Cuesta hablar de Fidel y Cuba.   En especial, cuando no se ha puesto un pie en la isla separada por 140 km de mar, del gigante del norte.  La prudencia invita a tomar un respiro.  Porque estamos invadidos de referencias y testimonios contrapuestos, cargados ambos de un sentido escatológico. Ya sea, porque para unos el anciano barbudo, sería la mano derecha de Mefistófeles -y para los otros- la experiencia viviente del Arcángel Gabriel.      Y si el personaje es contradictorio, Cuba, desde la lejanía de la pantalla no deja de tener lo suyo, con sus pintorescos vehículos del año de la pera, sus envidiables atletas, su música, su sistema de educación, sus profesionales de la salud.   De los cubanos que he tenido el gusto de conocer en mi país: mecánicos, vendedores,  dueños de tienda, un par de choferes de UBER -y por supuesto- profesionales de diversas ramas del conocimiento, tienen una característica particular: ninguno de ellos es un ignorante, un desinformado. Se trata de gente amena y culta.      Esa distancía física,  no puede actuar como impedimento a la hora de establecer una mirada, reconociendo que se escribe desde otra esfera -y en consecuencia- influenciado por categorías culturales e intelectuales distintas.      No se puede entender la historia de América Latina de los últimos cincuenta años, sin considerar la revolución cubana como un elemento relevante -y a Fidel Castro, como un actor  de la misma envergadura. Para moros y cristianos, es un hecho indesmentible.      La irrupción del “Movimiento 26 de julio” el año de 1959, desencadena de inmediato la discusión de las izquierdas en el continente.   Porque la posibilidad de “la copia feliz del Edén” era un camino posible.  Como buen general después de la batalla, José Rodríguez Elizondo, en una columna escrita en El Mostrador[i] carga los dados de un modo particular, sobre el líder cubano: “Cuando dictaminó que su revolución armada y socialista había echado a andar por toda la región, con paso de gigante, las izquierdas y centroizquierdas democráticas quedaron entre dos fuegos: al frente, las élites tradicionales, respaldadas por los Estados Unidos; a sus espaldas, los castristas emergentes”.      Si aceptamos la premisa que las revoluciones sociales son un acontecimiento, usando el concepto en el sentido que lo entiende Alain Badiou, como una novedad radical; capaz de trastocar las maneras de conocer establecidas -y por tanto- apta para la elaboración de  discursos de verdad, en su dimensión de saber-poder, sin previo aviso y respaldados por el hecho irrefutable de la novedad.  ¿Por qué la revolución cubana tendría que haberse inhibido de aquello?  O ¿Sólo es posible la construcción de nuevas formas de relación política y social; cuando provienen en lengua francesa, anglosajona o rusa?     ¿Por qué negar a los revolucionarios cubanos esa posibilidad? Otro cuento, es la evaluación política de cómo se asume dentro de la región dicha contingencia, culpar a la revolución cubana y en particular a Fidel Castro, de los procesos dictatoriales de América Latina, lo considero sencillamente un atentado a […]

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Al igual que sucedió al término de su primer gobierno, la Presidenta y sus ministros están elevando las manos al cielo celebrando un “gran acuerdo nacional” con la derecha con el objetivo de entregar una cantidad de recursos públicos sin precedentes, más de un billón de pesos, sin rendición de cuentas, a las universidades privadas, especialmente a las que lucran. Como no les bastara que la mitad del presupuesto de educación superior presentado estuviese destinado a créditos y becas, es decir al “subsidio a la demanda” que ha sido la esencia de la política educacional de todos los gobiernos desde 1990, la derecha forzó al gobierno a la ignominia de regalar algunos miles de millones adicionales a las privadas bajo chantaje de llevar al “tribunal constitucional” la glosa de gratuidad, la cual más allá de sus defectos es la única política efectiva de transformación de este sector y que en el presupuesto alcanza apenas a un tercio de los recursos totales. Nada impedía que el gobierno destinase todos los recursos de créditos y becas a gratuidad, lo cual hubiese permitido extenderla de inmediato a más de dos tercios del estudiantado de educación