Las más recientes decisiones del presidente estadounidense, Donald Trump, a las que importantes medios de prensa califican de improvisadas, no solo afectan a sectores económicos y al sistema judicial, sino también a segmentos sensibles de la seguridad nacional norteamericana.   Trump firmó el 27 de enero una orden ejecutiva con el fin de prohibir la entrada de todos los refugiados durante 120 días, por tres meses la llegada de ciudadanos de Irán, Iraq, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, y la de inmigrantes sirios de forma indefinida. Esta medida, bloqueada temporalmente por los tribunales, es vista por expertos como un incentivo al sentimiento antinorteamericano, a las posibilidades de reclutamiento de las organizaciones terroristas y, sobre todo, a quienes optan por realizar acciones violentas contra los intereses de la nación norteña. Para el especialista Hassan Hassan, coautor del libro Estado Islámico (EI): dentro del Ejército del Terror, la prohibición relacionada con los países musulmanes sin dudas socavará el esfuerzo global de desacreditar a los extremistas. Por otra parte, la Organización para la Cooperación Islámica, que tiene 57 estados miembros, declaró recientemente que estos actos selectivos y discriminatorios solo sirven para estimular la narrativa radical de los terroristas. Esta dinámica tiene lugar tras las declaraciones de Trump de que se alista para derrotar de manera definitiva al EI que, según valoraciones de funcionarios del Pentágono, perdió en meses recientes territorio, disminuyó sus unidades combativas y sufrió un declive en la disponibilidad de recursos financieros. Analistas estadounidenses estiman que el número de combatientes del EI actualmente asciende a unos 20 mil en Iraq y Siria, un descenso significativo comparado con los 36 mil que integraban ese grupo terrorista en 2014, aunque algunas publicaciones especializadas proporcionan otras valoraciones menos optimistas. Otro elemento que da la razón a quienes consideran que algunas medidas de Trump afectan los intereses de seguridad nacional, es su política hacia Irán, que dio un giro dramático, prácticamente desde que el nuevo gobernante asumió el mandato el 20 de enero pasado. El deterioro de los nexos con Teherán pone en situación incierta el convenio sobre el programa nuclear de la nación persa, alcanzado entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, y añaden un elemento adicional de inestabilidad en el Medio Oriente. La nueva administración provocó además tensiones adicionales en Asia, tras las promesas de reforzar la presencia militar y realizar provocadores ejercicios bélicos de gran envergadura con Corea del Sur, los que el Gobierno norcoreano considera una amenaza para su seguridad. A esto se suma la promesa que hizo Trump al primer ministro de Japón, Shinzo Abe, durante la visita oficial de dos días de este a Washington: que la cooperación de defensa entre su Gobierno y el japonés será cada vez más fuerte y con el tiempo se volverá ‘impenetrable’. Este mensaje lo llevó a la región el jefe del Pentágono, Jim Mattis, a principios de febrero, al ratificar los compromisos estratégicos de Washington durante su visita a Seúl y Tokío. ¿FUERZAS ARMADAS EN DECADENCIA? Para […]

La celebración por Chile y Argentina de los 200 años de la batalla de Chacabuco sirvió también para emitir claras señales de rechazo al proteccionismo y la idea de levantar muros. Sin menciones directas, más allá de la trascendencia histórica de la cruzada de los generales José de San Martín y Bernardo O´Higgins contra la Corona española, la fecha fue aprovechada como símbolo de lucha de Latinoamérica. En esta ocasión los presidentes de Chile, Michelle Bachelet, y Argentina, Mauricio Macri, dejaron ver que la preocupación ante las tendencias proteccionistas de Estados Unidos y Europa es un sentimiento compartido. Del acto efectuado ayer en Colina, a 55 kilómetros de esta capital, salió la iniciativa de convocar a una Cumbre de cancilleres y ministros de economía del Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza del Pacífico, en el mes de abril. Chile encabeza en la actualidad la Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Colombia y México) y el Mercosur lo hace Argentina, con los demás integrantes Uruguay, Paraguay, Venezuela y Brasil. Las referencias veladas o verticales a medidas del mandatario estadounidense, Donald Trump, destacan