El día 28 de Diciembre de 2015 Camilo Escalona en este mismo medio publicó una columna en que hacía una reseña alegórica de lo que fue la identidad concertacionista, y particularmente, del Partido Socialista de la transición chilena, afirmando que esta identidad era socavada y menospreciada por el proceso político que la Nueva Mayoría está llevando adelante, según Camilo, de manera refundacional del Chile Actual. En palabras de Escalona La tesis refundacional, aquella que señalaba que se partía de cero en el proceso de reformas democráticas a implementar en la actual segunda administración de Michelle Bachelet, provocó un serio daño no sólo a la definición de sus prioridades, desconociendo la gradualidad de las transformaciones a realizar, sino también generó un  grave desprecio a la identidad de las propias fuerzas del bloque de gobierno. Con estas palabras podemos sacar en limpio al menos dos cosas. Primero, que Camilo observa que este proceso de reforma ha sido demasiado acelerado, por tanto, podría resultar insolente para las clases dominantes, y segundo, que este proceso altera la identidad de lo que fue la otrora Concertación y que tiene directa relación con el primer punto, es decir, travestir la idea de “justicia en la medida de lo posible”, desconociendo que esa justicia atemorizada y de ‘real politik‘ no hizo sino administrar y profundizar el modelo socioeconómico neoliberal.  Sin embargo Camilo hay algo que no podemos desconocerte y es tu sincero miedo al cambio. Pero Camilo, hablar de identidad en política es algo complejo. Podríamos nosotros acusarlos a ustedes de cambiar la identidad y las prácticas de lo que fue un Partido Socialista, orgulloso de la ética y probidad militante, soñador con la llegada del socialismo al favorecer las condiciones necesarias haciendo mover la historia para llegar a él. Pero sabemos que esa identidad fue claudicada, que ya poco queda de aquel partido de Allende, Lorca, Aniceto, Godoy, González, Bastías, Barreto, y tantos otros/as . Y déjanos decirte que la identidad de la que hablas no ha estado cambiando con este supuesto proceso refundacional. Leamos bien el fenómeno político, y te diremos por qué. La reforma educacional, partiendo por el fin al lucro, la selección y al copago no es más que una reforma que viene a poner parches sobre la legislación vigente. Establece una suerte de paridad frente al mercado a todos los colegios particulares subvencionados para poder acceder a los beneficios del voucher, estableciendo de esta manera una igualdad entre este tipo de establecimientos con los municipales (para lo que debiera ser lo público el tipo de institución predominante), cuya tendencia de matrículas sigue a la baja. En consecuencia, se reestructura la lógica de mercado, consolidándola, no prohibiendo el lucro en su amplia manera de realizarse, y que en el sistema superior nada dista de lo contrario. Asimismo hemos visto la calidad de la carrera docente que han aprobado, haciendo de la profesión educativa una carrera que para llegar a obtener una buena remuneración, luego, una mejor calidad de vida así como salir de […]

“Yo quiero ser llorando el hortelano/ de la tierra que ocupas y estercolas/ compañero del alma tan temprano…” Escribió el poeta Miguel Hernández (muerto de inanición en una cárcel del franquismo) en homenaje a su amigo Ramón Sijé, preceptor en su Orihuela natal. Y pienso estos versos en tu recuerdo querido amigo Lalo (Eduardo Cancino Cáceres), muerto ayer en una jugarreta macabra de la vida. Recién llegando a la soledad de mi casa, luego de haber estado en la tuya, mientras tomo un té, amargo de tan amarga circunstancia y enciendo una velita en mi homenaje privado por ti, retrocedo a aquellos primaverales días de 1983, cuando nuestro viejo y noble amigo Jaime Zorondo nos presentó, y tú, con tu característica serenidad, me dijiste que te acompañara para que conociera a tu madre. Ese cándido gesto tuyo, años más tarde, lo entendí como la generosidad de partir tu corazón -cual un pan- para compartirlo conmigo, y tu mamá, en adelante y por cierto soberana en su cocina, muchas veces, estando sola, me invitó a pasar para que yo saciara mi hambre endémica, entonces de cabro flacuchento y andariego. Y bueno, después vinieron todos estos años de amistad: afectiva, sincera, fraterna, respetuosa, cómplice