Dom May 3 , 2020
En los días que corren, el mantenerse en el hogar ha sido la principal medida para evitar el contagio y la propagación de la COVID–19. Si bien esta es la vacuna más efectiva, también ha modificado la cotidianidad y, con ello, muchos de nuestros hábitos. El sueño puede haber sido uno de los mayores perjudicados con estos cambios. Cuando a sueño se refiere, lo importante no es solo la cantidad, sino también la calidad. Las acciones realizadas en todo el día, desde el momento en que nos levantamos, forman parte del ritual de sueño, y este es importante para el descanso y el bienestar. La World Sleep Society propone un grupo de mandamientos para lograr un sueño reparador en los adultos, los cuales comentamos a continuación ajustándolos a la situación actual. Este es un buen momento para comenzar a revisar nuestros hábitos y extender estos aprendizajes en el futuro. –Establecer un horario regular para irse a dormir y despertarse. Esto implicaría organizar una rutina diaria, similar a cuando teníamos que ir a la escuela y al trabajo. –En la organización del día se puede incluir la siesta, pero esta no debe exceder los 45 minutos. Si tenemos más tiempo libre, podemos ocuparlo con otras actividades que potencien nuestra creatividad como leer, organizar fotos familiares, cultivar un pequeño jardín o aprender nuevas habilidades. –Evitar, cuatro horas antes de acostarse, la ingestión de alcohol, alimentos pesados, picantes o azucarados, y no fumar. Alejarnos de los hábitos nocivos será beneficioso para la salud en general. –Evadir la cafeína antes de acostarse: incluye café, té y refrescos. Sobre el té, los que tengan baja concentración de teína son más beneficiosos para la relajación: pasiflora, tilo y manzanilla. Debemos evitar el té negro y el verde. –Hacer ejercicios regularmente, pero no antes de acostarse. Debemos incluir en la rutina diaria, al menos media hora de actividad física, lo que ayuda a minimizar la ansiedad, y puede ser un espacio agradable para compartir en familia. –Para dormir, usar ropa cómoda. La habitación debe estar bien ventilada y tener una temperatura agradable, poco ruido y escasa luz. –Reserve su cama para dormir y para las relaciones sexuales. Evite su uso para el trabajo o la recreación general. –Limitar la sobrexposición a las pantallas en momentos previos al sueño y evitar las informaciones que puedan generar malestar y preocupación. En su lugar, realizar actividades relajantes como escuchar música tranquila, tomar una ducha templada y practicar métodos de relajación. Juventud Rebelde. Por Adis Aymee López Bauta y Leyti Martínez Deb. Las autoras son profesoras de la Facultad de Sicología de la Universidad de La Habana. La Habana, 3 de mayo 2020. Crónica Digital.