en un documento bautizado como Declaración de Chacabuco. El rechazo aparece frente a medidas impulsadas por Trump, como su retiro del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), su veto migratorio a siete países de mayoría musulmana y su intención de construir un muro en la frontera con México. «Las tendencias proteccionistas que se observan en el escenario internacional se contradicen con los esfuerzos por alcanzar un crecimiento sostenible y un desarrollo inclusivo de nuestras naciones», apunta el texto. Bachelet, quien hizo un alto en sus vacaciones para presentarse en el acto, fue bastante incisiva en sus palabras respecto al caso de Washington con México. «Hace 200 años comprobamos que ni un muro natural de miles de metros de altura puede ser una barrera infranqueable para el deseo de libertad y de encuentro que anima a las personas y los pueblos libres», remarcó. Juntos reivindicamos la disposición de que estas montañas no sean una separación, sino signo del destino común que labraron para nuestros pueblos los próceres que aquí lucharon y vencieron, añadió Bachelet. En Buenos Aires en diciembre pasado, Bachelet y Macri firmaron varios acuerdos y memorandos de entendimiento, para dar un nuevo impulso a los lazos bilaterales. Por Fausto Triana Santiago de Chile, 13 de febrero 2017 Crónica Digital /PL

En realidad el dantesco mega incendio que asoló a medio Chile se inició hace siglos.   Y los esfuerzos políticos y mediáticos de criminalizar a determinados sectores: mapuches, terroristas, conspiradores  encapuchados sin identificar, no hace sino, además de atacar al Gobierno, intentar ocultar las verdaderas raíces históricas y económicas del desastre.   Y dicho sea de paso, la pretensión de que creamos que “los almirantes no mienten”, como con altanería profirió el ex senador UDI, Jorge Patricio Arancibia Reyes, para justificar sus atrevidos dichos de que el gobierno “sabe quienes son y donde están”, quienes desataron los incendios, no resiste el menor análisis. Por lo menos en la historia reciente tenemos innumerables casos de generales y almirantes, que no solo mienten, sino que asesinan… pero no es el objetivo de esta nota, ahondar en sus turbios prontuarios.   En realidad lo que único que cabe entender es que “la inteligencia” no es precisamente el origen de sus afirmaciones. Por ello tuvo que reconocer que se trata de sus elucubraciones tendenciosas, sobre la base de “fuentes abiertas”, es decir los recortes que trabajosamente ha estado tijereteando de la prensa. O que- lo que sería más grave, aunque irrisorio- ha obtenido mañosamente de “los servicios” correspondientes.   Destacados científicos y profesionales defensores del medioambiente, desde un terreno más serio y con mayor responsabilidad metodológica y ciudadana, han detallado en estos días los antecedentes del estado actual del bosque chileno, denunciado a los depredadores que a través de la historia han destruido su valor intrínseco, su rol ecológico, su carácter de reserva de la naturaleza y herencia para las nuevas generaciones. Y que lo han hecho por medio del fuego, además del saqueo, la corrupción y el descaro.   El desastre de los incendios de esta temporada 2017 pone así en relieve una política que viene históricamente desde el Estado, de una sociedad, y los intereses económicos, que a través de la historia han convertido gran parte del territorio nacional en cenizas, en extensiones deforestadas, tierras  estériles, en desiertos, para luego “forestarla”, con apoyo financiero del propio Estado.   El mega incendio de los bosques chilenos se inició desde la llegada de los españoles al Wallmapu, en 1541 en los tiempos de la genocidio inicial del pueblo mapuche y el fin de la autonomía de sus territorios, la ocupación de sus campos por parte de los colonizadores, la destrucción de los bosques que les daban sustento, de sus cosechas, de sus ganados, la ocupación para abrir paso a la cruz y la espada, instalando fuertes y avanzadas invasoras.   Prosiguió en la época de la Guerra del Pacífico, cuando el Estado premio a sus oficiales triunfadores en el desierto con extensos territorios en el sur, a costa, por supuesto de los indígenas, víctimas de un segundo genocidio, la llamada Pacificación de la Araucanía, genocidio perpetrado por la República, y encabezada por el general Cornelio Saavedra, comandante en jefe del ejército de operaciones en territorio mapuche, en 1867, con la misión de ocuparlo y […]