superior, más de 800 mil alumnos que cubren los nueve primeros deciles de ingreso familiar. En lugar de eso han ampliado por igual los recursos a gratuidad y créditos agregando 200 mil millones de pesos adicionales a cada partida respecto del 2016, aparentemente siguiendo la política de “dejar contentos a todos”. Ello resulta tanto más impresentable cuanto es de público conocimiento que tal propuesta fue acordada en un cenáculo íntimo que reúne a los ministros respectivos, los parlamentarios más vociferantes en la materia y los principales lobbistas de las privadas que más lucran, quienes ejercen el oficio de modo ilegal puesto que no están inscritos como tales sino que fungen de autoridades “académicas” con sueldos multimillonarios sin tener otro antecedente que su amistad estrecha con las autoridades que distribuyen los fondos públicos, todos ellos correligionarios en dos partidos de gobierno. Se equivocan profundamente quienes presentan este acuerdo como un logro. Al revés, representa la abdicación de la voluntad reformista y así es percibido por la ciudadanía. Así lo han entendido también varios parlamentarios, como el senador Urresti que ha declarado “no estoy disponible para apoyar un proyecto que genera una contrarreforma” o el senador Quintana que ha dicho que “el Gobierno pasó del realismo sin renuncia derechamente a renunciar… ha traspasado la «línea roja» al entregar recursos a establecimientos que lucran” y el senador Montes, quien ha “lamentado la falta de fuerza y convicción de nuestro gobierno de jugarse por el cambio en educación superior”. Al igual que sucedió el 2010 y nuevamente en las recientes municipales ello conducirá con seguridad al rechazo ciudadano en las elecciones venideras. Con toda razón pues ¿con qué autoridad van a pedir a un pueblo cada vez más indignado que confíe nuevamente en una coalición a la que eligió con abrumadora mayoría parlamentaria con la promesa de hacer reformas y finalmente renunció […]

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Actualmente, en el presente, setenta y seis países reciben en el mundo la ayuda de médicos formados en Cuba. Decenas de miles de profesionales de la Salud instruidos en la isla, de alta calificación, trabajan en diversos territorios del planeta, en su mayoría pueblos y naciones que no tienen acceso a los servicios médicos y sanitarios mínimos y básicos. Se trata de millones y millones de personas beneficiadas por este servicio social cubano. Cuba tiene poco más de once millones de habitantes. El Estado Cubano financia en su totalidad la formación de todas y todos los profesionales médicos y de la salud. Se trata de un altísimo porcentaje del presupuesto nacional, sólo comparable con el asignado (año a año desde que comenzó la Revolución) al item de Educación y Cultura. Una parte no menor de esos profesionales salió de la isla, no al mercantilizado mundo de la salud capitalista y neoliberal. La mayoría, decenas de miles, cumplen un sacrificado servicio social internacionalista que sólo se explica en su compromiso personal y en su formación ética. Cuba no recibe nada, a cambio de este servicio humanista. Nada. El peso de este compromiso social  lo sostiene el Pueblo cubano, porque el lector podrá concluir que financiar y sostener esta red mundial, tiene costos, y bastante grandes. A fines del siglo pasado, cuando el mundo se estremecía con las luchas de pueblos todavía bajo el yugo colonial e imperial, Cuba tomó la determinación de ayudar, en todos los planos, a esos pueblos. No fue una decisión unilateral ni tampoco reservada a los Comandantes de la Revolución. Esa determinación se compartió en todas las esferas de las organizaciones del Poder Popular cubano; en el Partido Comunista de Cuba; en las FAR; en las organizaciones de la Defensa Civil; en los espacios orgánicos de militantes internacionalistas que formaron parte de la propia Revolución, sin ser personas nacidas en la isla. ¿Esa trascendente determinación tuvo razones político-estratégicas?: Por cierto que sí. La conducción cubana consideró que esos procesos de emancipación podían abrir un nuevo escenario mundial para las fuerzas del Progreso, al infringir una derrota también estratégica (y tal vez definitiva) al colonialismo contemporáneo en todo el planeta. El mundo en esos años vivía una fase de agudas confrontaciones, y