La máxima jerarquía de la Iglesia Católica chilena se remece  en la que es sin duda la más grave crisis de su historia. Los casos de corrupción moral, de complicidad y encubrimiento de abusos sexuales han traspasado las sacristías locales y el propio Vaticano ha tenido que hacerse cargo del escándalo y obligado a  los hasta ahora herméticas muros de conventos y de la defensa corporativa de la institución a abrir las cortinas, someterse al escrutinio público de los feligreses y de la sociedad y poner a disposición de la justicia chilena a los abusadores. Es mucho más que una crisis institucional, sino que moral y social. Hoy es imposible ocultar los hechos, refugiarse en una cómoda misión divina, o imponer sanciones ficticias como traslado a otras parroquias, a otros países o cómodos conventos  en otras latitudes, que les sirven a los depredadores de cómodos refugios o supuestos lugares de “penitencia y oración”. Hasta ahora la llamada justicia canónica no se preocupaba de las víctimas. Y los entes eclesiásticos se parapetaban en la sujeción, pertenencia o jurisdicción de otro Estado, y por lo tanto a otros cánones judiciales, para impedir la acción de la justicia de los correspondientes países. Pero las cosas cambiaron abruptamente, tras la visita del Papa Francisco a Chile en enero pasado, que lo desinformaron y le hicieron caer en la celada que le tendieron los obispos locales que le hicieron tomar partido a favor del ahora ex obispo de Osorno, Juan Barros, ex Vicario General Castrense y encubridor del prototipo de abusador sexual de menores, Fernando Karadima, este último condenado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, del Vaticano, a retirarse, ”a una vida de oración y penitencia”. Aún así en medio de vacilaciones, declaraciones alambicadas, francas reticencias a reconocer los hechos, argumentaciones para disfrazar las cosas, camuflar o tender cortinas de humo, la jerarquía vio desmoronarse eso que más bien parecía una estrategia para eludir el reconocimiento de la crisis y de la necesidad de una condena clara y contundente a los abusos. Hoy los hechos parecen precipitarse. El Cardenal Ricardo Ezzati ha perdido su rostro interpérrito tras haber tenido que resignarse a la presión del propio presidente chileno, Sebastián Piñera que demandó a través de la prensa que no oficiara el llamado Te Deum (Acción de Gracias), tradicional celebración religiosa por la Patria, en el Día de la Independencia Nacional, el 18 de septiembre, y donde el Cardenal, cabeza de la Iglesia católica chilena, opina por lo común de la situación política, social y económica del país. También renunció al cargo de Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con lo que se hace más evidente la actitud del Vaticano en lo que ya se puede denominar “caso Ezzati”. La conferencia de julio del episcopado en Punta de Tralca, reconoció el grave escenario    que sigue abriéndose para la jerarquía eclesiástica chilena, tras el escándalo de los abusos sexuales de sacerdotes, y el encubrimiento de tales hechos por las más […]

Hay ciertos dilemas existenciales que proponen retos a la sociedad toda. Ser o no ser, la principal de ellas. Sin embargo, el que un país pueda mirar al futuro asimilando su pasado, es un problema de la esencia del ser de cualquier nación. Construirse desde una lectura común sobre postulados fundamentales, resulta necesario para avanzar. De lo contrario, estaremos siempre determinados por el cisma histórico. Eso es lo que pasa con el Golpe de Estado de 1973. Hoy, hemos avanzado mucho. Si uno contrasta lo que vivimos ahora con la sensación térmica de enero de 1991, de 1996 incluso de 1998, recordaremos como, ningún medio de comunicación, lo recuerdo muy bien, usaba la palabra dictadura. Todo era a la chilena, con ese tono rebuscado y usando eufemismos como regimen militar y gobierno militar; se calificaron las violaciones de derechos humanos de excesos. Si uno decía otra cosa, desautorizaban afirmando que estabas preso del pasado. Así como hoy se habla de Venezuela y se le reprocha todo, en este país pasaban cosas mucho peores y jamás se dijo que había una dictadura. No fue sino hasta la detención de Pinochet que las cosas comenzaron a cambiar. Hoy, nadie discute que en Chile hubo violaciones a los derechos humanos ni que hubo una dictadura. Pero que es lo que no tenemos; Justicia. Es una sola palabra que encierra un anhelo, una herida y una verdad todo junto.  