Este jueves 5 de mayo, miles de estudiantes de todo chile demostramos una vez más que el movimiento estudiantil secundario sigue vivo y que ya somos más de diez generaciones las que, gracias a las movilizaciones, hemos ido cambiando la cara de un país profundamente desigual, en donde, el modelo neoliberal y la ley del más fuerte, dominan todos los pilares de funcionamiento del modelo político y económico. Hoy como Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios demostramos claridad en nuestras demandas y nuestros objetivos, le hicimos entender a la ciudadanía que Chile requiere urgente una reforma estructural al modelo educativo chileno y  que es este año de una vez por todas terminaremos con el legado de la dictadura en la educación, y que frente a la represión excesiva de Carabineros de Chile responderemos en las calles a punta de movilizaciones. Sabemos que el movimiento estudiantil ha tenido intervalos de mayor y menor intensidad en nuestras movilizaciones, lo que es habitual en cualquier movimiento social que busca avanzar y que no descansará hasta erradicar la injusticia y la desigualdad. Como estudiantes secundarios, tenemos el profundo convencimiento que este año debe ser un año decisivo en la lucha popular, lo que ya está irradiando a diversas organizaciones, sindicatos y movimientos sociales que compartimos un mismo anhelo: hacer de Chile un país de iguales, realmente democrático,  con descentralización efectiva y con participación activa de la ciudadanía en la construcción de un nuevo modelo desarrollo que beneficie a todas y todos, y por sobre todo en la construcción de una reforma educacional que realmente garantice que terminaremos con la precarización de nuestra Educación Pública. Sabemos que la lucha es difícil, de largo aliento y sumamente compleja, en una sociedad tan fragmentada, donde impera la desconfianza, el abuso y la falta de autocrítica de nuestros representantes que, a pesar de estar profundamente cuestionados y con niveles de apoyo por el suelo, no han sido capaces de entender que las movilizaciones y descontento ciudadano no se detendrán hasta superar la herencia de la dictadura militar. Este año 2016 es clave para determinar el rumbo de nuestro país en los próximos años. Necesitamos que el movimiento social vuelva a tomar protagonismo, para dejar muy claro a toda la clase política que la inmensa mayoría de los chilenos no soportamos más el abuso de los grandes empresarios, que la transición a la democracia se terminó y ya no sirve gobernar “en la medida de lo posible”, que hemos inaugurado un nuevo ciclo político, donde la urgencia es realizar reformas profundas que nos permitan recuperar Chile para los chilenos y dejar de regalar nuestros recursos y nuestro trabajo a un puñado minoritario de empresarios que siguen defendiendo sus granjerías y privilegios. Por una nueva constitución, por la desmunicipalización efectiva de los establecimientos educacionales, por el cambio de financiamiento a la educación pública, por la estatización de todos nuestros recursos naturales, por una descentralización efectiva del poder político y económico, por una nueva reforma laboral con poder efectivo para los sindicatos, […]

Bruto finale. El ex-genio dorado de los “Hijos de Pinochet” ha comunicado su autoexilio alegando que le “duele Chile”, aparte de ciertos problemillas tributarios. Por estos mismos días el jefe del clan más poderoso ha hecho el ridículo en las “redes sociales” y otros se han quejado que nadie los quiere. Uno de éstos, que desde sus tiempos mozos de conspirador golpista apadrinó al autoexiliado y hoy oficia de mandamás de la exempresa pública que el ahijado agradecido le adjudicó al privatizarla, ha manifestado en lenguaje vulgar y agresivo su preocupación de lo que puede ocurrir si un aumento del desempleo hace estallar el descontento popular. El asunto es profundo. Una élite ilegítima que pretendió eternizarse mediante la fuerza bruta y sus secuelas está avizorando su ocaso inevitable. ¿Qué les depara el destino? Ser reemplazados por la élite moderna que, incluyendo a muchos de sus propios hijos, es el resultado de un siglo de transformaciones sociales y hoy buye dinámica e inquieta bajo la costra