Ya se sabe que el Partido Demócrata Cristiano nunca podrá sacudirse de su postura oficial frente al Golpe Militar de 1973, de la precaria justificación que hicieron sus principales dirigentes respecto de la asonada golpista, como de su pasividad frente a las graves violaciones a los Derechos Humanos cometidas por los militares. Entrevistas y declaraciones de Patricio Aylwin y de Eduardo Frei Montalva hasta varios meses después de aquel  fatídico 11 de septiembre demostraron su complicidad con el movimiento sedicioso y la forma en que justificaron el “pronunciamiento castrense” frente a un mundo realmente atónito por todo lo que sucedía en Chile. A la propia Internacional Demócrata Cristiana, al pontífice romano y a otros importantes referentes de la época les costó mucho entender la postura de los falangistas chilenos. Más todavía, cuando importantes figuras de esta colectividad habían repudiado el Golpe desde un primer instante,  y dirigentes de la talla de un Bernardo Leighton, Radomiro Tomic y otros prefirieron el exilio voluntario que permanecer en Chile con los partidos políticos disueltos y con los medios de comunicación intervenidos. Sin embargo, es indudable que los demócrata cristianos partidarios del Golpe, después de algunos meses,  entendieron su enorme error y paulatinamente fueron asumiendo una actitud disidente. Al grado que ellos mismos quedaran, después, en la mejor posición para encarar al Dictador y liderar la oposición con el apoyo de la izquierda y de los partidos o movimientos políticos y sociales una transición “tolerable” por el régimen cívico militar y los Estados Unidos. Potencia, esta,  que había promovido el Golpe, alentado la criminal represión y finalmente se empeñara en la búsqueda de una salida política e institucional que, por supuesto,  no desbaratara  la “obra de la Dictadura” y garantizara fehacientemente que las expresiones marxistas no llegaran al poder. Hay que admitir que al margen de la actitud de su última directiva y de otros personajes, más temprano que tarde,  la base demócrata cristiana y sus militantes más consecuentes asumieron una actitud de lucha contra la Dictadura y un espíritu unitario con los movimientos juveniles, poblaciones y las organizaciones de los DDHH. Connotados abogados DC se destacaron en la defensa de los perseguidos, mientras que en las federaciones de estudiantes y en las organizaciones sindicales y gremiales,  activos militantes y simpatizantes de este Partido jugaron un papel fundamental en la protesta y denuncia de las aberraciones de Pinochet y sus secuaces. Quizás la principal muestra de aquella recapacitación demócrata cristiana fuera el discurso de Frei Montalva en el teatro Caupolicán, cuando abogara por una Asamblea Constituyente. Posición que, después, lo llevaría a compartir el mismo trágico destino de Salvador Allende. No cabe duda que con los años, lo que prevaleció como expresión política de este Partido  fue su franco compromiso con la recuperación democrática, la condena al horror pinochetista y su resuelta y leal actitud por consolidar la más amplia unidad con los partidos y movimientos de izquierda. Creemos que en esta actitud lo que gravitó fue el histórico compromiso de esta colectividad con […]

El sociólogo Alberto Mayol nos presenta su libro Autopsia ¿De qué se murió la elite chilena? (Catalonia, 330 pág.), un volumen cuyo título provoca expectativas sobre el tema, así como acerca del causante -o los causantes- de la muerte de tan distinguido sector social. Pero éstas se diluyen al avanzar en la lectura, al encontrarnos con obviedades y digresiones que más parecen aspavientos de erudición que aportes al tema (la muerte de la elite chilena). En ese sentido, habrían bastado cien páginas, trescientas son demasiado. Surge la pregunta: ¿para qué publicar un libro de estas características, que además está escrito para la elite a la que se extiende certificado de defunción? Claramente el libro es como el vespertino La Segunda, que sólo lee la elite, no el pueblo. El pueblo lo que pide es soluciones concretas para acabar con los abusos de esa elite y no latos análisis y estadísticas para ser discutidos en espacios –paradojalmente- elitistas. Es lo que ocurre con Autopsia de Alberto Mayol. En