Luís Sepúlveda, autor de “un viejo que leía novelas de amor” (1989), “Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar” (1996) entre otros trabajos de reconocimiento internacional: ha fallecido hoy. El deceso se produjo en el Hospital de Asturias, en la ciudad de Oviedo, por contraer el coronavirus desde finales de febrero, luego de participar en un festival literario celebrado en Portugal.
Alfredo Lavergne, poeta que vivió largos años de exilio en Canadá, advierte que “una de las virtudes de Sepúlveda, es su sentido social, con una escritura clara sin artificios innecesarios -y sin embargo contundente, sin olvidar su versatilidad, como guionista, director de cine”.
La editorial Tusquets, ha lamentado la pérdida de uno de los escritores latinoamericanos más exitosos del último tiempo.
Nació en la ciudad de Ovalle (norte de Chile) en 1949. Sus logros los obtuvo en el extranjero. Desde su exilio político, la relación con Chile ha sido difícil. En diciembre de 2019 escribía en Le Monde Diplomatique, en español el artículo: Chile el oasis seco.
“Pero lo que definía al “oasis” chileno no era la presencia exuberante de palmeras y agua fresca, sino una reja de barrotes aparentemente infranqueables que lo rodeaba. Los chilenos estaban dentro del oasis, y las rejas eran de una aleación compuesta por economía neoliberal, ausencia de derechos civiles y represión”. (Diciembre 2019)
El escritor Ramón Díaz Eterovic, en su cuenta de Facebook ha escrito:
“También se ha ido un escritor que siempre tuvo gran generosidad para difundir las obras de sus pares y para inventar espacio donde reunir a los escritores del mundo entero. El Salón del Libro Hispanoamericano de Gijón fue un ejemplo de ese afán integrador y de amistad que caracterizaba a Luis. Y, por cierto, se ha ido un compañero leal de todas las causas justas, libertarias y democráticas existentes en América Latina y en otras partes del mundo”.
Le Monde Diplomatique, sección Chile ha dicho lo siguiente:
“Para nosotros además de un gran escritor se va un gran amigo y compañero, que nos acompañó desde el comienzo en esta aventura que ha sido publicar Le Monde Diplomatique en Chile. Despedimos a un hombre generoso y talentoso, un contador de historias, que puso su saber al servicio de los demás”.
Desde el exilio, Luís Sepúlveda fue construyendo una imagen, un universo personal y literario que supo transmitir en su obra. Sin lugar a dudas, la sensación de vacío, de abrupta despedida golpea los sentidos y la razón tiende a rebelarse. Nos queda, el diálogo infinito con sus libros, su humanidad desplegada en las palabras.
Crónica Digital
Santiago de Chile, 16 de abril de 2020