El Grupo de Estudios de Atacama (GEA) tiene como objeto de participación, estudio y propuesta el territorio de Atacama, y casi siempre lo hemos abordado desde la historia. Pero, sin duda, también es nuestra preocupación la vida en la polis regional, el quehacer ciudadano de Atacama. Desde esta óptica, tenemos una reflexión y una propuesta con relación a cómo nos afecta la pandemia COVID–19.
Nos parece que el gobierno ha actuado con mucha tardanza y con cierta ineptitud en la toma de decisiones. El rostro protagónico ha sido el Ministro Mañalich, que en un momento tan complejo de la hora del mundo y Chile ha actuado con arrogancia y torpeza. Su frase “Que pasa si el virus muta y se vuelve buena persona”, es el epítome de lo insólito y la necedad.
En esta crisis de credibilidad de las instituciones, en especial del gobierno, donde la ciudadanía ve que más que proteger a la sociedad, se busca a cada momento hacer negocios, el arriendo ventajoso de Espacio Riesco es un ejemplo devastador. Asimismo, el declarar cuarentena solo para algunas comunas del área metropolitana –entre las cuales están las comunas ricas de Vitacura, Providencia y Las Condes– es un indicio que los que vivimos fuera del centro, que vivimos en la región, la provincia y la comuna, nos hemos quedado fuera del benéfico estatal. Hay toque de queda, pero no tenemos claro en que nos beneficia.
Sin duda, ya se debió haber tomado medidas como control de precios, cuarentena nacional. Se debe tomar el control con relación a despejar la ecuación: economía – salud pública: debe primar la protección de la vida de los chilenos y las chilenas.
El sistema de salud pública ha demostrado su debilidad y, también, en esta emergencia se ha demostrado que el negocio de la salud privada, no solo es ineficiente, sino que contiene una dosis malsana de avaricia y poca humanidad. Debe ser profundamente modificado.
Algunos partidos políticos oficialistas mostraron su peor cara, intentando una extraña maniobra con relación al plebiscito para el cambio de la Constitución. Las explicaciones imprecisas, en el límite de lo vergonzoso, solo le generan al ciudadano confusión y molestia, por su estrechez de espíritu y poca capacidad política.
Esta coyuntura histórica la Región de Atacama la vive de forma distinta: La vivimos como el pequeño apéndice de Chile que somos para la gran metrópoli, con el desprecio que nos trata Santiago. Y con la ceguera que también muestran nuestros líderes en las regiones. La excepción sin duda han sido los municipios, lo que es una esperanza para la autonomía de las regiones y las comunas. La autonomía política, la capacidad de toma de decisión en el territorio, es la herramienta ya probada por la politología y la historia como la solución para profundizar y mejorar la democracia.
En Atacama somos responsables. Exigimos que nos cuiden y también los cuidaremos, porque para nosotros nada es más importante que la vida en la región, en Chile y en el mundo.
Por Oscar Silva Carmona, Profesor de Historia y Geografía, Presidente del Grupo de Estudios de Atacama.
Santiago, 27 de marzo 2020.
Crónica Digital.