ningún continente fue ajeno a este proceso. En América, el imperialismo norteamericano sostenía un sistema colonial y dictatorial en varios países de Centroamérica y El Caribe, y no dejaba de persistir en cambiar el rumbo de procesos democráticos que afirmaban la legitimidad histórica de no pocos estados nacionales, especialmente en el Cono Sur americano. Un pequeño país, con una cantidad de habitantes reducida, bloqueado económica y militarmente por el más poderoso imperio contemporáneo, ordenó sus esfuerzos en esa dirección. A esa determinación obedece la salida del Che de Cuba; de los miles de combatientes que incluso sirvieron su servicio militar en tierras africanas, y miles que sus cuerpos quedaron en esas tierras. Es un hecho histórico notable la estrategia político-militar cubana que, en poco tiempo, ayudó […]

Ha partido un referente indiscutible de aquellos y aquellas que creemos firmemente en la dignidad de todos los pueblos. El 26 de julio de 1953 fue el asalto al Cuartel Moncada y, por tanto, el punto de partida de la Revolución Cubana. El comandante martiano y bolivariano luego de 63 años de incesante lucha ha partido de este mundo dejando un legado histórico que trasciende las fronteras de la Isla para situarse en el corazón de Nuestra América. Hablar de Fidel, es referirse a una de las personalidades más relevantes de la historia social y política contemporánea; es remitirse al constructor de un nuevo tiempo para las aspiraciones de soberanía y justicia social de todos los pueblos al Sur del Río Bravo; es reconocer que las transformaciones son posibles, a pesar de las condiciones adversas; es valorar al estratega y al militante comprometido con la unidad, al intelectual sencillo y cercano que logró revertir con creatividad y valentía la condena que Estados Unidos difuminaba sobre Cuba. Si el propósito de los Estados Unidos, a través de su bloqueo económico, comercial y financiero, era aplastar la dignidad de la Isla, Fidel respondió construyendo en forma colectiva un proyecto de dignidad y autodeterminación, que hizo propio cada niño, cada anciano, cada barrio de Cuba. Como el mismo lo explicó: “Cuando los hombres llevan en la mente un mismo ideal, nada puede incomunicarlos, ni las paredes de una cárcel, ni la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo, una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos”. De hecho, John F. Kennedy, el ex Presidente de los Estados Unidos, manifestó en forma autocrítica que “Fidel Castro forma parte del legado de Bolívar. Debíamos haber dado al fogoso y joven rebelde una más calurosa bienvenida en su hora de triunfo”. Tras una vida incansable de luchas, Fidel logró derrotar las barreras del imperialismo. Logró ser derechos sociales y solidaridad internacional. Fue educación y salud; ciencia y cultura; ideología y canción. El teólogo Frei Betto señaló: “Aprendí a amar a Cuba, incluso sus errores, porque lo positivo es mucho más profundo; porque soy cristiano y creo que el mayor don de Dios es la vida, y no hay nación en el mundo que defienda la vida como Cuba”. Añadió: “Pese a toda su genialidad, de toda la historia que encarna, Fidel consigue hacernos sentir su hermano”. Para tales efectos, colocó siempre en el centro de sus prioridades la unidad frente a los provocadores y las provocaciones, la unidad por el interés colectivo y comunitario frente a los que privilegian el cálculo pequeño y el pequeño interés, la unidad a pesar de las traiciones y las deserciones de los que anteponen el sentido de la ubicuidad frente a las necesidades permanentes de los pueblos y las comunidades. La lealtad y la coherencia fueron rasgos determinantes de su estrategia y su práctica política. Recordar a Fidel hoy es reafirmar el compromiso social, es renovar el ideario político de las y […]