cuanto al tema de fondo, el sociólogo se equivoca. La elite no está muerta ni en un estado de crisis que pudiera fulminarla. Esa es una lectura incorrecta y simplista. No dudamos de las buenas intenciones de Mayol, pero no basta con describir las características de la elite y sus acciones deshonestas para afirmar que ha muerto. Está viva y la crisis es sólo de credibilidad, pero eso no la liquida. Tampoco a la elite le interesa mucho la opinión de la gente. Ninguna elite ha sucumbido por “crisis internas”. Eso ocurre sólo cuando es desplazada del poder mediante la fuerza. Es una ingenuidad pensar lo contrario. Asegurar que la elite pasa por un debilitamiento estructural y necesita una autopsia resulta por lo menos dudoso. Lo que la elite hace, cuando se ve cuestionada por la opinión pública, es sacrificar a algunos de sus miembros y cambiar de formato, nada más. Pero continúa ejerciendo su poder e imponiendo sus abusos. Abusos que se concentran en la vieja historia de la explotación del hombre por el hombre en sus diferentes manifestaciones. En el caso nuestro, en la implementación más implacable del neoliberalismo, conducida alternadamente por moros y cristianos. Si bien el libro es un aporte a la discusión política y entrega elementos de juicio, no es la panacea que nos indique el camino de la liberación. Porque si no hay cadáver, no puede haber autopsia. Por Alejandro Lavquén Publicado en revista Punto Final / Agosto 5 de 2016 Santiago de Chile, 5 de agosto 2016 Crónica Digital

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La movilización nacional de cientos de miles de personas en demanda de una reforma sustancial al actual sistema de pensiones interpela al Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, al poder legislativo en su conjunto, a la clase política, al empresariado y a toda la sociedad chilena. La ciudadanía ha hecho presente de manera masiva y elocuente su malestar, tanto por el llamado “sistema de capitalización individual” (AFP,) que le entrega en el momento presente y augura a futuro una pensión miserable a causa de la indolencia e insensibilidad, incapacidad y se puede hablar de complicidad, de las estructuras políticas y del Estado, frente a una de los peores y miserables legados de la dictadura militar derechista de Augusto Pinochet. Se trata de un robo sistemático, virtualmente un salto a mano armada a los fondos previsionales de los chilenos convertidos en botín para enriquecer aún más a los clanes económicos vinculados al pinochetismo y a la derecha económica y política chilena. Según datos entregados por  estadísticas actualizadas los afiliados al sistema de las Administradores de Fondos de Pensiones, AFP, reciben pensiones mensuales de entre  173 mil a 187 mil pesos. La magnitud del negocio de las AFP,  se constata con el número de chilenos forzados a  afiliarse al sistema: 10.109.250 personas al 30 de junio  de 2016. En tanto los cotizantes registrados eran a la misma fecha 5.177.277. y los pensionados más de un millón de personas. El “No más AFP”, que resonó, y seguirá resonando e través de todo el país, con nuevas manifestaciones, sintetizó en una consigna movilizadora la voluntad de una ciudadanía que se empodera al autoconvocarse para oponerse, rechazar, y demandar un cambio radical del instrumento fundamentado en el lucro en beneficio del poder económico en su versión del capital financiero y bancario. El promedio de las pensiones es de 173 mil pesos a 187 mil pesos, según diversas fuentes estadísticas, lo que resulta un escándalo moral y social, si se compara con el promedio de las pensiones ( “de sistema de reparto”), que reciben los militares (Capredena), 730 mil pesos, y las de carabineros y gendarmería (Dipreca), 733 mil pesos mensuales. Todo ello mientras 321 ejecutivos de las AFP, reciben  18 millones de pesos mensuales, cada uno. Objetivamente la discusión nacional desatada por el impacto de la movilización muestra el despertar social, sobre un tema que afecta millones de chilenos ya jubilados o que deberán jubilar en el futuro. Un tema que habla de un negociado con fondos de la gente, que parte de un robo bajo dictadura y la imposición de un negocio en beneficio de empresarios de la época, impuesto a sangre y fuego, sin consulta democrática, ni discusión legislativa, pero mantenido  bajo la democracia, por falta de voluntad política o de sensibilidad. La resonancia nacional de la demanda de reforma del sistema ha impactado en el Gobierno, el Legislativo, los partidos, y en las propias organizaciones sociales convocantes instalándose como un tema principal de la agenda política inmediata y próxima. El principal significado […]

