Mileva Marić: La teoría de la relatividad y la histórica subordinación de la mujer

Es muy probable que el nombre de Mileva Marić no diga nada a la inmensa mayoría de la sociedad. Fue una de las esposas de Albert Einstein, también científica, y todo indica que contribuyó a los hallazgos de su esposo.  Entonces, estamos frente a otro caso emblemático, en que la subordinación de la mujer en la sociedad se expresa en su invisibilización.

La interpretación patriarcal de la historia de Albert y Mileva pone énfasis en la incerteza del aporte específico de la científica. Sin embargo, a estas alturas ya no hay dudas, por las cartas que la pareja intercambió y por los testimonios recogidos en los libros biográficos sobre la física, de la intensa colaboración de ambos en el campo de la Física desde que se conocieron en 1896, hasta su separación en 1914.

Albert y Mileva se conocieron en la sección de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico de Zúrich en 1896 y todos los testimonios muestran su temprano y estrecho vínculo. Dice “Scientific American” que pasaban “innumerables horas estudiando juntos”, que la mujer era “metódica y organizada”, que contribuyó a que Albert canalizara su energía y “guió sus estudios”, según fluye de las diez cartas de Albert intercambiadas entre 1899 y 1903.

Agrega la publicación: “Al finalizar sus clases en 1900, Mileva y Albert tenían calificaciones similares (4,7 y 4,6, respectivamente), excepto en Física aplicada donde ella obtuvo la máxima puntuación de 5, pero él solo 1. Ella sobresalió en el trabajo experimental, mientras que él no lo hizo. Sin embargo, en el examen oral el profesor Minkowski dio un 11 de 12 a los cuatro estudiantes varones, pero solo 5 a Mileva”. Albert obtuvo el título.

En septiembre de 1900, Albert escribió a Mileva: “Espero con ansias reanudar nuestro nuevo trabajo común. Por ahora deberás continuar con tu investigación –cuán orgulloso estaré de tener a una doctora como esposa mientras yo solo seré un hombre común”. En diciembre de ese año, presentaron un primer artículo sobre la capilaridad firmado solo bajo el nombre de Albert. Sin embargo, ambos se refieren a este trabajo en las cartas como una elaboración común. ¿Por qué apareció firmado sólo por Einstein? Radmila Milentijević publicó en 2015 la biografía más completa de Mileva. Dice que pretendía ayudar a Albert a hacerse un nombre para que pudiera encontrar trabajo y casarse con ella. Dord Krstić en un documentado libro sobre la científica indica además que, por el predominio de prejuicios patriarcales, una publicación co–firmada con una mujer habría tenido un menor peso en la comunidad científica…

El propio Albert Einstein señaló que ambos colaboraron en la relatividad especial en una carta a Mileva el 27 de marzo de 1901: “Cuán feliz y orgulloso estaré cuando los dos juntos llevemos nuestro trabajo sobre el movimiento relativo a una victoriosa conclusión”.

En junio de 1902, Albert logró trabajo en la Oficina de Patentes en Berna. La pareja contrajo matrimonio el 6 de enero de 1903. Mileva asumió tareas domésticas, pero no abandonaron la cooperación científica. “Por la noche, trabajaban juntos, a veces hasta altas horas”, dice “Scientific American”.

El año 1905 Albert publicó cinco artículos: uno sobre el efecto fotoeléctrico (que le llevó al Premio Nobel en 1921), dos sobre el movimiento browniano, uno sobre la relatividad especial y la famosa E = mc2. Hizo comentarios de 21 artículos científicos y presentó su tesis sobre las dimensiones de las moléculas. Peter Michelmore, uno de sus biógrafos, escribió que después de completar el artículo que contenía la base de la relatividad especial, “Mileva revisó el artículo una y otra vez, y luego lo envió”.

A principios de ese año, Mileva escribió a una amiga: “Hace poco terminamos un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido”. Según Evans Harris “la teoría de la relatividad comenzó con la tesis que Mileva escribió (…) cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich”. El efecto fotoeléctrico tendría su origen en los trabajos de Mileva cuando estudiaba en Heidelberg. La teoría del movimiento browniano es producto del pensamiento de Einstein y su interés por la termodinámica, pero Mileva contribuyó con el trabajo matemático, describiendo el movimiento desordenado de las moléculas”.