Durante los años de la postguerra europea, al final de la década de los 40,s leía a Albert Camus y pasé luego algunos períodos de tiempo en Paris donde viví la perplejidad y expectación de los jóvenes que veían  su futuro lleno de pasado. Más tarde, como Rector de la Universidad de Granada (1968 – 1972) sentí una gran curiosidad por conocer quién era y qué representaba el Comandante Castro que, con el Che Guevara, suscitaba tanta admiración en aquellas generaciones que, no exentas de razón como se ha visto después, se resistían a dejarse ahormar por los poderes post-bélicos (¡tan “bélicos”!). También contribuía a mi creciente interés por conocer más sobre este tema el hecho de que la España franquista fuera la única vía de acceso a la “isla aislada”: Madrid- La Habana… Me di cuenta ya entonces –y tuve ocasión de conocerlo más de cerca en la época de la glasnost y la perestroika- de la enorme influencia de Fidel Castro en una América Latina sometida, para la que los cubanos representaban el sueño de liberación. En efecto, Cuba fue el único país latinoamericano que no sufrió el inmenso y culposo “Plan Cóndor”, iniciado en 1975, que sustituyó por dictadores y juntas militares a los poderes establecidos y asesinó a mansalva… No se debería reflexionar sobre el castrismo sin tener en cuenta la trágica realidad de dependencia y sumisión vivida en aquellos países. Cuando se habla del incumplimiento por parte de Fidel de los Derechos Humanos, del desmedido tiempo en el poder y la ausencia de pautas democráticas, pienso en el lupanar que era la isla con Fulgencio Batista… en la reverencia que profesan los “mercados” a países en los que el poder es sucesorio por decisión atípica y no expresa la voluntad popular ni se respetan los derechos humanos más elementales. Produce bochorno pensar que cuando se va a negociar con China se elimina antes la Ley de Justicia Universal… y cuando las conversaciones se tienen con Arabia Saudita se excluyen de la agenda los Derechos Humanos y, en particular, los de la mujer… En la actualidad, en las últimas etapas de la deriva de un sistema que cambió los valores éticos por los bursátiles y a las Naciones Unidas por grupos plutocráticos (G6, G7, G8, G20), contemplamos estupefactos como tiene lugar el acoso y derribo de países-alternativa tan importantes como Argentina y Brasil, a través de auténticos golpes de Estado debidamente “disfrazados”. En los años 1978 -81 en que desempeñé el cargo de Director General Adjunto de la Unesco, tuve ocasión de apreciar la rápida acción solidaria que Cuba llevaba a cabo. Pienso especialmente en la caída de Somoza en el mes de julio de 1979. Llamé al Presidente Adolfo Suarez, de quien era Consejero en aquel momento, y le dije que sería bueno enviar rápidamente a unos cuantos maestros y maestras para contribuir a la normalización educativa de Nicaragua. A los tres días centenares de docentes cubanos llegaban, provistos de tiendas de campaña, con las […]

Trump presidente de los EE. UU. representa el giro reaccionario más peligroso en la situación internacional desde la ascensión de Hitler al poder en Alemania. No hay que engañarse ni permanecer indiferentes al respecto. Las multitudinarias manifestaciones de rechazo en las principales ciudades estadounidenses muestran el camino y deben ser seguidas en todo el mundo con la misma decisión, amplitud y masividad global con que se enfrentó la invasión de Bush y Blair en Irak. Es el momento de recoger las enseñanzas de quienes derrotaron al fascismo y el militarismo agresivo instalado en el poder de grandes naciones en el siglo pasado, en la estela de la Gran Depresión y la incapacidad de gobiernos liberales para aplicar allí soluciones que el pueblo indignado exigía y los gobernantes de otras naciones, en primer lugar los propios EE. UU., felizmente tuvieron entonces la visión y fuerza de realizar. Tras algunas vacilaciones, ellos no fueron presa del autoengaño pacifista y conciliador ni del sectarismo divisionista. Supieron deponer sus diferencias, se unieron en un solo frente desde conservadores hasta comunistas y actuaron con toda decisión, aplastando al fascismo. Modestamente, los chilenos hicimos algo de lo mismo cuando la hez de la sociedad y la política se instalaron en el poder absoluto también en nuestro país, y asimismo logramos expulsarlos, aunque fuera “a la chilena”. El correlato en la política chilena de hoy es bien evidente. Sobre la base firme de esas experiencias grabadas a fuego en la memoria del pueblo, hay que afiatar una gran coalición democrática decidida a hacer los cambios necesarios para encauzar constructivamente la inmensa energía que está fluyendo de una de las mayores oleadas de indignación popular de la historia, que está en pleno curso y se elevará mucho más todavía. La principal responsabilidad al respecto la tiene hoy la Jefa del