rentista que ellos representan y a ojos vista está siendo aventada por la poderosa marejada popular en ascenso. La élite empresarial y social chilena, los “Hijos de Pinochet” como los bautizó un periodista talentoso, están experimentando por vez primera en carne propia el desprecio y rechazo generalizado de la ciudadanía. Siempre estuvo allí pero no les alcanzaba, amordazado por el temor y su aura de poder intocable alimentada constantemente por su monopolio de medios de comunicación. Sólo ahora empieza a manifestarse abiertamente y a veces en forma estridente. Bien merecido lo tienen porque lo que hicieron tras el golpe militar es imperdonable. Recuperaron violentamente, por mano ajena promovida por una potencia extranjera, la hegemonía que sus padres y abuelos habían perdido del todo tras ejercerla con cierta legitimidad por más de un siglo. Nunca fueron una élite legítima, por lo cual pretendieron prolongarla principalmente mediante la fuerza bruta y sus secuelas, lo que no dura mucho tiempo como ahora están comprobando. Los “Hijos de Pinochet” no son una élite legítima porque nunca han cumplido con los requisitos esenciales para ello, no han dado el ancho por así decirlo. No han satisfecho el requisito esencial de organizar la producción y reproducción social de la manera más avanzada que resulta posible en cada época histórica. La mayor parte de sus ingresos no los obtienen de contratar masivamente la moderna mano de obra urbana que es el fruto de un siglo de transformaciones en el país, para producir bienes y servicios que se vendan en mercados competitivos, como hacen todas las élites modernas legítimas. Ellos obtienen la mayor parte los suyos de la renta de los riquísimos recursos naturales del territorio, que se han apropiado mayormente sin pagar un peso. Como si no les bastara, se coludieron para obtener cuasi rentas monopólicas en casi todos los demás mercados. Han orientado las políticas del Estado en función de sus intereses de rentistas, que no coinciden con los de los auténticos capitalistas ni la mayoría de la población. No cumplen […]

Sin que casi nadie se diera cuenta se inició el Proceso Constituyente. La primera constatación es la escasa y confusa información que ha precedido a este momento. Y no es porque no se hayan dispuesto recursos y campañas para instalar el itinerario. Simplemente el mensaje del “Constitucionario” y otros mecanismos similares no se ha entendido, porque se han dicho muchas cosas pero no las más importantes. ¿Cómo, por qué y de qué manera participar? Por un lado el Consejo de Observadores, en el que hay una clara mayoría de integrantes de la derecha, ha conducido el debate desde la paranoia y la desconfianza absoluta, amenazando continuamente con boicotear el proceso y generando todo tipo de trabas burocráticas a la participación masiva. Por ejemplo, afirmando que los funcionarios públicos, sin distinción ni nivel de responsabilidad, no podrían participar, retardando las definiciones de procedimiento, acortando los tiempos de consulta, etc. Pero en rigor, el temor y el recelo a la participación no ha sido patrimonio del Consejo de Observadores. Parece que los organizadores del proceso no quisieran animar a la participación, por el diseño mismo que han implementado. Partiendo del hecho de no clarificar el sentido y el efecto político que esperan generar. En rigor, más que un Proceso Constituyente, los cabildos locales, provinciales y regionales se deben entender como procesos prelegislativos. Estos encuentros lo que hacen es preparar el proyecto de ley que la presidenta enviará al Parlamento a fines de año, que contendrá los elementos centrales de un nuevo proyecto de Constitución. Pero el momento constituyente mismo se ha desplazado para el gobierno y el Congreso que entrarán en funciones en marzo de 2018. El método elegido por los técnicos de La Moneda ha desechado diversas experiencias internacionales presentadas por otros servicios al interior del gobierno y desde la sociedad civil. Estas propuestas alternativas no buscaban cambiar el carácter consultivo del proceso “prelegislativo”. Pero eran mucho más sustanciosas y abiertas en materia participativa. Al respecto Naciones Unidas ha logrado