La BBC de Londres consignó el 2018 que “las 43 cartas entre ellos que se conservan hablan a menudo de ‘nuestros trabajos’ y de ‘nuestra teoría del movimiento relativo’, ‘nuestro punto de vista’ o ‘nuestros artículos’. ‘Durante las vacaciones escolares (…) intercambiaron numerosas cartas en las que Albert se refería constantemente a su colaboración’, explica para el programa Today de BBC 4, Pauline Gagnon, física senior de la Organización Europea para la Investigación Nuclear”.

La pareja hizo por entonces la primera de tres visitas a Serbia. Allí quedaron abundantes testimonios de familiares y amigos respecto de la colaboración de Albert y Mileva en el campo de la Física. El padre de Mileva contó que Mileva le confidenció: “Antes de nuestra partida, terminaremos un importante trabajo científico que dará a conocer a mi esposo en todo el mundo”.

Desanka Trbuhović–Gjurić publicó en 1969 la primera biografía de Mileva en serbio. Cuenta que el hermano de Mileva organizaba reuniones de jóvenes intelectuales. En una de ellas, Albert declaró: “Necesito a mi esposa. Resuelve por mí todos mis problemas matemáticos”.

En 1908, la pareja construyó con Conrad Habicht un voltímetro ultra–sensible. Trbuhović–Gjurić atribuye este trabajo experimental a Mileva y Conrad: “Cuando ambos estuvieron satisfechos, dejaron a Albert la tarea de describir el aparato, ya que él era un experto en patentes”. Fue registrado bajo la patente de Einstein–Habicht. Cuando Habicht cuestionó la decisión de Mileva de no incluir su nombre, ella respondió: “¿Para qué? Los dos somos solo una piedra” (es decir, somos una única entidad).

El primer reconocimiento académico de Einstein se produjo en 1909, cuando logró su primera posición académica en Zúrich. La cooperación de Mileva aún era clave. Así, ocho páginas de las primeras notas de las clases de Albert estaban escritas con su letra. Al igual que una carta redactada en 1910 en respuesta a Max Planck que buscaba la opinión de Albert. Ambos documentos se guardan en los Archivos Albert Einstein.

Un secreto romance de Albert con su prima Elsa Löwenthal, provocó el colapso del vínculo matrimonial. En un último intento de salvar la relación, Einstein colocó las condiciones que siguen a su esposa:

Tendrás que encargarte que: Mi ropa esté siempre ordenada. Se me sirvan tres comidas diarias en mi cuarto. Mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que nadie toque mi escritorio.

Debes renunciar a todo tipo de relaciones personales conmigo, con excepción de aquellas requeridas para el mantenimiento de las apariencias sociales. No debes pedir que: Me siente contigo en casa. Salga contigo o te lleve de viaje.

Debes comprometerte explícitamente a observar los siguientes puntos: No debes esperar afecto de mi parte y no me reprocharás por ello. Debes responder inmediatamente cuando te dirija la palabra. Debes abandonar mi dormitorio y mi estudio en el acto. Prometerás no denigrarme cuando así te lo demande yo ante mis hijos, ya sea de palabra o de obra”.

En 1919, Mileva aceptó el divorcio con una cláusula que indicaba que, si Einstein recibía el Premio Nobel, ella recibiría el dinero. Compró dos pequeños edificios de departamentos y vivió pobremente de sus arriendos. Su hijo Eduard desarrolló esquizofrenia y fue internado. Por los gastos médicos, Mileva perdió todo. Sobrevivió dando lecciones privadas y de la pensión alimenticia que Albert enviaba irregularmente.

