De que el neoliberalismo tiene una crisis, la tiene, no sólo en Chile, sino en todo el mundo, porque demostró no servir para enfrentar situaciones donde se requiere poner el acento en el bien común, como en la pandemia actual.
Hay diversas áreas donde el libre mercado funciona mal, porque favorece a unos pocos en detrimento de muchos otros que imperativamente las necesitan. Es el caso del agua, el aire, las áreas silvestres nativas, la biodiversidad silvoagropecuaria, la salud, la educación, la defensa, el transporte público, la infraestructura para el transporte público y varias más. El mercado como asignador de recursos en casos de monopolios, de bienes públicos, recursos escasos o peligrosos genera más problemas que beneficios al priorizar las utilidades de los dueños del capital por sobre el bien común. Múltiples casos de abusos empresariales son una muestra de esto.
Ningún modelo de desarrollo se ha diseñado completamente antes de comenzar su implementación. Unas pocas veces se han esbozado líneas gruesas y la mayoría se constituyó con ensayo y error a partir de ciertas condiciones objetivas. Pero el conocimiento humano avanzó mucho el último siglo y medio. Dejar al azar nuestro bienestar es una posición insensata cuando hay actores económicos, sociales y políticos sin ningún tapujo para enriquecerse a costa de todos los demás.
Podemos asociar el momento actual al punto de inflexión de un ciclo económico largo (de Kondratiev). Estos están relacionados con la necesidad del capitalismo de incrementar la tasa de ganancia. Dependiendo de la fase dentro del ciclo, lo más significativo es la reorganización de las fuerzas productivas sociales en base a nuevas tecnologías y un reacomodo socio-político; la otra fase genera un cambio en el predominio del sector productivo o el financiero. Con este esbozo apretado intento mostrar la existencia de teorías sobre los elementos definitorios de un modelo de desarrollo.
Muchos quisieran hacer un modelo totalmente nuevo para evitar los problemas del actual. Es una idea loable, deseable, pero precisa de una correlación de fuerzas sociales, culturales, políticas y militares enormemente superiores, no sólo para ganar las instancias definitorias de la instalación del nuevo modelo favorable a la mayoría de la población, sino para ser capaces de sostener su existencia a posteriori. No se debe renunciar a transformaciones profundas, en cuanto se puedan efectuar hay que hacerlas, pero teniendo indicios mínimos de sostenibilidad.
Un viejo amigo me preguntó sobre quién va a definir el nuevo modelo de desarrollo. La respuesta que le di fue menos de lo planteado en este artículo, pues me enfoqué en desestimar la idea de que se trate de una labor de profesionales altamente calificados. Efectivamente todos quienes desean hacerlo pueden participar de las definiciones fundamentales del nuevo modelo. Lo importante es que los mecanismos de participación ciudadana sean adecuados para la más amplia incorporación de quien quiera contribuir con su visión en todo el proceso, siempre con derecho a voto. Así no se delega la soberanía en otros, evitando la cooptación de los representantes por parte del gran poder económico u otras fuerzas minoritarias pero poderosas. Considérese que a principios del siglo XX el analfabetismo rondaba el 90% o más, aún así las mancomunales y sociedades de socorro mutuo fueron una respuesta masiva al desamparo y el abuso patronal, en base al trabajo conjunto. Con los niveles de escolaridad de hoy, donde la brecha entre el promedio y los expertos es mucho menor, ¿por qué la opinión de los últimos será más válida que la de los primeros? ¿Será que la elite socio-económica tiene proporcionalmente más expertos porque posee más recursos para estar más años estudiando?
Cuestiones como los derechos de propiedad y las libertades individuales fueron focos de atención relevantes de Jaime Guzmán al momento de ir revisando periódicamente los avances de la redacción de la constitución actualmente vigente. Sin ser el presidente de la comisión él hizo numerosos cambios para asegurar la omnipresencia de estos conceptos y algunos otros. Así el tribunal constitucional ha tenido elementos para evitar unas cuantas normas a favor del bien común y contra el poder económico del gran empresariado.
¿Cuáles son los conceptos fundamentales para el nuevo modelo socio-económico? ¿En qué instancias deben comenzar a discutirse? Hoy por hoy no existe ni está prevista ninguna instancia formal que aborde este tema. Quizá ni siquiera está en la discusión pública. Por qué preocuparse de esto, pues porque es necesidad de una amplia mayoría de la población.
Examinándolo con mayor detención puede ser que si exista algo parecido pero que busca otro objetivo específico y es parte de la misma problemática general: la asamblea constituyente debe revisar los elementos fundamentales de la sociedad en la que queremos vivir para construir la casa común. De ahí se podría obtener una cantidad importante de conceptos para usar en la elaboración del nuevo modelo de desarrollo. Una cuestión significativa fue mencionada más arriba, al igual que en el modelo de desarrollo la constitución necesita un proceso participativo amplio y con diversos momentos de decisión vinculantes. Pueden ser formales o informales, eso no sólo le da mayor legitimidad, también asegura la riqueza de conceptos provenientes de la diversidad de actores participantes.
La sociedad construida entre todos es sin lugar a dudas menos eficiente para generar elites ricas, pero será tremendamente superior en todas las temáticas asociadas al bien común. Esta forma de enfrentar el diseño de la constitución, como pieza clave para la elaboración de un nuevo modelo de desarrollo, tiene una derivada compleja: cómo se equilibra el bien común con el desarrollo del individuo, de modo tal que le permita a la sociedad nutrirse de elementos innovadores y fundar posibilidades de felicidad de los sujetos. ¿Será este un asunto a acordar en estos espacios de participación también?
Por Raúl Acevedo
Economista, 20 años de trabajo en el sector público, magister en gobierno y gerencia pública.
Santiago de Chile, 7 de agosto 2020
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