Ahora sabemos que los nuestros fueron arrojados al mar, envenenados, violados, menoscabados, silenciados, menospreciados. Siempre supimos que fueron asesinados, solo que no sabíamos cómo. Ahora lo sabemos. Hace poco días salió una noticia de dos personas asesinadas con potasio en un hospital, al igual que los nuestros, empleando químicos y usando sus cuerpos para experimentar con esas sustancias. Supimos también de una mujer violada por un grupo de deslamados. Al igual que las nuestras, violadas por hombres sin escrúpulos, cobardes y aun ocultos. Hemos sabido de niños y niñas asesinadas y nos avergüenza. Eso también le pasó a los nuestros. Desde niños supimos que podían matarnos porque eso es lo que hacían. La mamá de un conscripto héroe falleció hace pocos días. Su muerte no salió en ningún medio de comunicación. Cuando esto le pasa a los nuestros y sabemos la verdad, nadie parece escandalizarse. No salen personas cualquiera a empujar los carros policiales, tampoco se ve a la Sra Juanita esperando a la salida de tribunales para escupirles. Cuando se trata de crímenes cometidos por agentes del Estado, esos mismos delitos deshonestos, detestables y repudiables que hemos conocido en los últimos días, semanas, meses y años, no existe esa reacción y cuando nos movilizamos, cuando hay encadenamientos, marchas, velatones, y lo que sea, recibimos lacrimógenas, palos, heridas: Nos siguen pegando y muchos miran. ¿Es justo esto? ¿Es correcto? ¿Es lo que queremos como sociedad? Lo que se crea es resentimiento, odio, desprecio, rechazo. ¿Alguna vez hemos escuchado un violador de derechos humanos, o a quienes los han apoyado, pedir perdón? Nunca. Pero si exigen […]

La realización en La Habana, Cuba, del 15 al 17 de julio, de una nueva versión del Foro de Sao Paulo, es una oportunidad indispensable y responsable para un análisis, sereno y profundo y con una perspectiva de futuro,  pero también asumiendo un sentido autocrítico, del escenario  político social de nuestra región y de la nueva épica  indispensable, que conjugue  proyectos y realismo con nuevos protagonismos  y  tradiciones que permanecen en nuestra cultura, historia, la cambiante realidad y el futuro. Al mismo tiempo deberá ser escenario de reflexiones  sobre la responsabilidad de los sectores democráticos y progresistas, y de los nuevos actores sociales emergentes tanto como los que asumen ser herederos de las viejas tradiciones, proletarias, insurgentes, reformadoras, en el camino que hay que construir o reconstruir, y que aparece obstaculizado por las políticas cavernarias de la Casa Blanca administrado por Donald Trump y sus aliados en la región. Los peligros para la democracia, la paz, el respeto por los derechos humanos, sociales, económicos, medioambientales, étnicos, para la convivencia, el progreso, la seguridad social, la salud, la educación, generados por un modelo neoliberal y una política neocolonial, amenazan la democracia, la seguridad internacional, la convivencia social y el porvenir de las nuevas y viejas generaciones. No es casual que desde la Casa Blanca se revelen planes de intervención militar para ahogar en sangre  el proceso venezolano, aprobado por su pueblo y ratificado por decisiones político-electoral democráticas. Si  tenemos una OEA que busca- tras años de conspiraciones, dar una plataforma jurídica a una intervención  armada a tropas de Estados Unidos o de una “coalición” de gobiernos y Fuerzas Armadas subordinadas, en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil o Colombia, los sectores democráticos de la región, no pueden quedarse impávidos frente a la agresión. Esto no es ciencia ficción. En agosto del año pasado en la Casa Blanca  el presidente Donald Trump planteó a sus asesores más cercanos la posibilidad de una invasión militar contra Venezuela para derrocar a su gobierno legitimo,- según  reveló la agencia The Associated Press hace pocos días. La “opción militar” fue  planteada luego, el 11 de agosto de 2017 en una cena privada con el presidente, Juan Manuel Santos, de Colombia, idea que reiteró en septiembre del año pasado durante la Asamblea General de la ONU, ante Santos y otros aliados latinoamericanos, según la revista por internet “Político”, en febrero pasado. Además los planes de intervención militar en la región fueron la hipótesis de guerra  de la reciente  Operación Unitas Lix, segun lo estableció, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Almirante  Kurt W. Tidd en un texto publicado bajo el título de “Golpe Maestro; un plan para derrocar la dictadura en Venezuela”, en que considera que ha llegado el momento de intervenir militarmente en Venezuela, según denunció la periodista argentina e investigadora, Stella Calloni. No se trata de bravatas castrenses, sino que es un tema que se está discutiendo al máximo nivel de la Casa Blanca., y frente a lo que nadie puede permanecer indiferente. Se busca […]

