En los primeros diez días de su estreno global en Netflix, el pasado 19 de junio, la Red Avispa se transformó en una de las películas más vistas de la plataforma digital. En Chile ocupa hoy el quinto lugar. Su carta de presentación artística es especialmente sugerente, partiendo por la participación estelar de estrellas como Penélope Cruz, Ana de Armas y Gael García. Lo más relevante, por cierto, es la historia que cuenta: los cinco agentes de la Seguridad del Estado de Cuba que fueron detenidos en Estados Unidos luego de infiltrar a organizaciones que planificaban y perpetraban atentados terroristas contra la Isla.
La Red Avispa (Wasp Network) fue dirigida por Olivier Assayas y cuenta, asimismo, con las actuaciones de Wagner Moura, Leonardo Sbaraglia y Edgar Ramírez, además de famosos intérpretes de Cuba como Iris Pérez, Omar Alí y René de la Cruz. Se estrenó en el 2019 en el Festival de Cine de Venecia. El circuito del 41 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana la exhibió para el público cubano en noviembre del año pasado. Además, recorrió eventos cinematográficos como el Festival Internacional de Cine de Toronto; el Festival de San Sebastián en España y el Festival de Nueva York.
Una parte significativa de la película se filmó en Cuba, en locaciones de La Habana, Varadero y Puerto Escondido. Incluye, además, escenas en Santo Domingo (República Dominicana), Puerto Rico, Uruguay e Islas Canarias.
Se inspiró en el libro “Los últimos soldados de la Guerra Fría. La historia de los agentes secretos infiltrados por Cuba en organizaciones de extrema derecha en los Estados Unidos”, que fue publicado el 2011 por el escritor brasileño Fernando Morais, que un año después fue lanzado en La Habana por la Editorial Arte y Literatura, y fue presentado en Cuba durante la III Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo.
En el libro se narra la historia de Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González, “Los Cinco Héroes Cubanos Prisioneros en Cárceles del Imperio” como fueron llamados en la Isla, y de Juan Pablo Roque, otro de los miembros de la “Red Avispa”, que regresó a la Isla previo a la detención de sus compañeros. Como ya se sabe, fueron liberados y retornaron a Cuba, tres de ellos en el marco de las negociaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington.
La película centra su relato en la historia de René González, protagonizado por el actor Edgar Ramírez, y su esposa Olga Salanueva, que es representada por Penélope Cruz.
El estreno en la plataforma de contenido audiovisual en streaming más importante de todo el mundo, enloqueció a los enemigos del Gobierno de Cuba en Miami, los que iniciaron una violenta campaña solicitando la censura de la película en Netflix. Ello, ciertamente, pone en duda su apego a la democracia, la libertad de expresión y de creación artística, así como sus alegatos sobre los derechos humanos.
Un energúmeno que las oficia de presentador en Miami, Alexander Otaola, calificó la “Red Avispa” como “mediocre y una burla al exilio histórico”. Se trata del mismo que embistió en forma miserable contra Mon Laferte en el marco del respaldo de la artista a las protestas ciudadanas en Chile. “Lo que tenemos que hacer es boicotear a Netflix (…) ¿Cómo vamos a permitir esta burla a la realidad del cubano de a pie y la justificación precaria y mediocre de cómo se infiltran en Estados Unidos?”, aseveró. Añadió que lo único positivo que vio en la película fue que “reconocen públicamente que meten en Estados Unidos y Miami a cuanto espía quieren meter y de la manera más descarada”.
El influencer de origen cubano conocido como Ultrack en redes sociales calificó a la película como “una total estupidez”. Señaló que “no puede haber una película ridícula, mentirosa y comunista en una plataforma como Netflix”. Y advirtió, paranoico: “Hay que estar con los ojos abiertos porque Miami está lleno de comunistas”… Un grupo de estadounidenses de origen cubano crearon una petición en Change, para solicitar a Netflix que retire la película, porque “defiende a los espías castristas asesinos sentenciados en Estados Unidos” y retrata “como terroristas a los cubanos involucrados en la ayuda”, refiriéndose a los grupos que, desde Miami, organizan incursiones armadas sobre territorio cubano y colocan bombas en hoteles en La Habana.
Ramón Fernández Larrea es un escritor y guionista que realizó una carrera literaria que fue ampliamente premiada y galardonada por la institucionalidad cultural del Estado de Cuba, hasta que abandonó el país en el inicio de la crisis económica conocida como “período especial”. Ahora, en una columna publicada en Miami en que no hace esfuerzo alguno por disimular su odio, recomienda un siquiatra a “los espías originales, los actores que los interpretaron, el guionista y director, el personal técnico y, sobre todo, todos los que hemos cometido la osadía de verla”. Más aún, señala: “Ver la película debería considerarse, a partir de hoy, pecado de lesa humanidad y peligro de contagio”.
Ramón Saúl Sánchez aparece en la película, puesto que René González se infiltró en el denominado “Movimiento Democracia” de Miami que dirige y llegó a pilotar las avionetas de su grupo aéreo. Sobre el filme, dijo: “Es un proyecto político más que historia cinematográfica”. Orlando Gutiérrez, del llamado Directorio Democrático Cubano, comentó que “es un insulto a la verdad”.
“La película tiene una agenda malintencionada. Los personajes hablan como en una película del realismo socialista”, había declarado el año pasado el crítico de cine Alejandro Ríos a “The Miami Herald”, tras asistir a la proyección de la cinta en el Festival de Cine de Toronto.
