Por Rafael Calcines Armas
Con un récord tras otro en las nefastas estadísticas de la Covid-19 y el hambre tocando hoy a las puertas de miles de familias golpeadas por la crisis económica, transcurrió esta semana en Chile.
El crecimiento constante de nuevos contagios ya ubica al país en el tercer lugar de América Latina en ese indicador tras Brasil y Perú, aunque la cantidad e fallecidos (630) continúa baja pero con un preocupante incremento en los últimos días, mientras que la cifra de enfermos se distancia de los que son dados de alta.
Esto influye directamente sobre la disponibilidad de camas de cuidados intensivos y ventiladores mecánicos, lo que aumenta las preocupaciones de especialistas y autoridades de que en algún momento el sistema de salud pueda colapsar a pesar de los esfuerzos por dotarlo de más recursos.
Pero además de los problemas de salud, los efectos de la crisis sanitaria en la economía y más directamente sobre miles de familias vulnerables quedaron en evidencia al aparecer el fantasma del hambre como un peligro real para los sectores más pobres.
Muestra de ello son las manifestaciones de cientos de personas que a lo largo de la semana se lanzaron a las calles en El Bosque, La Pintana, Estación Central, Quinta Normal y otras comunas de bajos recursos de la capital, reclamando ayudas anunciadas por el gobierno, que no acaban de llegar, y clamando por comida.
En la comuna de El Bosque las protestas culminaron en fuertes enfrentamientos entre manifestantes y carabineros que recordaron a todos que el Chile desigual que hizo estallar la crisis social y política de octubre de 2019, está hoy más presente que nunca a causa de la pandemia y que la revuelta popular puede resurgir en cualquier momento.
Estos hechos coincidieron con el lanzamiento el domingo por el presidente Sabastián Piñera de la campaña «Alimentos para Chile» que contempla la entrega de 2,4 millones de cajas de comida a las familias más necesitadas, cuya entrega se inició apresuradamente el viernes en medio de un gran despliegue mediático.
El desempleo galopante por el cierre de decenas de miles de empresas ha llevado a que miles de familias carezcan de los recursos para alimentarse, por lo cual la entrega gratuita de alimentos resulta un paliativo que muchos agradecen en medio de la urgencia.
Pero esa medida demostró, a juicio de analistas, la insuficiencia de las ayudas del gobierno, como el Ingreso Familiar de Emergencia que según ha dicho el gobierno deberá llegar a cuatro millones de personas y comenzará a entregarse al cierre del mes.
Según La Moneda, ese ingreso, de unos 65 mil pesos chilenos (cerca de 80 dólares) por tres meses, es lo máximo que puede ofrecer, aunque no alcanza para cubrir necesidades básicas, aunque especialistas aseguran que sí se dispone de más recursos para responder a las necesidades de millones de personas.
Precisamente, esta semana parlamentarios de oposición ingresaron al Congreso un proyecto que propone establecer un impuesto de 2,5 por ciento a las fortunas superiores a 10 millones de dólares, con lo cual sería posible crear una Renta Básica de Emergencia para las familias.
Esta sería de por lo menos 420 mil pesos chilenos (poco más de 500 dólares) para un grupo familiar promedio de tres personas por seis meses, y que se corresponde con una propuesta de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, para satisfacer necesidades básicas de los hogares de la región que se encontrarán en situación de pobreza en 2020.
Santiago de Chile, 23 de mayo 2020
Crónica Digital/PL