de militancia y de luchas. Pero como tú eras un hombre de reciedumbre y de convicciones irrenunciables, persististe en tus afanes políticos y en tus sueños de mejores días para todos. Yo, en cambio, renuncié a todo y me quedé a la vera de la desilusión, viendo pasar las comparsas y las promesas de los mercaderes de la política, sintiéndome echado muchas veces de la historia. Entonces tú me buscabas siempre para invitarme a conversar, interpelándome a que usara mí inteligencia en las causas justas y que asumiera con responsabilidad mí pasado comunista. Así surgió ese espacio de los viernes de tu llamado círculo chico y tus incitaciones a la reflexión. Eso me obligaba a leer con atentos sentidos los diarios y los libros que tanto nos hermanaban, buscando juntos en el pensamiento primigenio las razones y complejidades para las tácticas del presente y las estrategias del futuro. Y claro que con tu muerte me quedo ahora definitivamente fuera de la historia y de las luchas que tú abrazabas con férreo ahínco. Quizás pocos sepan que tu segundo nombre es Aquiles (que es también pueblo, tribu, nación), no sólo bautismal, sino por tu carácter guerrero, como el helénico y bello joven de las Ilíada de Homero, el llamado de “los pies ligeros por ser el más veloz”. Por eso siempre hiciste de la cultura y de la ecología tu Caballo de Troya. Y ahora que la muerte halló tu talón en ese núcleo frágil de tu corazón noble, ojalá tu armadura de guerrero no se la disputen con mezquindad tus adversarios y sea asumida por quien corresponda, con altura y -parafraseando a Violeta Parra- no como un “sombrero con tantas cintas/ por quien no tiene cabeza”. Bueno querido amigo, lloro con honda pena tu muerte y digo que […]

El 2016 se inicia con indesmentibles interrogantes e incertidumbres que tienen como escenario principal a La Moneda y a la coalición gobernante. El episodio  de la visita presidencial a la Región de la Araucanía al finalizar 2015   ha vuelto a  agitar el ambiente en el Palacio de Gobierno, dando la impresión de una sorda lucha entre bastidores, de celadas y mandobles, entre grupos y personajes que pugnan por influir no solo en el ánimo presidencial, sino que imponer líneas políticas,  dirigir las políticas del gobierno o posicionar una figura  (el ministro del Interior, Jorge Burgos) como  “presidenciable”, como  anunció el intendente DC de Santiago, Claudio Orrego. Burgos, que oficia de Jefe de Gabinete, ha dado suficientes muestras de la independencia con que actúa y sus –a veces más que altaneras- declaraciones. sobrepasan su misión de ministro  del Gobierno, cuya condición sine qua non, es el de la lealtad y compromiso con la coalición de Gobierno y su programa. Pareciera que el cargo de Primer Ministro, de un hipotético gobierno parlamentario, y el Primer Ministro como Jefe del Gobierno, al que lo invistió el ex presidente del Partido Demócrata cristiano, Patricio Walker,  dejando a la Presidenta en un rol más bien protocolar, “reinando”,  acomoda más a sus proyectos,  ambiciones o a las de la su partido. Entonces, aparece como  más ministro de su Partido   que del Gobierno, y su accionar  resulta más discutible. Y entonces màs  allá de las interrogantes y la incertidumbre, surge la sospecha acerca de las verdaderas intenciones. En el episodio de la visita presidencial a La Araucanía abundaron destempladas y hasta ofensivas y  y agresivas declaraciones de Burgos y de personeros de la Democracia Cristiana y se escenificó, con la alegre y entusiasta algarabía mediática de “El Mercurio”,  un virtual “ejercicio de enlace” o “boinazo”, de declaraciones, ultimatos, insinuaciones, amenazas, reuniones “urgentes”, y trascendidos de intención aviesa. Burgos dijo que en la entrevista sostenida con Bachelet,  en la que le presentó su renuncia al cargo, en un gesto  claramente de amenaza de salida de la DC del Gobierno,  “le dije  que esta situación no se podía repetir de ninguna manera”, dando la impresión de que le había “llamado la atención”,  algo así como  que la había puesto “en su lugar”. Por su parte ex presidente de la DC,  Gutenberg Martínez, declaró sin ambages,  que “si esto no se reviste en forma clara y definitiva, y por tanto termina mal, habrá que evaluar la participación de la DC en el Gobierno. Las cosas asi no caminan”. ”Nosotros asumimos un compromiso de respaldo a este gobierno y nuestros compromisos se cumplen, pero eso no implica necesariamente participar con responsabilidades políticas en forma institucional”, agregó, quién es uno de los políticos más críticos del gobierno Bachelet y su programa. Martínez,  agregó que “aquí se requiere una modificación sustancial. Somos un partido responsable y estamos acostumbrados a formas diferentes de gobierno, Pero las cosas se deben hacer bien y  con el respeto correspondiente. Las cosas así no caminan”. Si esto no […]