La destitución de la Rectora de la Universidad Estatal de Aysén, Dra. Roxana Pey Tumanoff, ha desatado de forma instantánea, a lo largo del país y a través del tejido social y político, una ola de expresiones abiertas de repudio ciudadano. Una reacción como esta sucede en muy contadas ocasiones y sólo en circunstancias de aguda crisis política. Es una cobarde venganza de un grupo de autoridades que se han propuesto frenar las reformas demandadas por la ciudadanía, comprometidas por la Presidenta Bachelet e impulsadas en forma decidida y muy eficaz por la Rectora Pey. Además, han instalado en altas esferas del poder una promiscuidad inaceptable con correligionarios que ejercen influencia sobre las políticas públicas en representación de intereses privados afectados por las reformas. Hay que poner coto a esta malsana relación que en los actuales niveles de indignación ciudadana resultan no sólo impropios y probablemente ilegales, sino también extraordinariamente irresponsables. Arriesgan precipitar una crisis política general que parece insinuarse a raíz este incidente. Procedieron además sin cuidar las normas administrativas correspondientes o al borde de las mismas, a riesgo que su maniobra sea objetada por los organismos encargados de velar por la corrección en los actos de Estado. Pueden crear un problema no menor a las más altas autoridades de la Nación a quienes arrastraron en su torpe intento. Pretendían con ello sancionar ejemplarmente a quien desde su rol de asesora del Ministro de Educación primero y luego como Rectora de la recién creada Universidad de Aysén, ha sido una de las voces más claras, fuertes y efectivas en insistir en una reforma de fondo en la educación. A lo largo de su destacada carrera universitaria y como jefa de una importante división del Ministerio de Educación durante el anterior gobierno de la Presidenta Bachelet, la Dra. Pey ha venido abogando con persistencia por terminar con el esquema de mercado inducido desde el Estado mediante cuantiosos subsidios a la demanda, y su reemplazo por un nuevo trato a todos los actores de un reconstruido sistema nacional de educación pública basado en el esquema de gratuidad. A inicios del presente gobierno, la Dra. Pey encabezó el equipo de asesores del Ministro de Educación encargado del aspecto de calidad en la nueva ley de educación superior. Este trabajo culminó en una propuesta que vincula la calidad, crecimiento de matrículas y financiamiento, bajo el esquema de gratuidad, la que fue recogida en el borrador inicial del referido proyecto de ley. Lamentablemente, fue desvirtuada en sus lineamientos esenciales en el proyecto de ley presentado finalmente al parlamento. El siguiente desafío que asumió en el equipo ministerial fue la preparación de la creación de la nueva Universidad de Aysén, rol que desempeñó sobre el terreno y en estrecha relación con la comunidad de la Región, lo que motivó que desde la misma se propusiera su nombre a la Presidenta para que fuese nombrada como primera Rectora, cargo que asumió en propiedad, en planta y por cuatro años, mediante decreto supremo promulgado el 1 de […]

La académica del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la U. de Chile explica en esta columna que Chile, siendo el país con mejor PIB en la región, debe poner atención en la investigación y aumentar la inversión pública destinada a este campo. Además, indica que el «modelo de dejar el sistema de educación superior en manos de los privados es insostenible». Las tasas de cobertura en educación superior en Latinoamérica han aumentado drásticamente, con Argentina y Chile liderando este crecimiento, según la OECD y la UNESCO. Las primeras generaciones de estudiantes que ingresan al sistema tienen altas expectativas de movilidad social a través de un título universitario, una oportunidad que sus