Estado y la alianza que la eligió. Ella debe sacar su gobierno de la deriva en que se encuentra en medio de la tormenta, encabezar desde ahora el destrabamiento y profundización de las reformas hoy entrampadas, retomando en el último cuarto de su mandato el rumbo decidido que le ha faltado hasta el momento, proyectando así su coalición, deseablemente ampliada hacia ambos costados, hacia un nuevo gobierno. La oposición de dentro y fuera del gobierno debe jugar asimismo un papel constructivo y permitir las reformas, por poco que les gusten. Si no lo hacemos, es más que seguro que la indignación popular será instrumentalizada por la demagogia fascista también en nuestro país, con imprevisibles consecuencias y para males mayores. Por Manuel Riesco Santiago de Chile, 30 de noviembre 2016 Crónica Digital  

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“UN VETERANO DE TRES GUERRAS”, ENTREVISTA CON SU AUTOR  EL PERIODISTA GUILLERMO PARVEX Después de recorrer muchas editoriales sin éxito la Academia de Historia Militar, se interesa por este relato que hace el soldado José Miguel Varela de la Guerra del Pacífico, la incorporación  de los territorios al sur del Biobío, la llamada pacificación de La Araucanía y la Guerra Civil de 1891.  Publicando  en el 2014 estos antiguos apuntes biográficos que se han transformado en todo un fenómeno de ventas. ¿Cómo llegan estos manuscritos a tus manos y que hoy corresponden a tu exitoso libro “Un Veterano de Tres Guerras”? -Mi abuelo en los años 20 era amigo de José Miguel Varela y participa en la redacción de esos manuscritos en Valdivia, haciendo anotaciones de las conversaciones con Varela. Déjame entender, ¿el manuscrito no es de Varela? -Mira hay una mezcla ahí de cosas. De las conversaciones mi abuelo comienza a tomar nota de lo que le contaba Varela y en algún momento Varela le dice a mi abuelo que también tenía unos escritos de campaña y que si quería ocuparlos y transcribirlos para hacer un diario o algo así, lo hiciera. Por tanto, yo me encontré con conversaciones muy taquigráficas de mi abuelo con Varela y por otra parte las transcripciones de los diarios de campaña y de vida  que había escrito el propio Varela y todo eso quedó al final en unas 600 hojas con distintos membretes, como  de la cruz roja, de salitreras y bancos. También distintos tipos de papel, luego mi abuelo se vino a Santiago y se trajo todos estos apuntes sin hacer nada con ellos. ¿Y qué año sería ese? -Estoy hablando de 1920- 1922. Pero en el año 1965 mi abuelo me regaló un paquete con todos esos apuntes siendo yo chico tenía 11 años. Me dijo: mira aquí hay una historia bien bonita de un soldado de la Guerra del Pacífico…ah ya gracias tata- le dije- y lo guarde. Como niño no le di  mayor importancia, uno está en otra.  Y luego a los 6 meses  él murió. ¿Era el papá de quién? -De mi mamá. Yo al abuelo le tuve mucho cariño, éramos muy amigos, pero el fardo de manuscritos quedó ahí. Comencé a crecer y con esto los cambios de casa y siempre agarraba los libros que me había dejado mi tata y el montón de hojas, pero no lo habría. Y así fue pasando el tiempo, después me case y me volví a cambiar varias veces de casa. ¿Pero cómo pasaron tantos años y nunca leíste nada de esos manuscritos, no fuiste curioso?  -Mira me daba cosa desamarrar ese paquete que había hecho mi abuelo, pero yo lo único que sabía era lo que me había dicho él, que era la historia de un soldado. ¿Y cómo estudiante de periodismo tampoco se te ocurrió aprovechar esa historia? -No…imagínate cuando yo me case  en 1981 me fui a vivir a un departamento y el manuscrito quedó en el entretecho […]

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Chile debe ser el país más cubano del mundo. Después de Cuba, claro. Desde los acérrimos anticastristas que hasta hace pocos años eran Pinochet-lovers, pasando por los políticamente ambivalentes (de derecha o de izquierda) que ensalzan algunos aspectos de Cuba y condenan otros, hasta la izquierda más dura que ve en Fidel un libertador del siglo 20, todos en nuestro país tienen algo que decir acerca de esa pequeña isla caribeña. Respecto a los primeros o los segundos vale la pena preguntarse por qué la mayoría de estos anticastristas chilenos (incluyendo a los líderes “guatones” de la Democracia Cristiana) , que critican la falta de libertad