Consultado acerca de las posibilidades de un precandidato presidencial, el Senador Andrés Allamand respondió con una de las sentencias políticas más lúcidas del año que se fue: “Sólo podría ser candidato de la Concertación y eso ya no es viable”. Exactamente. No lo es porque el modelo socio-económico instalado por la dictadura, que quienes hegemonizaron la Concertación optaron por continuar y al cual siguen encadenados, dió de sí todo lo que podía dar, provocando una gigantesca distorsión productiva y escandalosa inequidad. No funciona ya más. Se está viniendo abajo, vapuleado por una de las mayores ebulliciones de descontento popular y crisis “en las alturas” que se tenga memoria, horquillado desde varios lados por el gobierno de la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría, y rematado por el derrumbe del “súper ciclo” del precio del cobre. Quizá una reflexión tranquila para iniciar el año puede ser ¿con qué modelo lo vamos a reemplazar y cómo lo haremos? El así llamado “modelo chileno” está basado en la renta de los riquísimos recursos naturales del país, y la cuasi renta monopólica en casi todos los demás mercados. Las grandes empresas que lo hegemonizan obtienen la mayor parte de sus ingresos y “ganancias”, y consecuentemente dirigen el grueso de sus “inversiones”, no a la contratación masiva de fuerza de trabajo calificada y a la innovación, para agregar valor produciendo bienes y servicios en condiciones competitivas, como hacen los auténticos capitalistas, sino a asegurar su control sobre los recursos y mercados de donde extraen renta. Todo ello ha distorsionado la estructura productiva hasta el punto que la minería, por ejemplo, sólo ocupa el uno y medio por ciento de la fuerza de trabajo asalariada, proporción que sube al ocho por ciento si se agregan los ocupados en pesca y silvoagricultura. Mientras, tanto, la mitad está empleada en comercio y servicios personales y sociales, actividades que agregan poco y nada de valor. Ahora se viene el tiempo de cambiar este modelo, puesto que el talón de Aquiles de las economías rentistas es su dependencia de los precios de las materias primas, que son veleidosos y se mueven en grandes ciclos que reflejan las oleadas seculares de las economías desarrolladas, pero al revés, como los reflejos en el piso. Suben hasta el cielo cuando aquellas atraviesan períodos de turbulencias, como en la década de 1970 y nuevamente en los 2000, y se derrumban cuando aquellas recuperan su trayectoria de crecimiento secular, como ocurrió antes en los años 1980 y 1990 y se está repitiendo desde inicios de la presente década. Las empresas y economías rentistas viven en Jauja cuando los precios andan por las nubes, pero experimentan una dolorosa resaca cuando éstos se derrumban. Las grandes mineras, por ejemplo, han perdido la mitad de su valor bursátil en los últimos cuatro años, y varias más de tres cuartas partes y se debaten al borde de la quiebra. Nadie llora por las desgracias de estos jeques, luzcan o no turbantes. Pero resulta doloroso el despertar de los países […]

El devenir histórico nos pone en un tiempo en el que nada importa, vivimos  a un ritmo que no nos permite mirar a ningún otro lado que no sea hacia el frente, en un camino que no sabemos a dónde nos lleva, solo avanzamos sin saber el terreno en que pisamos, solo sabemos que hay que andar y a veces correr, sin importar si hay piedras, barro o espinas, solo hay que avanzar. Las anteojeras no nos dan la posibilidad de distraer ni un segundo la mirada del camino, si alguien cae, lo pisamos sin darnos cuenta del daño provocado, si yo caigo, soy avasalladlo por la multitud que tampoco repara en lo que hace al avanzar en forma desenfrenada, todos vamos.  