padres no tuvieron. Sin embargo, estas expectativas constituyen aún un sueño remoto para muchos de ellos. Cuando se masifica un sistema educativo, éste se estratifica en forma de pirámide de manera tal que las instituciones de elite (generalmente universidades de investigación) quedan en la parte superior y las instituciones masivas (dedicadas a la docencia) ocupan la parte inferior. Este tipo de estratificación, si bien está presente en todo el mundo, es particularmente marcado en América Latina. De esta manera, sólo aumentar la cobertura al sistema como política pública no reduce la brecha social y económica entre los pobres y ricos. Se requieren políticas adicionales que pongan el acento en la calidad del sistema. Otro elemento que requiere atención e inversión pública es la investigación. La inversión en investigación y desarrollo en América Latina es muy baja. Esto es comprensible en los países más pobres, pero es menos entendible en Chile, que tiene el mayor PIB de la región y es el único país de América del Sur miembro de la OCDE. También es difícil de explicar en Argentina, Uruguay y México, tres países con economías relativamente ricas. Sólo Brasil está haciendo esfuerzos financieros para invertir en investigación y desarrollo en un nivel adecuado. Y esta inversión parece haber tenido efectos positivos en los resultados de investigación, en citas en revistas de impacto y en índices de innovación global. El resto de los países debe invertir en investigación y desarrollo para mejorar su productividad científica y disminuir la brecha entre países del norte y el sur. Las formas en que los sistemas de educación superior en América Latina se han venido desarrollando – especialmente en países en los que el sector privado ha crecido sin ninguna garantía de una educación de calidad y donde el Estado no está invirtiendo lo suficiente en investigación y desarrollo como una política pública estratégica- demuestran que el modelo de dejar el sistema de educación superior en manos de los privados es insostenible. Cuando pensamos acerca de la educación superior en América Latina, tenemos que reflexionar sobre el papel del Estado y los mercados, así como en los ciudadanos como algo más que meros consumidores. El tipo de sociedad que queremos no se basa necesariamente en un modelo de educación superior originado en los países del norte. En América Latina, necesitamos instituciones […]

Durante la dictadura militar las Universidades estatales de Chile debieron resistir los intentos por desmantelarlas, constreñirlas y convertirlas en una especie de escuelas tecnocráticas de un funcionalismo aséptico, alejadas de la discusión política como si la neutralidad y «alguna» supuesta objetividad fuesen posibles a la hora de la generación del conocimiento. Ni siquiera en ese terrible contexto antidemocrático se logró quebrantar la Autonomía Universitaria porque ya recordarán los mayores y habrán leído los más jóvenes, sobre el fallido intento de Pinochet por nombrar a Federici como Rector de la Universidad de Chile en los años ochenta; la comunidad universitaria se levantó y a través de multitudinarias manifestaciones que incluso pusieron en riesgo la vida de académicos y estudiantes, se rechazó el intento de intervención de la junta militar.  Fue la primera vez que el poder militar tuvo que retroceder ante el poder ciudadano. El día de ayer a través de la prensa, nos enteramos que se ha solicitado la renuncia de la Rectora de la Universidad de Magallanes, Doctora Roxana Pey, debido a su posición crítica sobre la reforma universitaria que lleva adelante el Gobierno. Si ello fuese efectivo se vulnera de manera impensable para una democracia el principio de la Autonomía Universitaria, la libertad de expresión y se pone en riesgo la diversidad de opiniones y el ejercicio del pensamiento crítico que deben existir para realizar con propiedad la tarea universitaria. Por el bien del país espero que esta información sea falsa o al menos un equívoco del Ministerio de Educación que pueda ser subsanado oportunamente con alguna explicación razonable. Porque podemos aceptar errores, pero no aceptaremos la intervención ni la censura sobre las Universidades. El autoritarismo es de otro tiempo y ya no estamos para hacer oídos sordos ni la vista gorda, ante aquellos acontecimientos que debieran movilizarnos a todos y todas en defensa de nuestro siempre postergado desarrollo humano y social. Por Paula Mendoza Antropóloga Social Santiago de Chile, 28 de julio 2016 Crónica Digital