implementar durante los últimos veinte años una serie de consultas a escala global que han logrado garantizar a los participantes que su voz y sus demandas se vean reflejadas si logran una movilización consistente y persistente. Ello permitió arribar a la declaración y al programa de Durban (2001) contra el racismo. También se aplicó en el proceso de la asociación de Busan para una eficacia de la cooperación para el desarrollo (2012). Incluso en temas de alta conflictividad, y con enormes intereses geopolíticos cruzados, como es el caso del cambio climático, la ciudadanía ha logrado utilizar espacios de participación que no son despreciables. Los acuerdos de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, celebrada en París en 2015, no hubieran sido los mismos sin que hubiera existido una ventana de participación ciudadana que presionara y monitoreara las negociaciones. Todos esos procesos tienen en común reconocer que en la sociedad hay organizaciones vivas, sociales y políticas, que poseen propuestas y criterios propios, y esas posiciones están en conflicto y en discrepancia entre […]

La Comisión de Educación acaba de despachar el proyecto de ley de “Nueva Educación Pública”. Corresponde ahora que sea revisado por la Comisión de Hacienda y votado por la Sala de la Cámara de Diputados. Luego deberá ser tramitado por el Senado. Creemos que este es un paso importante para recuperar la Educación Pública en Chile; sin embargo, el proyecto todavía corre el riesgo de ser un paso correcto que deja una parte sustancial del cuerpo atrás. Es un gran avance, porque devuelve al Estado la responsabilidad por la educación pública de las escuelas y jardines que abandonó en los municipios. A su vez, la ley propone un Sistema descentralizado en la administración y gestión, para que los proyectos educativos puedan adecuarse a sus realidades y características locales, con más participación de las comunidades educativas; además, el nuevo sistema propone una Dirección Nacional que tenga la responsabilidad de elaborar una política de Estado para la Educación Pública, más allá de los gobiernos de turno, que garantice un sistema de calidad y con visión estratégica para el conjunto del país. Ahora bien, como es de esperarse, una legislación de gran impacto nacional como ésta, no sólo tiene aciertos, sino que también presenta complejidades y debilidades que es necesario resolver. En el debate de la Comisión de Educación y, especialmente, con la firma conjunta de un protocolo de acuerdo de los parlamentarios de la Nueva Mayoría, que componen las comisiones de Hacienda y de Educación, hemos podido manifestar algunas complejidades que deben ser aclaradas y resueltas por el Ejecutivo, para que el proyecto que crea el Sistema Nacional de Educación Pública cumpla adecuadamente a su finalidad mediante el resguardo y respeto de sus trabajadores y trabajadoras. Entre las principales complejidades, consideramos relevante: 1) Que el traspaso se realice sin la pérdida de beneficios para los trabajadores que actualmente componen los DAEM o Corporaciones Municipales de educación; 2) Cumplimiento del acuerdo con los asistentes de la Educación en cuanto a contar con estatuto propio; 3) Que los docentes que hagan ingreso a este sistema lo hagan en calidad de Titulares, tal como quedó establecido en un compromiso con el Colegio de Profesores al tramitar la Carrera Docente; y 4) Que los establecimientos educacionales “hospitalarios” cuenten con los recursos suficientes para su buen desempeño. Estos son puntos relevantes que esperamos sean aclarados y reconocidos por el Ejecutivo. Sin embargo, el punto de mayor complejidad y mayor impacto, que a nuestro juicio es el punto que nos permitirá hablar verdaderamente de una Nueva Educación Pública, es el de Sistema de Financiamiento. El proyecto actual mantiene como base de su financiamiento la subvención por matrícula y asistencia, mecanismo responsable en gran medida de la actual crisis de la educación pública escolar. Lo hemos dicho con todas sus letras, este es un instrumento de financiamiento de mercado que fomenta la competencia y no la calidad, pero además, es un mecanismo irracional que hace incapaz al sistema de financiar los costos reales del funcionamiento y desarrollo de los […]

El primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, resulta ser una sana ocasión para rememorar el sentido ético que tiene para el socialismo, como fuerza política, de ideas y vertiente cultural, su unidad fundacional con la lucha por los derechos fundamentales de los trabajadores. Las ideas socialistas se unen en sus raíces con el llamado de «Proletarios de todos los países uníos», que formularon Marx y Engels, y otros grandes pensadores, hacia la mitad del siglo XIX, cuando caía en las espaldas de los trabajadores, con total brutalidad, el costo social de la revolución industrial, desde la que emergió el capitalismo como la fuerza rectora y el motor principal de la formación económica y social que marco con su impronta el desarrollo de la humanidad a escala mundial. Desde las páginas del Manifiesto Comunista en 1948, describe este proceso histórico, y luego en su obra monumental El Capital, apoyándose además en sus antecesores los socialistas utópicos, fue cobrando vida el movimiento que llamo a la creación de una nueva sociedad, en que fuera posible poner término a la despiadada explotación de la época. El objetivo que, desde las luchas del movimiento obrero, se fueran echando las bases de ese ideal, que «la tierra sea el paraíso de toda la humanidad»,  estableció diferencias de principios con otras vertientes revolucionarias, como el anarquismo, los bakuninistas de la época, para quiénes el uso de la bomba y el atentado eran el instrumento esencial de su estrategia de lucha, contra el Estado, el Capital y la población, los factores cuya destrucción haría posible el nuevo orden social, sin Estado ni patrones, sin Capital ni policía ni burocracia: la anarquía. La teoría del humanismo socialista formulo otro camino, al querer la emancipación del movimiento obrero se proponía la liberación de la humanidad toda. Liberar al trabajador de sus cadenas constituiría un acto universal de liberación humana. Con ello, esa vertiente de pensamiento, se propuso una utopía de alcance civilizacional, inspirándose en los grandes valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la revolución francesa, concluyo que para realizar la justicia social: «no hay que interpretar, de lo que se trata es de transformar el mundo»(Marx, Tesis sobre Feuerbach). Al plantearse ese propósito no tenía otra alternativa que no fuera la formación de un Partido político que inspirado en ese objetivo de validez internacional, fuera capaz de aunar y darle sentido a esas luchas obreras, espontáneas, dispersas y aisladas, muchas de ellas anarquizadas o irracionales por la ignorancia y la dureza de la explotación; al invocar la razón y la justicia, el socialismo debía  unirlas y canalizarlas en un proyecto político que permitiera la conducción del Estado y encauzar el régimen político hacia la justicia social. Con esas ideas, un primer intento fallido de tomar el poder, se vivió en la Comuna de París de 1870. Ahora bien, el mundo cambio mucho más de lo que aquellos gigantes del pensamiento estaban en condiciones de prever. Desde entonces paso mucha agua bajo los puentes, como la revolución […]

Si algunos quisieron que el ritual ciudadano por el fallecimiento de Patricio Aylwin se convirtiera en un punto de partida para la recuperación del prestigio de la política en Chile, a no mucho andar tuvieron que volver a la decepcionante realidad. El intento de reivindicar la política de los acuerdos o las apelaciones a las virtudes cívicas, reales o atribuidas, en medio de un ambiente emotivo, del primer presidente de la transición de la dictadura a la democracia chocó estrepitosamente con una realidad de intereses partidistas sectarios, de cálculos mezquinos que condujo al episodio, precisamente de la falta de acuerdos en el tema de las candidaturas municipales en la Nueva Mayoría, y al rocambolesco espectáculo de la fallida inscripción ante el Servicio Electoral. Minutos antes de la sepultación de los restos mortales de Patricio Aylwin, la presidenta de la Democracia Cristiana, Senadora Carolina Goic- una figura que proyecta una imagen positiva en un escenario de golpes bajos y mandobles- reconoció en palabras espontáneas, fuera del texto oficial de su discurso fúnebre, que “mucha gente ya no nos cree” apuntando que “la clase política se encuentra profundamente cuestionada” y pidió “perdón por los abusos de poder y falta de ética”. Y agregó, junto a este diagnóstico brutal y reconocimiento dramático, que “es por eso que hoy yo quiero asumir solemnemente un compromiso. El compromiso de tomar el camino difícil. Los democratacristianos asumiremos el deber histórico de fortalecer las instituciones de la República, mediante la probidad, la austeridad y la transparencia”.