Vivimos días de espanto. Chile bajo las llamas y el mundo enfrentado a la crisis política más peligrosa desde la Segunda Guerra Mundial. Resulta comprensible que se haya extendido una sensación de terror. Para evitar que alcance dimensiones peligrosas, es urgente apelar a lo mejor de todos nosotros. Para recuperar la esperanza hay que enfrentar sus causas profundas con valor, lucidez, responsabilidad, amplitud y unidad, pero esencialmente con resolución. Al mismo tiempo, reprimir implacablemente a quienes lo promueven de modo inconsciente o deliberado. Hay pocas experiencias más aterrorizadoras que un incendio. Si a lo largo de semanas arrasa o asfixia el territorio donde habita la mayor parte de la población de un país, se transforma en un fenómeno dantesco. La sensación predominante es de impotencia, al comprobar que cuando coinciden mucho material combustible, calor y viento, simplemente no hay forma de pararlos. Una vez desatados, los incendios forestales generalmente se extinguen porque se agota una de esas condiciones. Por cierto se puede luchar contra los incendios, como comprueban a diario de modo heroico bomberos, conductores de maquinaria y aeronaves y especialmente los brigadistas forestales. Resulta impresionante observar el trabajo de estos últimos, cuando se dejan caer de a parejas por un costado de quebradas cubiertas de vegetación, a pocos centenares de metros del incendio que avanza arrasador hacia ellos, abriéndose paso hacia abajo, a una veintena de metros uno del otro, despejando el camino con increíble rapidez, usando motosierras que son potenciales bombas molotov, hasta unir ambas sendas abiertas en el fondo de la quebrada. Luego otros brigadistas provistos de lanzallamas proceden a quemar la vegetación de la ladera al interior de la senda con forma de U abierta por los primeros. Combaten de este modo el fuego con fuego, puesto que el incendio controlado provocado con los lanzallamas consume bastante oxígeno y hace perder fuerza al fuego principal que se aproxima. Al mismo tiempo, interponen de ese modo un cortafuego que dilata el avance del incendio o lo detiene en ese frente. Es difícil que exista un trabajo más arriesgado, sucio, incómodo y agotador que ese, sin embargo los brigadistas forestales lo realizan sin pausa a lo largo del día, y cuando se oscurece, disminuye el viento y el incendio amaina, continúan apagando los focos uno por uno hasta bien entrada la noche. Lo hacen un día y otro día, a lo largo de semanas y meses, sin descanso. Son gente anónima del pueblo, que ganan el salario mínimo y no tienen trabajo estable ni carrera funcionaria. Auténticos héroes, cuyo reconocimiento público es quizás el primer paso para galvanizar una reacción valerosa y decidida de todo el pueblo frente a la catástrofe. El que los incendios forestales una vez desatados resulten difícilmente controlables, al igual que las erupciones, maremotos y terremotos, que a menudo asolan el territorio nacional, no quiere decir que ellos no se puedan prevenir. Del mismo modo que las rigurosas normas de construcción antisísmica chilenas permiten que los daños provocados por estos últimos resultan asombrosamente limitados […]

Está ya completamente acreditado que la larga vigencia del sistema electoral binominal lo que logró es que los diputados y senadores se reeligieran hasta saciedad y le obstruyeran el paso a las nuevas generaciones. La presencia de unos pocos parlamentarios más jóvenes en este poder del estado, en general,  se explica en las mismas componendas cupulares o mediante aquellos “cupos por omisión”  y otras malas prácticas de la política cupular. En cualquier democracia más seria que la nuestra sería imposible concebir que con los elevados índices de desaprobación de nuestros gobernantes continúen rotándose en los cargos de confianza del Presidente y de los partidos oficialistas prácticamente los mismos protagonistas de la política de las últimas tres décadas. En este sentido, desde La Moneda hasta  las embajadas, más que servidores públicos,  lo que tenemos es operadores políticos,  puestos ahí de acuerdo a la correlación de fuerzas que se reconocen entre sí los partidos y que, por cierto, no se deriva de un rendimiento electoral verdaderamente  democrático y competitivo. Parece broma, pero es ampliamente reconocido que lo que impide la ruptura de la Nueva Mayoría