de prensa y el sistema de partido único que existe en Cuba, no realizan las mismas críticas a la China comunista. ¿Por qué no tocaron sus cacerolas cuando, hace poco días, el Presidente chino realizó una visita al país? Hace 20 años, cuando Fidel Castro estuvo en Chile para la Cumbre Iberoamericana de 1996, en el barrio Las Condes sonaron las cacerolas. Pero éstas no sonaron a hace una semana cuando Xi Jinping estuvo en el país. ¿Por qué no? Un razón puede ser la distancia cultural entre ambos países, y otra porque China significa negocios para los empresarios chilenos. Después, de todo, el gigante asiático se ha convertido en el mayor socio comercial de nuestro país en los últimos años. Y, claro, Cuba no lo es. En otras palabras, si se pueden hacer buenos negocios con un país (así este sea comunista), poco importan los derechos humanos, las libertades políticas o cualquier otra cosa que intervenga en el ciclo de la rentabilidad. Por eso, los sectores derechistas chilenos defendieron –y defienden- hasta el día de hoy a la dictadura de Pinochet bajo el prisma de que “si bien es reprobable que haya matado a chilenos, modernizó la economía del país”. Es decir, la moralidad política y humana de una parte importante de la derecha chilena se reduce a una sola cosa: su billetera. Y como Cuba no ha sido negocio para las empresas chilenas, se resalta su carácter dictatorial. Y como China sí ha sido negocio, de pronto todos ellos sufren de amnesia democrática. Una parte de nuestra supuesta centro-izquierda critica el “infantilismo revolucionario” (José Joaquín Brunner) o el monarquismo izquierdista (Rafael Gumucio) de la Cuba socialista. Se trata de esa nueva centroizquierda chilena nacida con la democracia de los consensos del gobierno de Patricio Aylwin, más empeñados en criticar a la izquierda que a la derecha. Sus numerosas columnas que se publican en la prensa más influyente del país están obsesionadas con los derechos humanos, civiles y políticos de la pequeña isla caribeña, pero guardan un estricto silencio frente a los acontecimientos de Brasil, que llevaron a derrocar a una presidenta popularmente elegida para instalar en Brasilia a una cofradía de corruptos de ultraderecha comandados por el actual presidente Temer. En tanto, la izquierda más dura, pero también más fiel a su historia, sólo rescata lo positivo del castrismo. La salud pública, […]

Los teléfonos sonaban de manera persistente y los mensajes de condolencias se dispersaban por doquier, mientras las televisión de Chile intentaba de capitalizar la noticia de la muerte de Fidel Castro. El deceso del líder de la Revolución cubana a los 90 años de edad no dejó de ser sorpresiva. Lo extraordinario fue el impacto en las redes sociales, la radio, televisión y prensa escrita en Chile, con criterios no siempre concordantes. Al margen de los detractores habituales, desde el mensaje lacónico pero contundente de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, los comentarios de varios de sus ministros, médicos graduados en Cuba e intelectuales, brilló el respeto y la admiración. «Fue un líder por la dignidad y la justicia social en Cuba y América Latina», resaltó Bachelet. Unos 25 médicos egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAN) de La Habana no pudieron ocultar sus emociones y en un encuentro con el embajador de Cuba en Chile, Adolfo Curbelo, reiteraron su «agradecimiento eterno a Fidel «. Abundan todavía mensajes en las redes sociales. Dos de ellos en horas muy tempranas del responsable de la imprenta del diario El Siglo, Damián Trujillo, y del presidente del medio electrónico, Crónica Digital, Iván Gutiérrez. También se apresuraba a dejar testimonio de su pesar el director general de la revista Punto Final, Manuel Cabieses, un entrañable amigo de Cuba, reputado escritor que sufrió las atrocidades de la dictadura de Augusto Pinochet. Significativamente, en una entrevista con la cadena 24 horas de Televisión Nacional de Chile, el senador de centroderecha Andrés Allamand, reconoció el legado humano de Fidel Castro en un caso personal. «El para nuestra familia fue un verdadero ángel, dijo Allamand, miembro de partido Renovación Nacional (RN), quien al mismo tiempo hizo una separación de sus puntos de vista en relación con los temas políticos. Ante un grave accidente que sufrió su