La primera cuenta pública del Presidente Piñera, debe ser analizada con atención.   Ya la materialidad discursiva,  indica las preferencias que la propia derecha asigna a los conceptos: la palabra desarrollo se repite treinta y cinco veces, libertad veinticuatro, el vocablo acuerdo en veintidós; progreso en catorce ocasiones, igualdad en diez oportunidades, el término justicia nueve,  al tan exigido diálogo se recurre en siete momentos y solidaridad en cuatro. La retórica del desarrollo, de la modernidad, expresada por el gobernante empresario, viene escoltada de nuevas formas coloniales, se trató de un discurso centralista, pobre para las regiones, con una mirada euro-centrada, donde los pueblos originarios seguirán habitando el espacio del no ser, mientras no exista el reconocimiento concreto y constitucional de su presencia. A nivel continental, el triste papel de Chile y el grupo de los doce, no hace sino avalar un discurso obsesivo del paradigma neoliberal, donde besar la reliquia del Consenso de Washington, es parte del rito.  Carentes de todo pudor, esconden los magros resultados de Menem en Argentina, Fernando Enrique Cardoso en Brasil, Fujimori en Perú, en ese ciclo como excepción de la regla, Chile obtuvo un mejor desempeño. Sin embargo, muchas de las condiciones históricas, económicas y políticas que permitieron el fenómeno, ya no existen. El crecimiento de un 7% por diez años, generó insoportables niveles de desigualdad: intentar repetir hoy esa fórmula, es inviable. En el orden internacional, EE.UU y Europa, no son el principio y fin de la historia. Las hegemonías reconocidas, al desplomarse los llamados socialismos reales, duraron muy poco.  Todo indica, que se ha dado paso a la aparición de potencias (China-Rusia-India) capaces de poner en discusión las relaciones internacionales, económicas y de conocimiento. Los conflictos bélicos, mercantiles y culturales del siglo XXI; golpean nuestras narices, en códigos muy distintos a los de la guerra fría. Las propias confianzas del modelo económico y sus instituciones, se encuentran bajo sospecha, los efectos de la reciente gran crisis, todavía se sienten sobre las cabezas de las principales economías de occidente.  De ahí entonces que Chile, con sus últimas actuaciones en el complejo escenario  mundial, rompe de la mano del Canciller Roberto Ampuero, su  tradición de imparcialidad, para ubicarnos como los voceros de las políticas intervencionistas de EE.UU y guardando obsecuente silencio, ante las violaciones sistemáticas de la administración Trump, al Derecho Internacional. En otro aspecto significativo, el mensaje del gobierno conservador, se arriesga a quedar reducido a un acto de pillaje intelectual.   Pretender adueñarse de la transición, apropiársela por mero antojo,  recurriendo a la figura de Patricio Aylwin como argumento de autoridad, obviando que ese mismo mandatario decidió por ejemplo; poner fin a la existencia legal de la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, por su participación institucional en crímenes deleznables, vinculados a temas de Derechos Humanos, nos muestra una diferencia medular entre el gobernador vigente y el fallecido líder DC.  El actual Ministro de justicia Hernán Larraín, nombrado en este gobierno, fue un defensor irrestricto de la llamada “Colonia”.   Por eso guarda silencio. Y la […]

Banalizar, manipular, buscar un aprovechamiento populista, coyuntural, a una demanda de que ha madurado en la sociedad chilena,  como es son los derechos políticos, sociales, económicos de las mujeres, es una fórmula que se equivoca , al simplifica r y esquematizar el análisis  de los hechos  y restarle el carácter de problema estructural de la sociedad chilena. El movimiento- al que se busca caricaturizar denominándolo “ola feminista”- ha puesto en la agenda política un conjunto  de demandas  que apuntan a un cambio cultural del modelo económico y social imperante, y que es reproducido  por un modelo de familia, de la organización empresarial,  un sistema educacional sexista, una sociedad donde la mujer tiene un rol subordinado, y donde la apreciación social y posición discriminada  respecto del hombre se  revela en menores sueldos por igual trabajo, una reducida presencia en niveles e instituciones y  lugares de decisión política, legislativa o