En 1925, Albert escribió en su testamento que el Premio Nobel era la herencia de sus hijos. Mileva pensó entonces revelar sus aportes al trabajo de su ex esposo. Radmila Milentijević cita una carta que Albert envió el 24 de octubre de 1925: “Me hiciste reír cuando empezaste a amenazarme con tus recuerdos. ¿Alguna vez has considerado, aunque sea un segundo, que nunca nadie prestaría atención a lo que dices si el hombre del que hablas no hubiese logrado algo importante? Cuando alguien es insignificante, no hay nada más que decirle a esa persona que permanezca modesta y silenciosa. Esto es lo que te aconsejo que hagas”.

Mileva permaneció en silencio, pero su amiga Milana Bota señaló a un periódico serbio en 1929 que debían hablar con ella para averiguar sobre la génesis de la relatividad especial, ya que ella estaba involucrada en su elaboración.

Dord Krstić anota que Mileva habló de esas contribuciones a su madre y a su hermana, y que escribió a sus padrinos explicando cómo siempre había colaborado con Albert y cómo había arruinado su vida, pero les pidió que destruyeran la carta. Su hijo, Hans–Albert contó a Krstić cómo la “colaboración científica entre sus padres continuó en su matrimonio y que recordaba haberlos visto trabajar juntos por las noches en la misma mesa”. Frieda, primera esposa de Hans–Albert, intentó publicar las cartas que Mileva y Albert habían enviado a sus hijos, pero fue bloqueada judicialmente por los albaceas del patrimonio de Einstein, Helen Dukas y Otto Nathan, en un intento de preservar el “mito de Einstein”.

Mileva murió sola y olvidada en 1948.

Todas las evidencias existentes muestran que Mileva Marić y Albert Einstein colaboraron estrechamente desde el tiempo en que eran estudiantes hasta 1914. “Scientific American” dice: “Sin ella, Albert nunca habría tenido éxito. Ella abandonó sus propias aspiraciones, feliz de trabajar con él y contribuir a su éxito, sintiendo que eran una entidad única”.

Edmundo Fayanas escribió un trabajo sobre Mileva en “Nueva Tribuna” de España titulado: “La Historia de una Injusticia”. Señala: “La misógina de Albert Einstein resulta llamativa y por supuesto muy ignorada. Solo se le ensalza su saber científico (…) Tenía un aspecto bonachón a los ojos del mundo y que tenía la cabeza llena de fórmulas, sin embargo, también la tenía llenas de ideas machistas y retrógradas con respecto a las mujeres, cuya valoración siempre era negativa”. Y señala la necesidad de “poner en la historia el papel de Mileva en el desarrollo de la Física y que se sepa el papel tan fundamental que tuvo en la teoría de la relatividad. Además, un toque de atención a los historiadores y prensa de la época que ocultaron el papel de ella y ensalzaron el papel de Albert Einstein”.

Paulina Gagnon dijo a la BBC: “Borrar de la historia de la ciencia a mujeres brillantes como Mileva no ayuda en la labor de demostrar que las mujeres estamos tan capacitadas como los hombres”.

El diario “El País” informó el 6 de septiembre del año pasado que “la reciente valoración del Politécnico de Zúrich para hacer un reconocimiento a Mileva Marić, la primera esposa de Einstein, no solo devuelve a la palestra a esta controvertida figura, sino que pone de relieve las dificultades específicas que tuvieron y tienen las mujeres para ver reconocidas sus aportaciones a las ciencias”. En verdad, su historia muestra las dificultades de la mujer no sólo en el campo científico, sino en la vida general del mundo del patriarcado.

Marie Benedic, abogada de la Universidad de Boston con especialización en los derechos de la mujer, publicó el año pasado una novela biográfica, que rescata la vida de Mileva, que se titula en español: “A la sombra de Einstein”. En octubre de 2019 se estrenó “El Viaje en los Tiempos”, una obra de teatro que es la primera parte del “Proyecto Mileva”, escrita, dirigida y actuada sólo por mujeres de la Compañía Colectivo Homónimo. El trabajo reivindica la memoria de esta brillante científica.

Nuestro homenaje progresista a Mileva y nuestro compromiso que no habrá más olvido.

Por Andrea Condemarin. La autora es Vicepresidenta Nacional del Partido Progresista de Chile.

Santiago, 18 de febrero 2020.

Crónica Digital.

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