Unas 200 personalidades de la ciencia y la cultura han lanzado un manifiesto que, en el contexto de la crisis sanitaria en curso, formulan un llamado para que se considere que no es posible un retorno a la “normalidad”, sin hacerse cargo del carácter sistémico de los problemas que enfrenta la humanidad, por lo que “los ‘ajustes’ ya no son suficientes” para superar la crisis ambiental y la desigualdad social.
Entre los firmantes se encuentran las actrices Monica Bellucci, Penélope Cruz, Jane Fonda y Carmen Maura; los actores Robert De Niro, Jeremy Irons, Javier Bardem, Willem Dafoe; los directores de cine Pedro Almodovar y Wim Wenders; y Barbra Streisand, cantante, actriz y directora de cine. Asimismo, suscriben los cantantes Madonna, Ricky Martin, Nana Mouskouri, Residente, Sting, Melody Gardot, Yael Naim e Iggy Pop. La iniciativa fue promovida por la actriz gala Juliette Binoche y el astrofísico Aurélien Barrau, y también contó con el respaldo de la escritora Naomi Klein; el economista Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz; y otros 19 Premios Nobel en Química, Física y Medicina.
El documento, publicado por Le Monde, señala que la catástrofe ecológica “forma parte de una metacrisis: ya nadie duda de la extinción masiva de la vida en la Tierra y todos los indicadores anuncian una amenaza directa para nuestras existencias. Más que de una pandemia, por grave que esta sea, se trata de un colapso global cuyas consecuencias serán desmedidas”.
Por consiguiente, llaman a los dirigentes y a la ciudadanía “a salir de la lógica insostenible que aún prevalece, para trabajar por fin en una refundación profunda de nuestros objetivos, valores y economías”. Enfatizan que “el consumismo nos ha llevado a negar la propia vida: la de las plantas, la de los animales y la de un gran número de humanos. La contaminación, el calentamiento global y la destrucción de los espacios naturales conducen al mundo a un punto de ruptura”.
Estas razones, “sumadas a una desigualdad social cada vez mayor”, les hace considerar que sera impensable “volver a la normalidad”. Concluyen: “La transformación radical que se requiere, a todos los niveles, exige audacia y coraje. No tendrá lugar sin un compromiso masivo y determinado. ¿Cuándo llegarán los actos? Es una cuestión de supervivencia, tanto como de dignidad y de coherencia”.
Santiago, 12 de mayo 2020.
Crónica Digital.
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Mar May 12 , 2020
Tenemos muchas razones para saludarnos, para abrazarnos, además de la necesidad imperiosa de encontrarnos, en esa comunidad de razones para estar juntos, codo a codo, en las barricadas no solo las que conocimos en tiempos de lucha, sino en las del pensamiento y del compromiso para soñar, mundos mejores, horizontes sin límites, de sentirnos capaces de derribar mitos y abrir el rumbo de los sueños, de las tareas épicas del cambio sin reticencias. Tenemos más que razones, recuerdos, no solo por nuestras madres, las biológicas, sino que también las que adquirimos en el curso de los tiempos vividos, sino la de todos nuestros padres, de todos los nuestros, de los hermanos de todo tipo, de los camaradas caídos en los tiempos del desafío, en los tiempos de “ni un paso atrás”, en que el único gesto heroico era ponerle el pecho como trinchera. Hemos vivido tantas incertidumbres y superado tantos dolores, pero tenemos espacio, corazón y sobre todo la determinación por el cambio. Por ello este saludo es sobre todo un mensaje de esperanzas, de confianza en el futuro. Tenemos mucho que emprender, que soñar, que construir. Hoy cuando la muerte asecha, producto de la pandemia, cuando intentan chantajearnos con el miedo, el terrorismo convertido en “guerra interna” sicológica o mediática, o incertidumbre, tenemos la tarea del optimismo, de la certeza en el destino que abre la lucha por la democracia, por la verdad. Por nuestra parte, seguimos pensando que tenemos muchas razones para saludarnos, para abrazarnos, para soñar con un futuro mejor. LA UNIDAD DE LA OPOSICION SIGUE SIENDO LA TAREA DE LAS TAREAS La invocación, en medio de los llamados desde el poder a un orden de sumisión, de sometimiento social, de desmovilización de las conciencias, de subordinación política, no puede ser otra que la épica de la crítica, de la organización, del desafío contra el orden que nos quieren imponer. La preocupación por la pandemia- que vino a develar la realidad de un mundo injusto, de un modelo económico y social antihumano, criminal- no elude sino que justifica, legitima absolutamente la lucha y el arma de la crítica, la rebelión contra un sistema antihumano, antidemocrático y brutal. Al margen de las discusiones sobre la incapacidad de gestión gubernamental en su combate a la pandemia, lo que prevalece en su estrategia es el violento sentido de clase de sus políticas que protegen a los grandes empresarios y perjudican a los trabajadores, a los sectores medios, a los estudiantes, las mujeres, constatado en todo el mundo, y particularmente en Chile, y el carácter de clase de sus consecuencias: muerte masiva en los sectores mas pobres y en los ancianos, cesantía abrumadora de los trabajadores, miseria entre los pensionados y sectores carenciados, hacinamiento en los barrios pobres, un sistema de salud sobrepasado, pobre en recursos, y un supuesto e hipócrita asistencialismo que no cubre las necesidades mínimas de subsistencia de millones de chilenos y profundiza la brecha de la injusticia social. Y junto con ello, el gobierno y los sectores dominantes de la política […]