El problema es que no sabemos hacia donde nos dirigimos y cuál es el objeto de esta marcha a ciegas, sin saber si el camino nos lleva al futuro esplendor o el desfiladero, solo avanzamos. La sociedad Chilena esta ciega, en algunos casos la ceguera es patológica y en otros es absolutamente voluntaria, simplemente no quiere ver. La negación de la realidad nos convierte en ciegos patológicos, el hacernos los que no vemos, nos convierte en cínicos, el no darnos cuenta que no vemos nos convierte en estúpidos y el ver y mirar hacia otro lado nos convierte en desalmados. Hoy nuestro país requiere que todos y todas tengan los ojos muy abiertos, para ver los problemas reales de Chile, como son la brecha social, la falta de oportunidades, los robos entre vecinos, los robos de cuello y corbata, las colusiones monopólicas que desangran el bolsillo de la gente común y corriente, las conspiraciones en el futbol, los políticos que venden su conciencia al mejor postor. Hasta el vendedor de papas de la feria libre esta coludido para subir el precio del producto que trabaja Se dice que todo cambio es para mejor,¿ porque vamos a permitir que esta máxima no se cumpla?. Al elegir al actual Gobierno con un 62% de la votación en favor de la Presidenta Bachelet , lo opción era un cambio de paradigmas, que las reformas que en el pasado no se hicieron, con esta importante aprobación de la gente se podrían realizar. Existía la voluntad de avanzar con los ojos abiertos mirando el camino, sin anteojeras, no pasando por encima de los demás, deteniéndonos a socorrerér al caído. Que no importen las piedras del camino, que no están ahí de casualidad, las pusieron, el barro y las espinas sabemos quién los pone en el camino. No permitamos que nos pongan una venda en los ojos. Que el camino que queda por recorrer se luminoso, que nos permita ver la realidad sin velos que la distorsione, que el futuro esplendor nos encuentre con los ojos bien abierto para no perdernos nada de lo que suceda, que los abismos se queden en el pasado, que si bien el camino no va a estar lleno de rosas, al  menos este parejo, para que todos podamos […]

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Escribimos desde la pena. Se nos ha ido Miguel Gómez Segovia, un amigo, un colega, un camarada, un combatiente. Falleció lejos, el sábado 26 de diciembre, en la casa que compartía con Iris Rainer, su compañera, en Austria, junto a cerros y la vegetación que seguramente le recordaban su paisaje natal. Nos dijeron que se fue en el sueño, con una cierta resignación ante la inexorable despedida, sin haber cumplido su sueño de volver a su tierra, aunque en la calidez de su hogar, de su familia. Será despedido en Klagenfurt y en fecha próxima sus cenizas llegarán a Chile, según voluntad de su familia. Vivía una especie de exilio y encontró en la literatura, un refugio y una proyección hacia los escenarios y la problemática  que entendía como una responsabilidad política y literaria, tanto como con las esperanzas y demandas de su pueblo. Nacido en 1943, Miguel Gómez estudió historia, y como tantos se hizo joven comunista en el Pedagógico de la Universidad de Chile, y fue parte de una generación de jóvenes que optaron por el periodismo, ingresando tempranamente a El Siglo, donde fue redactor político. Tras el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, Miguel asume el liderazgo de quienes cumplieron con la responsabilidad de mantener viva la voz periodística de la resistencia antidictatorial, pasando a la clandestinidad y manteniendo el boletín primero y luego periódico, “Unidad Antifascista” y nutriendo de información las emisoras que desde el exterior denunciaban los horrores de la tiranía y trasmitían confianza y ánimo a los combatientes  de la resistencia antidictatorial, la voz de los que no tenían voz y que la dictadura nunca pudo acallar. Miguel se ve, luego, forzado al camino del exilio y llega a “Escucha Chile”, de Radio Moscú, donde adopta el seudónimo de Alfonso Carrasco, y confirma su calidad de organizador, su fortaleza política y su calidad profesional. Junto a esposa, Iris Rainer, austriaca de nacimiento, pero chilena por adopción y sus hijos, Aloísia y Esteban, conforman un cálido núcleo familiar del colectivo chileno-moscovita, al que se suma también Carlos, hijo  mayor de Miguel. Posteriormente vuelve a Chile