El balance que nos hace el Servicio Electoral es certero. Hasta aquí, por cada chileno que se reinscribe en los partidos políticos unos diecisiete borran su nombre de los registros de las distintas colectividades. De seguir esta tendencia, posiblemente a la altísima abstención electoral se sume este precario interés de los ciudadanos por adscribirse a lo que algunos piensan que es uno de los principales soportes de la democracia: los partidos políticos. Llama la atención, en todo caso la cantidad de expresiones políticas que existen y se siguen creando, cuando en la mayoría de las repúblicas del mundo son apenas tres o cuatro las que gravitan realmente en la política y logran conseguir legitimidad política. Habitualmente, consignando un porcentaje determinado de sufragios o eligiendo a un número de representantes dentro del Parlamento. Lo increíble de este fenómeno es la dificultad que tienen los chilenos comunes y corrientes de descubrir cuáles podrían ser las diferencias ideológicas o programáticas de los partidos, salvo lo que es común denominar como “sensibilidades” distintas dentro de los distintos conglomerados o en los mismos partidos. Es obvio que todos los partidos tradicionales ya no encarnan los idearios de sus fundadores,  como en aquel tiempo en que eran perfectamente nítidas las diferencias entre derechista, demócratacristianos, socialistas o comunistas, por ejemplo. Cuando en política se hablaba de los tres tercios que componían nuestro electorado. Incluso un partido como la UDI difícilmente se hace cargo de representar a ese pinochetismo que sus líderes proclamaron tan vehementemente durante la Dictadura, así como en partidos y grupos de izquierda cuesta encontrar esa encendida adhesión de entonces a procesos como la Revolución Cubana, la nicaragüense y otras. Tal parece que la consolidación en el mundo de las ideas neoliberales y socialdemócratas terminó imponiéndole una matriz distinta a los actores políticos nacionales, toda vez que  surgieron referentes meramente electorales y, por lo mismo, más dispuestos a ser de caja de resonancia de algunos caudillos y dirigentes que pensar a Chile y formular nuevas alternativas. La corrupción que se ha entronizado en toda la actividad pública ha contribuido también mucho a desperfilar ideológicamente a los partidos y movimientos, cuando lo que ha triunfado es el exitismo personal, la necesidad de acceder o retener el poder a cualquier costo. A actuar también “en la medida de lo posible”, expresión presidencial tan lamentable y que terminara relativizando la posición de nuestras distintas expresiones incluso en materia económica, como en relación al  compromiso con los Derechos Humanos, la protección del medio ambiente, la justicia distributiva y la hermandad latinoamericana. Se trata, sin duda, de un fenómeno que también ha afectado a los grandes referentes intelectuales y morales. A esa propia Iglesia Católica que en un momento consintió con la Reforma Agraria, la educacional y otras otros cambios sociales, cuando ahora sus pastores aluden tan poco a la Doctrina Social y a las encíclicas de sus pontífices. Un proceso de descomposición que afectara, asimismo, a instituciones como la Masonería, cuando ésta  se desgarrara  después del Golpe Militar de […]

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  Hace pocos días, cuando comenzó este inexorable camino de bajada por la cuesta de los años y las enfermedades, Luis Alberto Mancilla, en una de nuestras últimas conversaciones en el Hospital Arriarán, resumía con cierta ironía y resignación, que quería ser humor negro, “estoy convertido en un viejo de mierda”.   Era mentira, él seguía con interés, preocupación, pero también con esperanzas todo el acontecer nacional e internacional. Interrogaba y se hacía preguntas. Su mente estaba atenta, hacia diagnósticos, expresaba  frustraciones y expectativas.   