- Significativas, decidores y tal vez, esperanzadoras palabras de quien asumió la presidencia del mayoritario partido de la Nueva Mayoría, en medio de una crisis ética y política y de una lucha intestina, de la que ella parece ajena y ofreciendo su sacrificio personal para evitar los males mayores de la división, la escisión o la lucha fratricida. Pero el problema no es solo la DC. El espectáculo bochornoso de la inscripción de las elecciones primarias afecta a todo la coalición, cuando priman los intereses, las ambiciones electoralistas sectarias o personales. Los ciudadanos pueden preguntarse, con toda razón que si no son capaces de ponerse de acuerdo en los comicios municipales, ¿podrán hacerlo en las presidenciales de 2017, y ofrecer una perspectiva (un programa y un gobierno) para consolidar y proyectar las reformas prometidas y que Chile espera y necesita?. Está instalada en la ciudadanía una legítima incertidumbre sobre sus capacidades y hasta quizás, de sus reales intenciones y objetivos. La última encuesta de opinión pública de Radio Cooperativa y la consultora Imaginacción, realizada entre el 21 y 23 de abril, y dada a conocer el 26, constata que un 65.6 por ciento del universo consultado tiene mala o muy mala opinión de los partidos políticos, aunque la cifra resulta un poco alentadora (más baja) frente al 76.7 por ciento de febrero pasado, aumentando de 18.5 a 29.2 por ciento quienes los consideran “regulares”. La encuesta (con muestreo de teléfonos celulares y fijos)  incluyó 500 casos a nivel nacional, con un margen […]

Víctimas de la secta alemana Colonia Dignidad en Chile y activistas de derechos humanos reaccionaron hoy de forma reservada a una iniciativa del ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, para aclarar el papel de la diplomacia nacional en ese escándalo. A pesar de que varios expertos saludaron la nueva política del ministerio alemán, cuestionaron la eficacia de las medidas. Steinmeier anunció en la noche del martes que facilitará el acceso a los archivos del ministerio para apoyar la investigación del papel de la diplomacia de la República Federal de Alemania en los crímenes cometidos en la Colonia. Normalmente, el plazo de suspensión para documentos en el archivo político de la cita dependencia es de 30 años, explicó Steinmeier, quién pertenece al Partido Socialdemócrata de Alemania. «Sin embargo, yo he decidido recortar este plazo en 10 años para que los investigadores tengan acceso a estas informaciones», declaró ante el aplauso de alrededor de 400 invitados. Moderadamente optimista se mostró el abogado alemán-chileno Winfried Hempel, quién vivió en el enclave alemán durante varios años. «Con el discurso de Steinmeier se ha abierto una pequeña ventana, pero nosotros tenemos que convertirla en una puerta grande», dijo. No obstante, Hempel explicó que también los documentos desclasificados están fuera del plazo prescriptivo de 20 años. Una postura más crítica tenía el jurista germano y activista de derechos humanos Wolfgang Kaleck, quien afirmó que «esta iniciativa viene muy tarde y no tienen un alcance suficiente». Por su parte, el investigador alemán Jan Stehle destacó la extensión del material en los archivos del ministerio de Relaciones Exteriores. «Estamos hablando de por lo menos 400 archivadores con documentos históricos», dijo. «No sé quién debe analizar todo este material», apuntó. A pesar de estas voces reservadas, victimas de la Colonia Dignidad y activistas se mostraron aliviados después del discurso de Steinmeier, pues por primera vez, un alto funcionario alemán reconoció las injusticias cometidas por diplomáticos de este país. La