es la posibilidad que tienen los partidos de ubicar en los cargos públicos a buena parte de sus militantes, ahora que el número de éstos en algunos casos prácticamente  se ha acotado a los que obtienen empleo y gozan de buenas granjerías dentro del aparato estatal. Los profundos desacuerdos ideológicos o programáticos de sus integrantes se hacen agua en este pragmático cálculo, así como explica que una gobernante tan desacreditada ante la opinión pública decida aferrarse a su cargo sin ponerle fin a una desastrosa gestión que en otros países del mundo ya la habría removido. Ciertamente que las autoridades no pueden estar condicionadas a las encuestas, pero en este caso es el sentido común el que avala los resultados de estos sondeos, además de los que también encargan y conocen los moradores de la propia Moneda. La ineptitud y la falta de probidad han acompañado los tres años de la actual administración, pero es en nuestras habituales calamidades cuando nuestros gobernantes incurren, incluso, en negligencia criminal. Chile ya no resiste más las graves faltas de prevención, como el completo fracaso de nuestros supuestos representantes al encarar los terremotos, inundaciones y ahora estos incendios que asolan nuestra naturaleza. Nos parece lamentable, en este sentido, que no existan los mecanismos legales para sacudirnos de tanta ineptitud y, más encima, corrupción. Es revelador que en la víspera de nuevos comicios presidenciales y parlamentarios, en lo que se empeñan verdaderamente las cúpulas dirigentes es en discurrir los nombres de quienes pueden retenerlos en el poder, más que encontrar los liderazgos que puedan realizar una buena gestión y sacarnos de la profunda crisis institucional y política en que vivimos. Nada o muy poco importan las trayectorias  de sus candidatos o lo que propongan en bien del país, sino únicamente si constituyen buenos “rostros” para cosechar votos dentro de esa minoría ciudadana que todavía se expresa en las elecciones. Así ha ocurrido […]

Cuando niño y adolescente fui scout activo, también asistí a un liceo experimental y, como era un excelente establecimiento, aprendí a comprender en unas asignaturas lo que viví acampando. Unos años antes de egresar nos dividíamos en menciones, yo salí de la mención biología, por lo que aparte de los cursos habituales, tuve zoología, botánica y un novedosos curso de ecología. La profesora de este último era un recién egresada y que nos desmitificó muchos conocimientos absurdos sobre la ecología, nos puso al día en los recientes avances de esos temas y, lo mejor, nos hizo encariñarnos con el método científico. ¿Qué se nos enseñó? No se hablaba de cambio climático, pero se nos dijo que el desierto venía bajando hacia el sur aceleradamente, si antes se secó Copiapó y casi se extinguieron los tamarugos de la pampa, el desierto ya asolaba La Serena, quizás la aislaría hasta, inexorablemente, secarla. El desierto se producía por falta de agua, mejor aún, por la interrupción del ciclo del agua en un lugar.  Sin embargo, desde los sesenta del siglo anterior no hubo mayor preocupación, era frecuente decir que un accidente orográfico iba a detener ese fenómeno, por ejemplo, en Angostura, lo cual era un acto de fe gratuito e indicaba que se renunciaba a todo el norte, Aprendimos que el desierto paraba su avance si se lograba que no se desplazara el ciclo del agua. El scoutismo tenía entre sus actividades tratar de plantar lo que fuera, recuerdo que tratamos de aplicar una técnica –los liman– que se trajo de Israel y que se aplicaba en el desierto del Negev para tener vegetación. El liman es una construcción artificial que aprovecha al máximo la condensación de agua que se produce en la noche y el agua que se lleva para el regadío, calculado con mucha precisión; se plantaron árboles desértico, los eucaliptus, que en Chile se han plantado en zonas de clima templado y que no abonan la tierra, como los pinos radiata. El propósito del liman es, idealmente, tener un bosque, los eucaliptos y pinos en climas impropios forman plantaciones forestales, las que no sirven para la actividad scout, no consolidan el suelo, no aceptan fauna ni otros vegetales asociados y arden como lo que son: yesca.  Plantar árboles en el desierto es algo que también hizo la Universidad del Norte hace, casi, cincuenta años. El tema es el agua, para que sea posible cambiar un suelo desértico en uno con vegetación y para conservar la aptitud de una tierra fértil. Entonces un Chile con bosque nativo, con reforestación con árboles que no sean combustible y que se acoplen bien a otras especies y al clima, con industria forestal con límites y royalties, con cursos de agua permanentes, con más inversión en brigadas que combatan, y no sólo intenten controlar, los incendios forestales, Chile no estaría ardiendo por los cuatro costados. Pero como tener agua es crucial, aprovechemos de recordar a un gran ingeniero que propuso una solución válida para tener […]