Estaba interesado en la situación política presente, la cotidianeidad social y los temas de la política y de la cultura, las perspectivas de futuro, sentía ansiedad frente a las incógnitas que se abrían, las conductas o inconductas de ciertos políticos, o la amenaza de los poderes fácticos sobre la gobernabilidad y la institucionalidad democrática, las trampas y conjuras que se abrían en el escenario.   Luis Alberto, estaba pleno de sabiduría, curiosidad y conocimiento y de ese espíritu crítico y de compromiso, que lo caracterizó a través del tiempo, de toda su vida.   Luis Alberto sin duda fue un optimista. De los optimistas históricos”, pero también de los optimistas románticos, idealistas, de ideales y no de ilusiones.   Enfrentó las pruebas del destino histórico y personal, con  alegría de vivir, con ciertas certidumbres, si no en el triunfo en la “lucha final”, que nos prometían los himnos partidarios, por lo menos en lo que fuéramos capaces de construir en la lucha social y en el devenir de la historia.   Y fue un protagonista y testigo comprometido en este proceso, de construcción y de esperanzas desde la trinchera del periodismo y la militancia comunista, en el diario EL SIGLO, al que ingresó a los 27 años, como corrector de pruebas,  para luego hacerse cargo de los temas de cultura, y terminando como redactor en su página editorial junto a Raúl Iturra Falcka, y bajo los seudónimos de Simón Blanco, Martin Ruiz, Pastor Aucapán o Joaqui8n Becerra, según las temáticas que abordara.   Su biografía lo retrata de cuerpo entero. Hijo de una madre soltera y de un padre ausente al que no conoció. Fue su tía Luzmira, modesta y bondadosa, la que lo crió.   Fue obrero en Laboratorios Recalcine, donde operaba una máquina que producía el analgésico Cafrenal, y llego a ser un destacado-intelectual, forjado a fuego en la conocida  “universidad de la vida” y gracias a su tenacidad y esfuerzo personal.   Forzado al exilio tras el Golpe de Estado militar derechista del 11 de septiembre de 1973, Mancilla ocupó su lugar en el movimiento de solidaridad con Chile, en las tareas del exterior para financiar y apoyar la resistencia a la tiranía en el país, en Paris, Moscú o Berlín.   En la entonces capital soviética, fue secretario de Don Lucho, el secretario general del Partido Comunista de Chile, Luis Corvalán, fue editor, en Paris y en Berlín, del Boletin del Comité Exterior de la CUT, participó en el  Consejo Permanente […]

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     Los chilenos parecen transitar entre la desilusión y la indolencia.   Vivimos en el país donde los niños bajo la custodia del Estado, vegetan “a medio morir saltando” o sencillamente fenecen por defecto o incapacidad de subsistir dentro del negocio de la pobreza.      Consideramos anecdótico y novelesco que la Superintendencia de Pensiones autorizara la creación de las AFPs Argentum y Metlife Acquisition Co. Cuya vida útil de siete días, tuvo un solo propósito, permitir ser fusionadas por las AFPs: CUPRUM y PROVIDA.  En dicha operación legal, se generó un daño al fisco, a todos los chilenos, por la módica suma de 260.000 millones de pesos, esa decisión técnica de corte económica y leguleya, permite a los controladores de ambas empresas, estar muy conformes con el rigor y determinación de nuestros funcionarios, siempre comedidos y diligentes, a la hora de custodiar los intereses de la patria.      Se observa con resignación desde los guetos de Pudahuel, Puente Alto, Pedro Aguirre cerda o desde las regiones castigadas por la cesantía, las andanzas del cabo Juan Carlos Cruz –quien ni corto ni perezoso- donó a las máquinas tragamonedas 2.300 millones de pesos, provenientes de los Fondos Reservados del Cobre, destinados a las Fuerzas Armadas, eso a modo de bocadillo: porque de los billetes extraviados entre medallas, sables y corvos, todavía no se emiten cifras con respaldo.      Mi vecina jubilada del servicio público, eso sí, lejos de los montos de DIPRECA, me pide que integre en este artículo el precio desvergonzado de algunos productos,  las paltas superan los cuatro mil doscientos pesos el kilo; las naranjas, las clementinas, los limones, todo por sobre los mil pesos y con leves rebajas en las ferias, donde la colusión ya está instalada, repite nerviosa.   