La histeria entre los operadores de lo que en Miami se denomina “industria anticastrista” es bien sorprendente, considerando que la película en modo alguno podría considerarse una versión oficial de la historia de “Los Cinco”. De hecho, en Cuba ha habido una reacción más bien cauta.
Al momento del estreno de la película en los cines de La Habana, el comentarista Rolando Pérez Betancourt escribió en el diario “Granma”, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, que la película intentó “equilibrar el tono y balancear el conflicto de manera que no prevaleciera un punto de vista por entero en favor de la causa revolucionaria en un filme con financiación foránea y proyección internacional”.
Sin embargo, agregó, “los hechos son los hechos y la honestidad artística, aunque se vea precisada a matizar, no puede desprenderse de ellos”.
Afirmó que “la Red Avispa termina siendo una película digna y meritoria de verse, lo que no la libra de inconsistencias en su realización, la más significativa, la dispersión motivada al querer abarcarlo todo y explicar más de lo necesario (…) El guión recurre a saltos en el tiempo y a una entrada y salida de personajes que dejan vacíos en cuanto a propósitos del relato y a la falta de redondez de ciertas situaciones, como la concerniente a la huida hacia Cuba que emprende el infiltrado Juan Pablo Roque”. Y concluyó: “Quizá algo alargada hacia los finales, vasta, polémica, reveladora, imperfecta… sin duda hay que verla”.
Luego de su estreno en Netflix, el mismo autor escribió en “Granma” que “el filme está lejos de ser un manifiesto en favor ‘de la causa cubana’ como alegan los recalcitrantes que nunca faltan, y desde el punto de vista artístico tiene aciertos y deficiencias”. Y señaló, frente a los ataques: “Viejos esquemas, reiteradas mentiras, patéticas posturas, no frente a una película vasta, polémica, reveladora, imperfecta, sino contra la verdad como una casa que de ella se desprende”.
En el sitio “Cuba Debate”, el productor audiovisual Omar Olazábal Rodríguez, del Capítulo cubano de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, manifestó: “Los que sí luchamos por la libertad de los Cinco y nos adentramos en los abusos cometidos contra ellos, podemos estar insatisfechos con la superficialidad con la que se trata su historia (en la película), la que, dicho sea de paso, solo llega hasta el momento en que son llevados a los tribunales. O sea, nada de las vicisitudes de un proceso plagado de arbitrariedades y llevado de la mano por la prensa miamense, así como los largos años de un movimiento internacional por la liberación de los injustamente encarcelados René, Fernando, Gerardo, Ramón y Antonio. Y aquí surge la pregunta que debemos hacernos todos los que, como yo, nos alegramos con su retorno: ¿Es realmente Olivier Assayas quien debe narrar toda la historia?”.
En verdad, la razón del encono contra la película en Miami está radicada en los hechos que devela y hace visibles. Por ejemplo:
1. La existencia en Estados Unidos de organizaciones que planifican y ejecutan incursiones armadas sobre territorio cubano, así como la realización de atentados explosivos en contra de objetivos civiles en Cuba.
2. La participación del viejo terrorista Luis Posada Carriles, recientemente fallecido, en los atentados en contra de hoteles cubanos en 1997, para lo cual se contrató a un mercenario de origen salvadoreño, los que provocaron la muerte de un joven turista italiano, Fabio Di Celmo.
3. Las actividades belicosas contra Cuba desde territorio de los Estados Unidos por parte de entidades como la Fundación Nacional Cubano–Americana y Hermanos al Rescate.
4. La existencia de operaciones de narcotráfico que se desarrollan en Estados Unidos con la cobertura de organizaciones que luchan por liberar a Cuba del comunismo.
5. El hecho de que las operaciones de infiltración de los agentes de la Seguridad del Estado de Cuba tenían como fundamento impedir la materialización de atentados, y que actuaron por convicciones y compromiso político. Ello explica que los cinco optaran voluntariamente por no colaborar con las autoridades judiciales estadounidenses para obtener beneficios.
René González comentó, tras el estreno en Netflix, que la película es un “intento imperfecto pero interesante de explicar la complicada historia tras la Red Avispa”. Cuando se proyectó en los cines de La Habana, René había dicho que “esa no era la película de los cinco” y que más bien se enfoca en los enfrentamientos entre Cuba y Estados Unidos.
De todos modos, valoró el talento actoral de los protagonistas. Sobre Penélope Cruz, dijo que “no es Olguita, pero quizá en el temperamento y en el espíritu de resistir sí lo es. Creo que ella transmitió el drama personal que Olguita vivió en todo ese tiempo”. En el caso del actor que lo interpreta, dijo que no se le acercó para hablar a la hora de crear el personaje, pero que “me sorprendió, porque evidentemente él estudió el personaje y, sí, se pareció bastante a mi forma de ser. Incluso hay escenas en que la tensión me llegó de cerca”.
Frente a los ataques desde Miami, González escribió en Twitter: “La ruptura de su esquema goebbeliano de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad les está haciendo mostrarse como realmente son”.
El director de la película, el francés Olivier Assayas, señaló: “Pienso que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han sido difíciles por más de 60 años y han estado llenas de barreras que han complejizado la vida de los cubanos, como el bloqueo. Pero la historia no debe ser vista en términos de quién está en lo correcto o quién se equivoca, sino hay que contarla desde la verdad y con mucha precisión”.
Una recomendación a los que atacan la película desde Miami: en el capitalismo, al que han adherido con tanto entusiasmo, sus ataques contra la Red Avispa harán una gran contribución a su éxito de audiencia.
Hay que verla. Vale la pena.
Por Víctor Osorio Reyes. El autor es periodista.
Santiago, 29 de junio 2020.
Crónica Digital.