Para algunos individuos la batalla que da hoy Chile contra el peor incendio de su historia no parece ser contra el fuego, sino contra el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, contra “los políticos” o contra “los terroristas”. Alcaldes derechistas de las zonas afectadas persisten contra todo evidencia, o sin prueba alguna, en hablar de la “intencionalidad” de los incendios, y en teorizar sobre el desarrollo del fuego y su esparcimiento, pero además promueven la generación de una especie de doble poder en “sus” territorios, con declaratorias de “estado de sitio” locales y creación de milicias o grupos paramilitares, supuestamente espontáneos, bajo el pretexto de imponer el orden y algo así como “el vacío de poder” del Estado. Incluso han pretendido comprometer a autoridades militares a cargo del Estado de Emergencia, exigiendo ser reconocidos como autoridades paralelas a las autoridades gubernamentales, provocando reuniones, y tratando de involucrarlos en su deliberada estrategia provocativa, peligrosa, y francamente subversiva. Por ello resultan por lo menos aventuradas declaraciones como las que El Mercurio atribuyó al Jefe de la Defensa en la Séptima Región, general Javier Iturriaga, tras una reunión con  autoridades locales y el Ministro de Defensa, donde hace un llamado muy parecido a los que conocimos en 1973: ”Lo mejor es que la gente ayude a delatar a los inescrupulosos que pueden estar generando incendios” aunque advierte- por suerte- que “no tomen la justicia en sus propias manos”. Pero los que echan leña y bencina a la hoguera, recibieron en los últimos días un reforzamiento en esta línea de confrontación con el gobierno, y de creación de un estado de inseguridad, temor, sicosis colectivo y de crispación social, a través de declaraciones hechas a Radio Agricultura y difundidas, claro, por El Mercurio, del ex Comandante en Jefe de la Armada, y ex senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Jorge Arancibia, que por lo visto no está en retiro de su pinochetismo furibundo y militante. En la línea de la supuesta “intencionalidad” de los incendios y de las acusaciones mentecatas a las FARC de Colombia, al Estado Islámico y a mapuches y otros  “terroristas”, Arancibia se permitió afirmar que el Gobierno sabe “quienes son y donde están” los que provocan estos siniestros, y que “no existe la voluntad política de enfrentar a estos grupos concertados que provocan tanto daño”. Uno podría esperar un mayor equilibrio y responsabilidad e los juicios de un Almirante, en correspondencia con su rango, y respecto a su institución, por lo que es razonable que se le convoque a los tribunales para dar cuenta de sus afirmaciones y no dejarse llevar por una imaginación enfermiza que lo hace parecer estar viviendo los tiempos de la “guerra interna“ de la dictadura de Pinochet y permanecer en el pasado, como dicen algunos predicadores del olvido de los crímenes de la dictadura. Pero hay otro ejemplo en este mismo esquema de la mentira y la desinformación deliberada, o de la guerra sucia contra el gobierno y que constata que la Derecha busca seguir […]

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“Un partido funciona como una empresa, como una industria donde el director general (líder) y el consejo de administración (comité político) detentan un poder inalcanzable e indivisible. Para detentarlo precisan sólo de managers obedientes, empleados serviles, yes-men, o sea los hombres que no son hombres, son autómatas que dicen siempre que sí” (Oriana Fallaci) Los partidos políticos hoy están en un momento de alerta. Están desorientados, no logran entender el actual contexto social; pareciera que alguien les pateó el tablero, y ese alguien no aparece, es invisible… ¡pero sí existe! Esta desorientación los hace tomar malas decisiones, esta pérdida del sentido los lleva a instalar