Me cuenta la veterana que el dueño del boliche al escuchar su reclamó, la serenó diciendo “todos los años en estas fechas es lo mismo” por lo tanto no hay razón para asombrarse, a lo que ella argumentó que en su caso -la pensión era la misma- y que a ese ritmo, iba a terminar sus días a dieta forzada.      Cuando enciendo el televisor y detengo el control en los noticiarios, imagino una especie de  Night Club cuico, donde la élite económica, política, religiosa y militar se empelota, enredándose en una orgía decadente, por donde circulan: cabrones, proxenetas, golfas, sindicalistas llorones, moscas muertas, relamidos integrantes de los Legionarios de Cristo, agnósticos y ateos, todos fieles seguidores de la sabia Raquel Argandoña “con plata baila el monito”.  Por sus pasillos desfilan tecnócratas, funcionarios, lobistas, candidatos a cualquier cosa, revolcándose hasta saturar a los espectadores, en el ciclón millonario.      Desde el epicentro de la farra -tanto antagonistas como defensores del gobierno, llaman a la responsabilidad.  Apuntan con el dedo la insolencia de los estudiantes, porque el proceso de reforma educacional se desarrollará a ritmo lento y “comulgando con ruedas de carreta”.   Vodka naranja en mano, unos y otros increpan a los revoltosos.   Afirman que hay que tomar en consideración a […]

El doctor en comunicación de la Universidad de Santiago, Pedro Reyes, sostiene que el principal error del senador de Texas fue el momento escogido para expresar su negativa a apoyar al candidato de su partido. El especialista enfatiza que lo llamativo de la convención fue “la manifestación de unidad que se mostró. Al manifestar su apoyo,  están validando a Trump como el líder republicano”. Donald Trump fue confirmado como candidato a la presidencia de Estados Unidos durante la convención republicana. No obstante, la ex carta del partido y contrincante del magnate en primarias, Ted Cruz, acudió al cónclave y se negó a respaldar su campaña, lo que le significó airadas reacciones en contra. Para el especialista en teoría de la comunicación de la Universidad de Santiago, Pedro Reyes,  este hecho “refuerza la imagen de Trump. No creo que la dañe”, asevera. “Puede que sea funcional al candidato”, añade. El doctor en comunicación explica que “Ted Cruz erró en la situación. Esa era una fiesta de Trump y dar esa opinión, de que le faltó el respeto a su familia, primero, denota el estilo de Trump y, segundo, se dio en un contexto de campaña, por lo que no daña su imagen”. “Eligió mal el lugar y esto terminó produciendo abucheos y rechazo. Aunque hubiese gente de acuerdo con él, está la espiral del silencio”, indica el director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago en alusión a la posibilidad de que quienes, siendo proclives al senador de Texas, habrían preferido no defenderlo producto de la demostración de fuerza de una aparente mayoría, de posición contraria. “Ted Cruz fue el invitado de piedra de la fiesta y lo que hizo no era necesario. Cuando llega alguien en estas circunstancias a criticar y a buscar lo débil del candidato, no tendrá apoyo. Aquí tiene mucho peso lo que diga el grupo, y la mayoría estaba apoyando a Trump”, explica. “La situación no me parece determinante. Lo que pasa es que desde el punto de vista periodístico, es muy noticioso, que un ex candidato de apellido latino manifieste eso delante de toda la convención”, desestima. El experto enfatiza que lo llamativo de la convención fue “la manifestación de unidad que se mostró. Al manifestar su apoyo, están validando a Trump como el líder republicano”. Un plagio que no es tema Otra de las polémicas de la semana en torno a Trump se originó tras el discurso de la esposa del magnate, Melania, el cual fue calificado como “plagio” de una alocución de la actual primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama. Al respecto, el especialista descarta que la situación configure un escenario negativo para el candidato, pese a la amplia cobertura de prensa sobre este hecho. “¿A quién le importa lo que pueda decir Melania Trump? Para el ciudadano de la ‘América profunda’, eso no es tema. Es más un tema para los analistas, pero para el votante duro no es tema, y pasará luego”, estima. El resto de la […]

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