y se incorpora a El Siglo, Y luego, por determinadas circunstancias, se encamina a una suerte de nuevo y doloroso destierro, de vuelta a la lejanía geográfica de la Patria, de su paisaje, de su quehacer cotidiano, pero siempre cercano y siempre pensando en el volver. Y así llega a la literatura, a la poesía y a la prosa. Y nos dejó como herencia su novela histórica “Kilapán”, por ahora en internet, un relato que testimonia la ferocidad de la llamada “pacificación” de la Araucanía, que es denuncia y testimonio, enjuiciamiento y toma de posición frente al genocidio mapuche hecho por el ejército chileno entre 1860 y 1883 y frente a las demandas presentes. Miguel escribió a este propósito. “Es necesario que los chilenos conozcamos lo que el Estado hizo durante esa  guerra para  comprender las causas de las actuales protestas mapuche que se criminalizan y reprimen. […]

La tesis refundacional, aquella que señalaba que se partía de cero en el proceso de reformas democráticas a implementar en la actual segunda administración de Michelle Bachelet, provoco un serio daño no sólo a la definición de sus prioridades, desconociendo la gradualidad de las transformaciones a realizar, sino también genero un  grave desprecio a la identidad de las propias fuerzas del bloque de gobierno. Al igual que en la vida personal, las fuerzas políticas que no valoran ni defienden su identidad, es decir, aquel conjunto de factores sociales, ideológicos y políticos que las definen, en suma, que no rescatan su propia historia de la que surge su carácter, fisonomía y los rasgos distintivos que la hacen diferente y proyectan su personalidad, sin ese necesario aprecio y valoración a lo que han hecho y sin la defensa del patrimonio forjado por aquellas miles de personas que determinaron su continuidad en el tiempo, sin esa apropiación de su propia identidad, no podrán esperar que el país, al que aspiran dirigir o representar pueda entregarles su apoyo y confianza. En otros términos, la tesis refundacional alimentó el desprecio a la tarea de reimplantación de la democracia, realizada durante un cuarto de siglo por los partidos y fuerzas populares de izquierda y de centro, que unieron sus esfuerzos o que coincidieron en esta decisiva tarea nacional. En variados textos se descalifica la tarea realizada en su momento por la Concertación, como alianza política y fuerza de gobierno. En dicho afán democratizador se pueden distinguir dos grandes etapas, el Golpe, la etapa de la cruenta represión posterior, la imposición del esquema institucional y del modelo económico hasta la gran crisis de 1983; y desde allí hasta las Protestas nacionales y la derrota dictatorial en el Plebiscito de Octubre de 1988. El costo social y la dura experiencia que afectó a los Partidos populares todo ese periodo, del 73 al 90, fue determinante del ciclo posterior. No cabe duda que los ideólogos refundacionales han tenido un gran aprecio de sí mismos y de sus afanes intelectuales, asunto que puede ser materia de cada cual y no resultar dañino, pero que en este caso, se proyectó en una mirada soberbia y autosuficiente que llevó a conductas sectarias y excluyentes que afectaron la marcha de las reformas en curso, al pretender reducir su conducción a un grupo de iluminados, cuya lógicaparadojal es el menoscabo de la política y la sobrestimación de la tecnocracia. Por muy radicalizada o «izquierdista» que haya sonado o aparecido en las imágenes mediáticas la idea que hacia atrás no había nada que rescatar y que, por tanto, lo que se debía hacer era comenzar desde cero, con esa propuesta se falseo la realidad, y desconoció en el hecho, el largo esfuerzo de lucha y movilización del pueblo y la nación chilena para recuperar la democracia primero, y luego ir  sucesivamente consolidando y ensanchando sus límites políticos e institucionales. La tesis refundacional, en cuanto mirada histórica, favorece a la UDI y a la derecha, ya […]