puntos de vista a ratos surrealistas, en otras ocasiones, puntos de vista carentes de ética y verosimilitud. Diagnosticar mal un momento social, es el resultado de múltiples variables, una de estas: la sordera crónica, es decir, no escuchar y ni ver al otro. No sentirlo, no validarlo, no reconocerle su poder y autoridad como ser humano y ciudadano. “Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado” (Albert Einstein) Soy un convencido que un partido político debiera ser sinónimo de acuerdo, propósito, acción, creencia, poder y participación. Cuando un partido transita por estas distinciones, eso significa que el norte trazado a corto, mediano o largo plazo en algún momento tendrá resultados positivos, es decir, lo que se soñó ocurrirá. Por lo mismo, sostener una promesa, un sueño, una utopía, una opción es, definitivamente, toda una quimera en estos tiempos de oportunismo y hambre exacerbada por una “peguita”. Que un partido político opte por construir una mejor sociedad, esa sola declaración ya no basta para hacerla una colectividad interesante y respetable. Hoy la política necesita que esas declaraciones se transformen en acciones concretas, en táctica, en conducta coherente, consistente y sostenida en el tiempo. Digo esto porque los partidos políticos aún tienen la posibilidad de sumar al mundo social… pero sí, con otros valores y paradigmas, ya no tan transaccionales y oportunistas. Soy de la idea que hoy los partidos políticos necesitan de un nuevo GPS, instrumento que los lleve a nuevos lugares, a nuevas creencias y conversaciones… y lo más importante, a nuevas formas de empatizar con las personas y sus necesidades. Otro tema que me conecta con los partidos políticos es la capacidad que éstos pueden llegar a tener para generar opinión, ideas, miradas y acciones. Ahora, todo esto ocurre cuando el colectivo político tiene la capacidad de conversar desde insumos actualizados, desde saberes a la altura de los tiempos. Este mundo dinámico necesita de preguntas mayores, con altura de miras y altamente informadas. Pregunta: ¿qué nivel de actualización tiene hoy el saber promedio de un colectivo político? Creo que el presentismo del poder por el poder los hace valorar muy poco el mundo de las ideas. Por lo general los partidos buscan a sus cuadros técnicos para procesos electorales solamente, para así generar propuestas… pero eso es todo. El momento, la foto, el titular, […]

El último balance entregado por la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI, 30 de enero) cuantificó en 547 mil las hectáreas consumidas por el fuego, 3.782 los damnificados, 11 fallecidos, 1.047 casas quemadas y 1.108 los albergados. Son 72 comunas las que están bajo emergencia en las regiones de O’Higgins, Maule y Biobío. Se trata de comunas que además concentran la mayor tasa de pobreza, toda vez que el avance de los monocultivos forestales, no solo seca el agua, sino también, genera despoblamiento, erosión de los suelos, termina con la biodiversidad y el desarrollo de la agricultura. Si bien, la urgencia hoy se centra en el combate del fuego, la protección de vidas y en dar tranquilidad a la gente, es deber del parlamento poner en la mesa los temas de fondo y convertir en ley los proyectos que buscan que catástrofes como esta no se vuelvan a repetir. Esta emergencia ha dejado en evidencia, no solo las deficiencias de un estado reducido a su más mínima expresión, con una Corporación Nacional Forestal (CONAF) que es una corporación de derecho privado, sino también la nula inversión de parte de las empresas forestales, que utilizan sólo el 1% de sus utilidades en prevención de incendios, mientras la norma internacional habla de al menos un 5%, en definitiva: el agotamiento del “modelo” forestal neoliberal instaurado en dictadura. Es necesario recordar como las forestales llegaron a ostentar tanto poder. Fue en octubre de 1974 cuando se implementó el Decreto Ley 701, con el cual el estado fomentó la expansión forestal, subsidiando el 75% del valor de cada hectárea plantada con pinos y eucaliptus (que en la práctica llegaba a 100% producto de los sobreprecios), sin que ningún gobierno en democracia haya cuestionado el denominado “modelo” forestal. Asimismo, se les entregaron a los empresarios: viveros, plantas industriales (celulosas) y decenas de miles de hectáreas de tierras, muchas de ellas arrebatadas a comunidades mapuche. Muchos