En horas de la madrugada del domingo 3 de mayo un grupo de mercenarios pretendieron realizar una incursión armada vía marítima procedentes de Colombia, para incrementar el espiral de violencia, generar caos en la población y atentar en contra de miembros del Gobierno.
Al frente del grupo armado se encontraba Robert Colina Ibarra, Javier Nieto y el ex soldado estadounidense Jordan Goudreau, quien estaría a cargo del entrenamiento de tres campamentos de desertores de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y coordinados por Clíver Alcalá Cordones.
Alcalá fue un militar venezolano que desertó para vincularse a actos conspirativos contra Venezuela, fundamentalmente orquestados desde Colombia, país donde radica. En este sentido, el fiscal general de Venezuela Tarek William Saab, afirmó: “Declaró que, junto a Guaidó y asesores norteamericanos, pretendían bañar de sangre a Venezuela”
En varias oportunidades, el Vicepresidente sectorial de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez, ha denunciado ante la opinión pública internacional que en Colombia existen tres campamentos, “donde entrenan a mercenarios para activar planes contra Venezuela”.
El propio Alcalá aseguró a WRadio (emisora colombiana) que el contrato para la compra del arsenal militar incautado en marzo pasado se realizó con agencias de Estados Unidos.
El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en días pasados afirmó que continuarán ejerciendo presión en contra del Gobierno venezolano. Estas declaraciones se suman al despliegue de buques de guerra en el mar Caribe, lo que representa una real amenaza para nuestra región.
Es importante recordar el discurso de Trump en la ONU donde señaló que Venezuela, Cuba y Nicaragua tienen sus días contados y que su política exterior estaba enfocada en derrocar a esos gobiernos y sus sistemas políticos.
Luego fueron capturados ocho mercenarios más, entre los cuáles se encuentra el jefe del plan terrorista: Antonio Sequea, también desertor de las FANB.
No son hechos aislados. El atentado de un “civil” en contra de la Embajada de Cuba en Washington, el recrudecimiento del bloqueo comercial y financiero, las constantes agresiones mediáticas hacia la cooperación médica cubana que tanto ha ayudado a otros países, es parte de un plan estratégico que busca someter a América Latina.
Es imperativo denunciar y condenar estos hechos que van en contra de toda norma del Derecho Internacional y la soberanía de los gobiernos de la región.
Por Florencia Lagos Neumann. La autora es analista internacional.
La Habana, 4 de mayo 2020.
Crónica Digital.