Es costumbre por estas fechas “hacer un aro”, echar una mirada al camino recorrido y el que se viene por delante. En este ejercicio, muchas veces perdemos de vista que nuestro tranco individual sigue el curso y ritmo que imponen la marcha del pueblo y la humanidad de los que formamos parte. Sus correntadas se mueven en un cauce que, más o menos, algo se puede barruntar, aunque sus dimensiones son tan inmensas que resultan difíciles de apreciar aún en sus grandes líneas, y resulta imposible pronosticar con precisión o certeza, puesto que siempre hay neblina y suele dar giros y adentrarse por desfiladeros inesperados. Aun así, es bien fascinante y puede resultar de utilidad, intentar apreciar los grandes rasgos de nuestro movimiento colectivo. Como decía Eric Hobsbawm, el sabio británico recientemente fallecido, el gran descubrimiento que nos legó la historiografía del siglo XIX, fue apreciar que el mejor hilo conductor para comprender el curso grueso del movimiento de nuestra sociedad es observar cómo se va modificando la forma de vida y trabajo de las grandes masas de la población. Y ¡vaya que está cambiando! con una masividad que impone al curso general de los acontecimientos un ritmo vertiginoso. En su plano más profundo, que determina todos los demás y sigue marcando el carácter de nuestra época, en el año recién pasado, no menos de unos setenta millones de seres humanos, unos doscientos mil cada día, dejaron atrás la vida que tradicionalmente habían llevado en el campo, y marcharon hacia las incertidumbres de una nueva vida en las gigantescas urbes del mundo emergente. A ese ritmo, que posiblemente se acelerará aún más en el año que viene, la mitad de la humanidad que todavía vive y trabaja en el campo se habrá urbanizado en su mayor parte en las dos o tres décadas que vienen. De este modo, seguiremos experimentando los dolores del gigantesco parto de la modernidad urbana, que ha durado dos siglos y culminará en el curso del actual. La población del mundo seguirá creciendo el año que viene, pero a un ritmo cada vez menor, en la medida que la mitad que se urbaniza acelera todavía su ritmo de crecimiento, antes de estancarse o decrecer como ya lo hace la otra mitad. La economía mundial seguirá creciendo a un ritmo promedio de largo plazo parecido al incremento de la población urbana, lo cual significa que su centro seguirá gravitando y crecientemente, desde las regiones que se urbanizaron más tempranamente, hacia las más pobladas del planeta, pero condicionada por su movimiento cíclico de largo y corto plazo. La globalización de la civilización urbana traerá muchas maravillas, pero al mismo tiempo el terrible peligro de los tres demonios que la acompañan:la depredación de la naturaleza, el fascismo y la guerra. El año termina con una buena noticia, aunque insuficiente, con el acuerdo de París para evitar el calentamiento global. Los rostros horrendos de los otros dos demonios, bien se conocieron durante el siglo veinte y andan por ahí mostrando […]

En su paso por nuestro territorio, Albert Camus, describió a Chile como un país con un carácter inestable e impreciso, uno donde se hace «política al día» producto de nuestros constantes temblores y terremotos, lo que hacía al chileno un «eterno improvisador». Esta forma de describirnos no es más que una poética lirica para decirnos que: Ustedes son un país bananero. Idea que nuestras elites siempre han querido eliminar, buscándonos posicionarnos como los ‘ingleses de sudamérica‘, y que como bien relata Tomás Moulian en «Chile actual: anatomía de un mito» alcanzó su mayor expresión en la Expo-Sevilla 92′ cuando expusimos un trozo de hielo como símbolo del Nuevo Chile (el postdictatorial) y quería mostrar un Chile frío, blanco, y técnicamente superior a nuestros vecinos ‘calientes’, ‘mulatos’ y ‘populistas’ de los países bananeros. Sin embargo el «temblor de tierra» (forma que Camus se refería a las protestas en Chile) nuevamente revelan nuestra identidad. La protesta estudiantil en pleno diciembre, nos revela nuestro lado más bananero, el de la improvisación de las políticas sociales.  Por un lado tenemos una oposición que no logra encontrar el ‘relato’ a su defensa al lucro en la educación, y a veces aboga por la no discriminación a instituciones privadas (recurso comunicacional que hoy levanta <<¿Porqué a unas instituciones sí y otras no?