Colonia Dignidad fue un enclave de una secta alemana bajo el régimen totalitario del exnazi y pederasta germano Paul Schaefer, quien mantenía contactos con exnazis, incluso criminales de guerra de alto rango. Después del golpe de Estado de 1973 en Chile, la Colonia Dignidad se convirtió en un centro de tortura y exterminio, donde un número desconocido de miembros de la resistencia fueron asesinados. A pesar de testimonios sobre lo que ocurría en la Colonia, la embajada de la República Federal de Alemania mantuvo durante largos años contactos estrechos con Schaefer. Por Harald Neuber Berlín, 28 de abril 2016 Crónica Digital / PL

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El exPresidente Patricio Aylwin ha fallecido ameritando el respeto que sobriamente le han manifestado sus conciudadanos. Fue uno de los grandes políticos chilenos del siglo veinte que, impulsados siempre desde abajo por periódicas irrupciones populares en los asuntos públicos, crearon y condujeron el Estado desarrollista que acompañó la mayor parte de la gran transformación del campesinado tradicional en la moderna fuerza de trabajo urbana que constituye la base esencial de la riqueza de las naciones, en cuerpo y espíritu. Comparten el honor de haberlo logrado mediante formas singularmente pacíficas, democráticas y apegadas a la ley, la mayor parte del tiempo. Ello le valió a Chile el respeto de los pueblos del mundo, que expresaron su congoja y solidaridad ante el martirio del más grande de todos ellos y el único de estatura universal, Salvador Allende. Aylwin pidió perdón al pueblo por haber contribuido no poco a agitar las aguas y abrir el boquete en las defensas por donde entró desbordado el tsunami reaccionario que barrió nuestra tierra por esos años, dejando una estela de destrucción que medio siglo después todavía no terminamos de reconstruir. En los inicios de esta obra Aylwin aportó sus manos expertas con humildad y sencillez. La reducción de su legado a lo que pretenden interesadamente muchos de quienes han hablado quizás demasiado por estos días de duelo oficial y mediático, no parece hacerle justicia. Cuando el sistema político de transición que Aylwin inauguró vive sus últimos estertores en medio del desprestigio general, es bueno recordar la estatura y obra de los grandes políticos democráticos chilenos del siglo pasado, que él personificó. Asumieron la conducción de los asuntos del país en medio de la crisis de los años treinta, que había volteado la dictadura del General Ibáñez. Ésta, a su vez, impulsada por la agitación popular había terminado en 1924 con la desprestigiada y oligárquica república parlamentaria que surgió de la contrarrevolución contra Balmaceda y retomando el ideario desarrollista de éste sentó las bases del Estado chileno moderno. Todos los gobiernos democráticos que siguieron adhirieron al ideario desarrollista, cada uno a su manera, dirigidos por partidos y coaliciones que abarcaron todo el espectro político, conducidos por estadistas de importancia, menor o mayor, los más, sin que faltara algún frescolín traicionero del cual es mejor no acordarse. Ellos encauzaron de manera constructiva las irrupciones populares de los años 1930, 1940 y 1950 y la mayor de todas, iniciada a mediados de los años 1960 y que se extendió hasta 1973, que al incorporar por primera vez masivamente al campesinado y proporcionar la inmensa energía requerida para realizar las grandes transformaciones indispensables para acceder a la modernidad, mereció el título de Revolución Chilena. Pero fue precisamente el hecho singular que todos estos acontecimientos cursaron de modo bastante pacífico, democrático y apegado a la ley, lo que ameritó que ésta, que tuvo lugar en un país pequeño y remoto, ascendiera al pedestal de las grandes revoluciones modernas y su conductor a figura política universal. Ese es el gran mérito de […]