comuneros fueron asesinados por defender sus tierras y hoy otros siguen luchando para detener el avance de los monocultivos. Con este negocio, son tres las familias beneficiadas: los Matte, dueños de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), mismos que protagonizaron la colusión del papel tissue; Bosques Arauco, los Angelini, mismos que protagonizan el caso Corpesca, y el empresario de Renovación Nacional, Jorge Carey, íntimo amigo del ex presidente Sebastián Piñera. Estas familias tienen, en conjunto, más tierras que todo el pueblo Mapuche. Son dos millones de hectáreas versus los 300 mil mapuches que habitan en comunidades rurales detentan poco más de 900 mil hectáreas. De esta feroz injusticia se alimenta lo que equívocamente se ha llamado: “el conflicto mapuche”. Para garantizar la imperecedera vigencia del DL 701, los empresarios han utilizado diversas fórmulas, como el financiamiento de la política, es decir, sobornos legales e ilegales, a personeros desde la derecha hasta la Nueva Mayoría. Cabe señalar que en un listado dado a conocer por Ciper Chile, figuran 19 empresas forestales y 10 filiales de la CMPC, solicitando beneficios tributarios […]

Suelen vincularse los temas internacionales a giras de autoridades, a importantes reuniones, o a solemnes decisiones del Presidente de la República, todas ellas cosas muy interesantes e, incluso, trascendentes, pero rodeadas de secretismo y un cierto misterio, que las aleja de las preocupaciones cotidianas de la gente. Independiente de la conveniencia que para algunos tiene que la población mantenga esta idea y no se meta en materias que según ellos no les corresponde, el entorno vecinal y el mundo en general conforman una dimensión cada vez más ligada a los intereses inmediatos de los chilenos. En tiempos de globalización el desarrollo depende de la tecnología, de la innovación, del comercio, de las comunicaciones y de la cultura, de articular soluciones para los problemas que afectan al conjunto del planeta y de la solución pacífica de las controversias. Por ello, la cooperación es fundamental para sumar potencialidades y sinergias que permiten alcanzar metas que por sí solo nadie sería capaz de conseguir. Un ejemplo es la asociación entre regiones contiguas pertenecientes a dos o más países, que entre ellas pueden aprovechar mucho mejor sus potencialidades, o acuerdos estratégicos que permitan cruzar naciones, que requieren la expansión de la infraestructura y la facilitación de los intercambios, del transporte, las migraciones y la explotación de los recursos locales, entre otras ventajas, elementos que deben ser tratados por los Gobiernos nacionales, regionales y locales, de manera coherente. La relación entre el territorio y la globalidad es una necesidad que se impone en cualquier estrategia de desarrollo, así como el Estado descentralizado es condición para la democracia y el bienestar del conjunto de la población. Por eso estamos hablando acá de demandas populares y no de cuestiones académicas o exclusivas de la élite.        A pesar de los Donald Trump, Marine Le Pen o Víktor Orbán, las tendencias que hemos observado en las últimas décadas no cambiarán así como así, podrán mutar hacia modelos diferentes, o adaptarse a las crisis, pero mantendrán sus características fundamentales, porque detrás de ellas hay un sistema de dimensiones universales que determina la naturaleza de su estructura. Como el esfuerzo destinado a lograr la plena inserción internacional de Chile llegó para quedarse, independiente de que puedan variar métodos y circunstancias, se requiere una forma más participativa para fijar los objetivos de la política exterior del país, disponibilidad constante de información y poder para tomar decisiones, tanto de las instituciones centrales que no dependen del Ejecutivo como de los poderes más cercanos a la ciudadanía. Esta no es la conclusión de una comisión de expertos, sino una sentida exigencia popular, aunque se note menos en Santiago que en las regiones, razón por la que se impone su presencia en los programas de las candidaturas presidenciales, parlamentarias y de Gobernadores Regionales (tengamos fe que serán este año), sobre todo ahora que hay elecciones… ¿y si no cuándo? Por Cristián Fuentes V. Cientista Político, Universidad Central de Chile Santiago de Chile, 30 de enero 2017 Crónica Digital

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