilustró que ambas naciones se dieron cuenta de las pérdidas y riesgos implícitos del pleito, aun cuando sus economías se mantuvieron a flote durante 22 meses de choque.
El diario China Daily resalta que solo las negociaciones y el compromiso condujeron a desenmarañar una cadena de malentendidos y contradicciones acumuladas desde marzo de 2018 y con momentos de alta tensión.
Considera el deshielo del conflicto la evidencia del interés mutuo en resolver un problema bilateral donde la economía del planeta quedó bajo el fuego cruzado y de persistir el Producto Interno Bruto (PIB) podría ceder 0,8 por ciento, o sea casi 700 mil millones de dólares en 2020.
Mientras, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, lo valora como una señal alentadora que aminorará parte de la incertidumbre mundial y estimulará el crecimiento del PIB chino, el cual cerró 2019 con un auge de 6,1 puntos, el menor en 30 años.
Otros analistas recalcan que como moraleja Estados Unidos debió comprender que su política proteccionista es sinónimo de pobreza, retroceso, desempleo y falta de confianza para los inversores, obligados a posponer miles de proyectos.
El vice primer ministro Liu He abogó porque en lo adelante Beijing y Washington trabajen en conjunto, con un trato respetoso y equitativo, e implementen sin tropiezos el acuerdo comercial de fase uno.
«Se trata de una necesidad urgente y también desempeñará un importante papel en el crecimiento de las relaciones económicas y comerciales bilaterales en el futuro (…) Traerá estable crecimiento, promoverá la paz y la prosperidad del mundo», apuntó Liu.
La acotación surge porque se temía el fracaso del pacto por las tensiones acrecentadas entre Estados Unidos y China, por acciones del primer país destinadas a entrometerse en temas internos del segundo como Hong Kong, Xinjiang, Taiwán y el Tíbet.
Siempre quedará la zozobra en el aire sobre si logran mantenerse sin más contratiempos, pues existe el precedente de anteriores consensos que buscaron un alto a la guerra comercial y luego quedaron en letra muerta por decisión unilateral de la Casa Blanca.
*Corresponsal jefa de Prensa Latina en Beijing
Beijing, 21 de enero 2020
Crónica Digital/PL