>>) y otras  veces por el fortalecimiento de la educación pública (discurso sacado en la primera etapa de la reforma <<primero mejoren la educación municipal y luego métanse con el mundo del emprendimiento privado>>). Y por otro lado un gobierno que no sabe lo que hace y muestra señales de improvisación para poder avanzar en sus reformas, !aún no existe claridad respecto a sus principales reformas!, como lo que pasa con la nueva constitución; ya estamos a finales de año y el «proceso» iniciado en septiembre ha tenido cero impacto real; la reforma laboral ha sido aplazada y re-estructurada según las «nuevas condiciones económicas» y por supuesto la reforma educacional (razón de la protesta de los estudiantes en diciembre a días de navidad y los resultados de la PSU) los y las estudiantes no saben qué instituciones tendrán gratuidad, ni de qué forma. Nuestra clase dirigente no sabe cómo avanzar, solo espera que se acabe el año y de pasada su gobierno, y mientras tanto improvisaciones serán sus caminos de accionar. Quizás algo de esto tiene que ver con el sentido de crisis que hoy atraviesa el país, y que ya entre 1929 y 1932 Antonio Gramsci intentó explicar (claro está, eran otros tiempos y otros contextos) «lo viejo no muere, ni lo nuevo puede nacer, y en ese interregno nacen los más diversos moustros». Pero no nos confundamos. Aquello nuevo que pueda estar surgiendo no provendrá más que de las fuerzas sociales, movilizaciones y grupos organizados que puedan disputar el sentido común y los procesos de transformaciones que se requieren, ya que la otrora Concertación seguirá haciendo política bajo la lógica del transformismo y la improvisación, que lo único que hace es favorecer la […]

“Podemos decir que hay un Chile que vive en la opulencia: el 10% de la población que concentra todo lo que el país produce, con ingresos promedio de más de 60 mil dólares per cápita, lo que es superior, por ejemplo, al promedio de Estados Unidos y Singapur. Hay un Chile postergado que vive en la indigencia y en la pobreza y las cifras, así lo demuestran: el 60% de la población subsiste con ingresos equivalentes a países como Angola y el Congo. En efecto, el ingreso per cápita del 1% más rico es 40 veces mayor que el ingreso per cápita del 81% de la población”, según un estudio de la Universidad de Chile. No se debe seguir administrando la pobreza, sino terminar, de una buena vez, con ella y con la política asistencialista del Estado chileno. Tenemos que terminar con la fábrica que produce pobres y es tiempo de erradicar una sociedad caracteriza por un hecho concreto: los pobres son cada día más pobres, mientras que los ricos son cada día más ricos y sus bolsillos se van acumulando de ganancias, mientras los pobres tienen que hacer maravillas con el poco dinero que reciben y tratar, mes por mes, de alimentar a sus hijos, pagar su educación y reunir las monedas para cargar la tarjeta BIP. Hay una verdad irrefutable: la élite política que ha administrado el país tiene una deuda con los sectores más vulnerables y pobres del país. El slogan «Chile Crece contigo» no se ha traducido, en la práctica, en mejores condiciones de vida para los postergados, para los más vulnerables y vulnerados. Por el contrario, la brecha entre ricos y pobres ha aumentado y son, justamente, los ricos los que más crecen. Hoy, constatamos que las aguas son de privados, que los mares fueron privatizados a un pequeño grupo de familias, que las forestales son de Angelini y Matte y que, la electricidad, le pertenece a empresarios españoles. La conclusión, inevitablemente, es que el “Chile para todos» es sólo para unos pocos. Quienes estamos en la actividad política no vinimos a defender deudas que cierta élite política tiene con el pueblo. No vinimos a defender un sistema injusto, ni una forma de hacer política como la que hemos conocido, en el último tiempo, con los casos de corrupción, cuando se mezcla lo público con lo privado, los negocios con la política y se transgreden la moral y todo principio. Estamos aquí para denunciar las injusticias, alcanzar la libertad, cobrar las deudas pendientes y terminar con la política de las migajas que caen de la mesa del poder hacia los sectores más pobres y discriminados. Mi conciencia no me deja otra opción más que denunciar las injusticias que hacen sufrir a los más desprotegidos. «¡Llega un momento en que el silencio es traición!” decía alguien y no estamos dispuestos a traicionar al pueblo de dónde venimos, los que no son escuchados, ni tomados en consideración en las grandes decisiones del país. Ese Chile postergado se […]

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