Desde hace más de dos décadas y media, el Servicio Electoral (Servel) ha sido una institución clave de nuestro proceso de transición a la democracia. Le correspondió supervisar el plebiscito de 1988,  nueve elecciones presidenciales (incluyendo segunda vuelta), siete elecciones parlamentarias y seis municipales, dando garantías de ecuanimidad, rigurosidad profesional y apego irrestricto a la Constitución y las leyes. En todo este largo periodo, nunca una fuerza política reclamó sobre una falta a la legalidad que pudiera haber cometido el Servel, sino todo lo contrario, nos dio siempre garantías a todos. Anoche el pacto para suscribir el derecho a participar en primarias de las futuras elecciones municipales por parte de la Nueva Mayoría no pudo ser suscrito, ya que algunos dirigentes llegaron después de la hora que la ley contemplaba como límite. Hoy, ese grave error político de algunos dirigentes de la Nueva Mayoría, quiere “resolverse” cometiendo un error aún mayor: acusando al Servel de actuar de forma ilegal y arbitraria. No se puede empañar el prestigio de una institución tan seria y de tan impecable trayectoria, solo para esconder errores propios. Llamo a los dirigentes de la Nueva Mayoría a actuar con responsabilidad republicana. Sergio Aguiló Melo Diputado de la República Santiago de Chile, 22 de abril 2016 Crónica Digital 

El fallecimiento del ex presidente, Patricio Aylwin Azócar, personaje estelar de un momento crucial de la historia de Chile, ha replanteado ante la sociedad la valoración de su rol y sus responsabilidades en torno al drama vivido por el país en los convulsos años 70, la dictadura militar-derechista, la lucha y contradicciones por poner fin a la tiranía,  y la recuperación institucional de la democracia plasmada con su presidencia (1990-1994). Desde luego el periodo histórico en que le tocó actuar fue uno de los más álgidos que recuerde la historia contemporánea del país, entrando en colisión modelos  políticos y sociales que estaban disputando la hegemonía y el poder, y se sentían  parte de un conflicto global: la confrontación Este-Oeste, la Guerra Fría o una lucha de liberación de los pueblos y del Socialismo contra el Imperialismo. Aylwin, como otros personajes protagonistas de esa circunstancia dramática, no  supo, o llevado por una dinámica colectiva incontenible, irrefrenable, de voluntarismo, sectarismo, mesianismo y utopías, no pudo medir la consecuencia de sus palabras y de sus acciones. Como muchos otros líderes de los distintos campos en que se dividió Chile, y de las trincheras en que se parapetaron los actores del drama de los años 70, fue responsable de las condiciones y circunstancias en que se gestó el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Pero si se quiere leer la historia con realismo y responsabilidad, comparte sus culpas con otros de la propia izquierda, dentro de la coalición de la Unidad Popular, en los grupos insurgentes de sus fronteras hacia la izquierda antisistémica, o de los conspiradores cobijados (entrenados, armados y financiados) por el Departamento de Estado de Estados Unidos y la CIA. Fue la propia realidad y la experiencia de una brutal y criminal tiranía las que fundamentaron un decidido posicionamiento anti dictatorial en Patricio Aylwin y sus camaradas de la Democracia Cristiana, que además se limpió de sus pinochetistas recalcitrantes y colaboracionistas como Juan de Dios Carmona y otros. Aylwin, a instancias del cardenal Juan Francisco Fresno, se integra en 1985 al opositor Acuerdo Nacional para la Transición a la Democracia, que busca terminar con la dictadura, y en 1987 impulsa la Concertación de Partidos por la Democracia. Su aporte en la lucha por la recuperación democrática es indudable y reconocido, como lo hizo tras su fallecimiento el presidente del Partido Comunista, diputado Guillermo Teillier, al destacar su aporte al restablecimiento en la recuperación democrática, por lo cual, dijo,  “luchó con convencimiento”. Teillier resaltó además que en el gobierno de Aylwin  “se  inició todo un proceso de búsqueda de la verdad y de la justicia en los casos de violaciones de los derechos humanos”, que tuvo un hito en la conformación al asumir la presidencia del país, de la Comisión de Verdad y Reconciliación, que elaboró el conocido  Informe Rettig, que el fallecido ex mandatario entregó al país, pidiendo perdón, “en representación de la nación entera, a las víctimas y sus familiares”. Según el documento, bajo la dictadura de […]

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