Beijing (Prensa Latina) Las complejas relaciones entre China y Estados Unidos siguen a prueba de bala y ahora con nuevos ingredientes que empujan a una confrontación más letal y cuya principal víctima sería la fase inicial del acuerdo destinado a sepultar su guerra comercial.
A los roces en temas conflictivos como la situación en la región autónoma uigur de Xinjiang, las manifestaciones en Hong Kong y acciones separatistas de Taiwán, se sumaron las restricciones a las corresponsalías de cinco medios de la prensa china en suelo norteamericano y más trabas a la tecnológica Huawei.
El elemento más novedoso en la pugna es la Covid-19, con acusaciones de Washington a Beijing por supuestamente tener responsabilidad en el origen de la enfermedad, ocultar información, sacar provecho comercial de la pandemia y hasta intentar piratear investigaciones sobre potenciales vacunas o terapias.
Esto último incluso dio pie a la presentación de al menos seis demandas judiciales contra China de estados como Missouri, con el propósito de buscar indemnizaciones por daños y perjuicios económicos derivados de la adversidad epidemiológica.
La nación asiática se pronuncia con creciente contundencia ante cada uno de los puntos de ataque y, por ejemplo, advierte de contramedidas serias al límite de 90 días en las visas de sus periodistas.
En el caso de los nuevos impedimentos a los suministros de chips a Huawei, fuentes cercanas al Gobierno adelantaron a la prensa sobre los planes de incluir a firmas norteamericanas en una lista negra, aplicar restricciones, cancelar compras a Boeing y abrir investigaciones contra Qualcomm, Cisco y Apple sobre la base de las leyes nacionales.
De hecho el Ministerio de Comercio exigió a Washington dar marcha atrás a una decisión considerada coercitiva, pues afectará a fabricantes de terceros países que usan tecnología norteamericana en el desarrollo de productos que luego venden a Huawei.
‘Esas prácticas violan los principios del mercado y las condiciones de la competencia justa. Estados Unidos ignora así las reglas básicas del comercio internacional y amenaza la seguridad de la cadena global de suministro’, añadió el Ministerio.
A juicio de expertos, esta combinación de factores coloca a ambas potencias a las puertas de una confrontación más agria o prolongará la que comenzó con la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca hace cuatro años.
También hay consenso sobre las altas posibilidades de que la primera víctima en caer sea la fase inicial de un pacto duramente negociado durante meses, finalmente firmado en enero y en vigor desde febrero.
Se trata de un documento con provisiones precisas que permitirán atender las inquietudes de cada lado, satisfactorio de algunas sus respectivas demandas y en el cual China se comprometió a importar 200 mil millones de dólares en bienes desde Estados Unidos hasta 2022.
Su contenido refleja obligaciones y mecanismos para manejar diferencias vinculadas a la propiedad intelectual, alimentos y productos agrícolas, impulso del comercio, finanzas, moneda y transparencia, transferencia forzada de tecnología y resolución de disputas.
Pero fiel a su estilo sensacionalista, Trump despertó conjeturas sobre la posible anulación del texto, poco después de que su gobierno anunció preparativos de la segunda fase y negociadores de los dos países acordaron crear condiciones para fomentar más resultados positivos.
‘Estoy decidiendo qué hacer. Pero sin duda es algo sobre lo que debo tomar una decisión’, dijo en una llamada telefónica a la cadena Fox News, luego de sugerir también que ‘cortaría relaciones con Beijing’.
Además se supo que legisladores de Estados Unidos promueven la reducción de dependencia de las tierras raras importadas de China e indispensables en la producción de equipos tecnológicos y militares, pues se teme se usen como represalia.
Según análisis de la prensa china, si bien el territorio asiático apuesta por la cooperación de beneficio mutuo, está preparado para mantenerse en la posición defensiva y jugar las cartas necesarias en una disputa con Washington.
Incluso algunos reportes dan cuenta sobre las sugerencias de asesores gubernamentales para nuevas conversaciones sobre el pacto comercial de fase uno.
‘China debe mostrarse como una gran potencia (…) Debe quedar claro que lidiar con la opresión de Estados Unidos será clave en la estrategia nacional’, indicó un editorial de Global Times, una versión internacional del Diario del Pueblo, órgano del Partido Comunista.
Ese medio remarcó la apuesta por ampliar los vínculos con otras naciones del planeta, combatir choques ideológicos y promover intercambios con Occidente basado en el respeto y coexistencia pacífica.
‘La expansión del mercado chino es un realidad en la economía global. Estados Unidos inició el desacoplamiento en el sector tecnológico y conllevará inevitablemente a que sus gigantes de la industria pierdan este mercado y se debilite su competitividad’, advirtió.
Global Times se refirió a la conveniencia de apuntalar la unidad interna, crear mecanismos favorables a la innovación doméstica y las operaciones comerciales de empresas más orientadas a la exportación.
Entre otras cuestiones, recordó que la campaña antiChina continuará independientemente si gana Trump o el demócrata Joe Biden en las presidenciales de noviembre, porque el tema se convirtió en la mejor herramienta para movilizar a toda la sociedad estadounidense.
*Corresponsal jefa de Prensa Latina en China.
Beijing, 19 de mayo 2020
Crónica Digital/PL