La segunda semana del denominado súper marzo, que cierra hoy, trajo a las calles de Chile nuevamente las protestas multitudinarias con una demanda recurrente y en aumento: la renuncia del presidente Sebastián Piñera.
El inicio estuvo centrado en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en la cual el potente movimiento feminista sacó a las calles de esta capital y de otras ciudades a más de un millón de personas, la inmensa mayoría mujeres, en reclamo de la igualdad de derechos y el cese de la violencia de género.
En esta capital una enorme marcha, calculada por el propio gobierno en unas 800 mil personas, no solo expresó en infinidad de lienzos, pancartas y banderas las principales demandas feministas, sino también todos los reclamos del movimiento social en el país, del cual las mujeres son igualmente protagonistas.
A su paso frente al palacio de La Moneda cobró un mayor sentido político, con consignas exigiendo la renuncia del presidente y la entonación por miles de voces del ya tradicional estribillo «Piñera, asesino igual que Pinochet».
El lunes, también convocadas por la Coordinadora Feminista 8M, miles de mujeres volvieron a marchar en esta capital y otras ciudades, como parte de una huelga general respaldada por organizaciones sociales y estudiantiles.
Aunque sin la masividad de la enorme manifestación del domingo, las participantes sí clamaron con igual potencia por cambios sociales en una sociedad machista y patriarcal, e igualdad de derechos y oportunidades.
En la marcha denunciaron las injusticias de que son víctimas, pues las chilenas recibe un salario más de 20 por ciento inferior a los hombres por igual trabajo, así como jubilaciones también inferiores, y en cambio deben pagar más para acceder a créditos bancarios, seguros médicos y seguros de pensiones, por solo citar algunos ejemplos.
El miércoles, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada de Sebastián Piñera a la presidencia, las protestas contra el mandatario cobraron redoblada fuerza durante todo el día con un especial protagonismo de la juventud.
Tal como ocurrió en otras ciudades, En Santiago la ocupación de colegios, el cierre de importantes vías por los manifestantes y la paralización del servicio del Metro en al menos una decena de estaciones por protestas en las afueras y al interior de esas instalaciones caracterizaron la jornada en medio de constantes enfrentamientos con las fuerzas policiales.
Buena parte de estas protestas ocurrieron mientras en el palacio de La Moneda Piñera encabezaba una ceremonia, a la que no asistieron los representantes de los partidos de oposición, en conmemoración de las tres décadas del retorno a la democracia y dos años de su segundo período presidencial.
Un factor común también a lo largo de los siete días fue la desproporcionada represión policial contra los manifestantes, lo que multiplicó las denuncias sobre violaciones de los derechos humanos y los cuestionamientos a las principales autoridades.
En la semana Chile tampoco estuvo ajeno al avance del COVID-19, que acumulaba hasta el viernes 43 casos de contagio confirmados, mientras el gobierno arreció las medidas para evitar la expansión de la enfermedad, que también comienza a causar estragos en la economía, con una histórica pérdida de valor del peso y el peligro de recesión y aumento de la inflación.
Santiago de Chile, 14 de marzo 2020
Crónica Digital /PL