hijo Juan Andrés a los cuatro años de edad, el legislador ponderó la «gran y desinteresada ayuda» que el entonces mandatario cubano le brindó a su familia en los años 90. Un hijo mío muy chiquitito tuvo un gravísimo accidente, se nos cayó en una piscina y quedó con un daño neurológico muy alto y mi mujer y yo recibimos un llamado directo de Fidel Castro que  nos ofrecía ayuda para el tratamiento y recuperación de nuestro niño, relató. Me impresionó enormemente. La primera vez que hablé con él le dije que si sabía quién era yo, le dije que era un dirigente de la oposición y me respondió: «lo tengo absolutamente claro y ésto no tiene nada que ver con eso». Allamand detalló que durante 10 años viajó a la isla caribeña para el tratamiento a Juan Andrés. «Fidel Castro no solamente nos ayudó, sino que él durante muchos años se preocupó personalmente de la recuperación de Juan Andrés. Muchas veces a título de nada llegaba al hospital, hablaba con los equipos médicos, se preocupaba de los medicamentos y las terapias», anotó. «Mi familia y yo tenemos el mayor agradecimiento […]

Ha muerto Fidel. Y entra en la leyenda histórica de su país, el continente y el mundo. Cuba, América Latina y el mundo despiden su figura y realzan  la obra política y social que se confunde con su biografía,  su pensamiento de valor estratégico, las convicciones que animaron su acción practica, su compromiso solidario con los pueblos en lucha . Y más allá de un juzgamiento cargado por las convicciones o el enjuiciamiento, que  surge  a la hora de los balances, y en dependencia  del compromiso partidista  o del prejuicio ideológico, o los intereses de la coyuntura, lo que se impone es un análisis objetivo de su rol en la historia, de la influencia que ejerció  en el escenario político y social regional y mundial. De Fidel Castro Ruz, nacido en Cuba, se puede decir que es ciudadano de América Latina donde su acción  política, revolucionaria,  tuvo un escenario  épico. Su nombre, sin  suda, y más allá de la emoción de su partida, quedará inscrito entre los padres fundadores de esta Patria Grande, que inspirara y motivara  a Miranda, Bolívar, San Martín, O’Higgins, los Carrera, Manuel Rodríguez, Artigas de la lucha contra el Colonialismo y por la Independencia, y los que vinieron después, Sandino, Recabarren, Bilbao,  Martí, Pancho Villa, Prestes,  el Ché,  Allende y tantos otros, que  pertenecen, como él,  a la historia de la liberación de nuestros pueblos Generaciones de jóvenes  se inspiraron  en su ejemplo, y asumieron su compromiso, entregando esfuerzo y su vida  en pos de objetivos de liberación, en sueños de libertad. Con  Fidel y la Revolución Cubana, la dignidad, el patriotismo y su contenido latinoamericano, la solidaridad y el sentido de pertenencia,  en el discurso y en los hechos, a una  lucha revolucionaria común,  asumieron una categoría  conceptual  en la teoría y la práctica social y política. La revolución, como objetivo político y social y como hecho colectivo, como una reacción de pueblos oprimidos y ofendidos,  de generaciones sin futuro,  adquiere el carácter ciudadano  de un derecho  humano y un valor ético. Hay muchos aportes de Fidel y la Revolución Cubana al acerbo de las fuerzas revolucionarias, democráticas, progresistas de América Latina y del mundo, tanto en relación a las fuerzas motrices de los procesos revolucionarios, de la relación dialéctica entre democracia y revolución, de respuestas, que en oportunidades han confrontado dogmas o prejuicios, pero que han contribuido a la maduración de respuestas en los nuevos desafíos e interrogantes y demandas  de un mundo en proceso de cambios, nuevas agendas y la emergencia de nuevos liderazgos y nuevos actores. Los analistas pueden encontrar en el proceso  bullente de la Revolución Cubana, de sus aprendizajes, de sus contradicciones y de sus búsquedas, sus errores y aciertos,  donde el papel conductor de Fidel y otros de sus personeros se ha hecho presente, y en campos  de la agenda académica y política practica, como el protagonismo social y político de la población afrodescendiente o  la reivindicación  de la historia y los derechos de  la población originaria  de la […]

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Un café en una plaza con historia....

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