A propósito de hambre, del querer ser mayor y los 80

Nunca pasé hambre -que no fuera circunstancial, claro. Pasé hambre mochileando- pero sentí el temor de mis padres en la crisis de los años 80.  Mi papá no tenía trabajo y se decidió a salir a vender bolsas de basura y maceteros plásticos a las villas nuevas de La Florida.  Yo lo acompañaba.

Tenía 14 años y disfrutaba de estar con él y recorrer esos conjuntos de casa nuevas que aparecían entre los sembradíos empujando el límite de la ciudad. Llegábamos con nuestros extraños productos, y pasábamos casa por casa.

Me gustaba ver los campos de maravillas inmensos que se extendían hasta los pies de los cerros.  Y me gustaba estar con mi padre.

En casa, mi madre hacía dulces: empolvados, cachitos, chilenitos, y los vendía entre los vecinos. Yo llegaba presto ayudar en la limpieza de los tachos del manjar y la crema pastelera.

Por las tardes, los cuatro, con mi hermana y en la medida de nuestras habilidades, hacíamos macramé mientras veíamos la teleserie de las ocho y luego las noticias. Y eso se vendía también en cualquier parte. Y no pasamos hambre.  Yo por lo menos.

 Eran los años horrorosos del PEM y el POJH, el «Programa de empleo mínimo» y el «Programa de ocupación para jefes de hogar», que no eran otra cosa que proyectos absurdos para pagarles una miseria a los desempleados por mover piedras de allá para acá.  Con eso se combatía las altísimas cifras de cesantía de los peores años de la Dictadura.

¿Quedará alguna obra de todo aquel esfuerzo humano?  En mi barrio sí, y no sé si alguien lo recuerda: los empedrados que aún subsisten en los accesos de algunas casas.  Los viejos picaban la tierra y acarreaban piedras redondas, sin cantear, con las que daban forma a esos accesos, impidiendo de alguna manera el triunfo del barro en el invierno.  Con las bolsas para basura, los maceteros plásticos, con la venta de dulces y de colgantes de macramé, mi padre se salvó del POJH y yo me salvé de pasar hambre.

Hay mucha música de esos años grises.  Cualquier canción de Schwenke y Nilo o Santiago del Nuevo Extremo, podría servir para ilustrar esa pena del alma.

Pero, por lo curioso quizás, me he acordado de una canción de Roque Narvaja, argentino radicado en España, que sonaba mucho en las radios con dos éxitos inolvidables: «Menta y limón» y «Yo quería ser mayor»:  Naturalmente esta no la tocaban en los medios convencionales y, a lo más, sonaría en algún programa de la Izquierdacomunistavendidaalosdólaresrusos, pero la cantaba un amigo y entonces se me metió en algún lugar de la cabeza, como esperando el momento oportuno para pedir salir otra vez. Quizás ese momento está llegando.  No sé.

Por Eduardo Leiva Herrera
Santiago de Chile,  19 Mayo 2020
Crónica Digital/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Next Post

Por Osvaldo Zamorano: Acá los grandes empresarios, sector al que pertenece Piñera, son los únicos que tendrán posibilidades de créditos y ayuda del Estado

Mar May 19 , 2020
Es común escuchar que en los momentos difíciles es cuando realmente se conoce a las personas o también en este caso, a las instituciones del país. ¡Y qué mejor ejemplo! que lo que está ocurriendo en estos días. No era verdad que el gobierno estaba preparado para enfrentar los estragos del Covid 19.  Tampoco lo han sido la Ley de «protección al empleo»; los bonos, la Comisaría virtual, los respiradores; ni que estamos en mejor posición que todos los otros países para enfrentar la pandemia. Todo es mentira o todo tiene letra chica, es decir, son supuestas verdades, que solo tienen una publicidad absolutamente desproporcionada.  Lo más grave de todo es que, como siempre, se hace publicidad y se juega con la dignidad de las personas. Anunciar con bombos y platillos que se repartirán 2 millones y medio de cajas con alimentos, no solo es un agravio a las familias que hoy están enfrentadas a una situación límite, sino que constituye una burla porque se juega con las necesidades básicas de las personas. El asunto es que un aumento del salario mínimo y de las pensiones, en su momento, habría evitado el circo de la repartición de alimentos, que provocó que la gente hiciera filas en los municipios para recibir los alimentos que le prometió el presidente empresario. Pero seamos claros, el neoliberalismo y el gobierno que lo representa NUNCA tomará una decisión que implique favorecer a los sectores más pobres del país, ni desviarse del dogma de la disciplina fiscal. Acá los grandes empresarios, sector al que pertenece Piñera, son los únicos que tendrán posibilidades de créditos y ayuda del Estado, tal como ocurrió en 1982 cuando la dictadura prestó recursos a destajo a los bancos que estaban quebrados. No obstante, los derechistas son los primeros en rechazar la gestión del Estado en materia económica.  Algunos destacados dirigentes derechistas han propuesto querellas criminales y más represión para quienes protestan por su difícil situación económica. Sin embargo, para la derecha chilena no es extraño que soliciten mano dura cuando no conocen de pobreza ni necesidades básicas.  La derecha, a diferencia de muchos, sí previó protestas y graves problemas económicos para la mayoría de la población…pero para eso invirtió millones de dólares en carros lanza aguas, vehículos, uniformes y armas modernas. Para Piñera y el neoliberalismo, el hambre es un problema menor que se puede resolver con militares en la calle, con policías y con grandes campañas publicitarias para enfrentar el Covid 19. Por Osvaldo Zamorano Periodista Doctor en Ciencias Políticas Santiago de Chile, 19 de mayo 2020 Crónica Digital/PL

Te puede interesar:

Las opiniones vertidas en este medio de comunicación no necesariamente representan el sentir de Crónica Digital y son de responsabilidad de quienes las emiten.

Crónica Digital, es un medio de comunicación social, republicano y comunitario. Fue fundado el 19 de abril del año 2005. Su objetivo periodístico es informar sobre los principales noticias de Chile, América Latina y el mundo.

El director de Crónica Digital es el periodista Marcel Garcés Muñoz.

Su representante legal y editor general es el periodista Iván Antonio Gutiérrez Lozano.

El editor nacional es el periodista Ramón Vargas Vega.

El editor cultura es el periodista Miguel Alvarado.

Corresponsal en La Habana, Cuba, Florencia Lagos N.

El asesor legal es el académico y abogado Sr. Pablo Méndez Soto.

Los principales asociados informativos de Crónica Digital son la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina , la agencia de noticias China, Xinhua y TV Brics.

En Chile, el medio electrónico El Maipo

Correo: cronicadigital@gmail.com
Dirección: Maturana 302 local 2
Santiago de Chile.

Desde el año 2005 Crónica Digital es parte de la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos.

Crónica Digital es una marca registrada. Todos los derechos reservados.

Redacción Diario Crónica Digital
Fono: 950142601

Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
plaza Brasil,
Santiago de Chile.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es cafe-con-torta-900x675.jpeg