gubernamentales, en la academia, y centros de educación o pensamiento. Lo cierto es que la generación de un movimiento social que pone sobre la mesa, un tema que durante siglos ha sido ocultado bajo la alfombra, por  quienes han gobernado la política,  , la economía e impuesto  un modelo cultural  de dominación ,en la sociedad imponiendo valores, costumbres , ha logrado estremecer la conciencia social. El destacado rol- que han jugado los estudiantes, en primer lugar las mujeres, pero y también  los hombres de las nuevas generaciones, constata que el antiguo modelo económico y social  imperante, ya no puede mantenerse y que están madurando los fermentos del inevitable cambio en las relaciones de poder entre el mundo de la mujer  y una estructura machista expresada en todos los ámbitos. Pero no es una  contradicción entre los géneros, o meramente sexista, un abuso sexual que se deba circunscribir en lo delictual. La propia agresión sexual encierra, contiene y es expresión  de un abuso de poder en una sociedad construida sobre la subordinación, la dependencia, el irrespeto, la imposición de la autoridad detentada en el poder social, económico, laboral y a veces hasta en la autoridad familiar, en definitiva , la violencia, la injusticia, la discriminación  y la subordinación , contra la mujer. De tal manera que  la protesta  y el reclamo femenino  va más allá de la demanda por la igualdad o  un mea culpa “políticamente correcto”, como hemos escuchado de la máxima autoridad política nacional. Los cambios deben ser estructurales en el modelo político, social, económico y cultural. Entonces la “ola feminista”, no es un fenómeno coyuntural, ni se refiere solo -aunque es un tema vital- a la educación  sexista, o al acoso perpetrado en las aulas universitarias o educacionales. El fenómeno se expresa en las familias, en el trabajo, en la calle, en la empresa, en la población, en el deporte, en las Fuerzas Armadas, en los Partidos políticos, La movilización estudiantil es un hecho relevante que ha estremecido a la sociedad en su conjunto, y hay que defenderlo, sobre todo cuando  se les presiona, chantajea y amenazan con la represión […]

La jerarquía de la Iglesia católica chilena está experimentando quizás el momento más crítico de su existencia, que pone en evidencia  las falencias del ejercicio de lo que denominan su misión profética y evangelizadora, su autoproclamada superioridad y autoridad ética y la pretensión de ser portadora de la “palabra de Dios”, y de ser la normadora de la moral pública y juez de las conductas humanas. La severa llamada de atención del Papa Francisco, quien  fue engañado por la jerarquía chilena durante su visita al país en  enero pasado, y lo hizo incluso caer en errores garrafales, en el caso de los abusos sexuales contra menores, de algunos de sus sacerdotes y hasta obispos – escándalos que claman al cielo=, es totalmente justificada,  y es una acusación  que llama a sanciones ejemplarizadoras a los autores y encubridores  de los delitos cometidos. Pero además desnuda procedimientos, actitudes, conductas, hipocresías diametralmente opuestas de las prédicas de los pastores de la Iglesia, y de los deberes de quienes proclaman la bondad, el amor al prójimo, la santidad como esencia de su labor pastoral y sentido de su rol. La jerarquía ha quedado prisionera en su laberinto. Que el Papa, determinara que todos los obispos quedan en una condición de “remoción”,  es una medida que revela la indignación  por la conducta de ellos, y una inexcusable responsabilidad en el ocultamiento de la gravedad de los hechos. Con toda razón, José Andrés Murillo, uno de los denunciantes de los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima,  señaló a propósito de las medidas adoptadas por Francisco, que en su opinión debía aceptar las renuncias de todos los obispos, porque afirmó “ninguno, durante mucho tiempo, ni siquiera uno, fue capaz de golpear la mesa y decir: ‘Yo me voy a poner del lado de las víctimas de manera irrestricta”. Todos entraron en el juego narcisista  del poder que tuviera cada uno, lo que también está en el documento del Papa. Ellos prefirieron  su propia reputación, ocultar información, cuidarse ellos mismos, en vez de cuidar a los demás”. Pero el Sumo Pontifice  avanza algo más que la condena a los obispos y sus responsabilidades personales. Y en ello reside  el origen y profundidad de la crisis que hoy estremece, como un verdadero terremoto a la propia institución en su conjunto y en toda su estructura.  Y eso no se puede esconder con frases  que quieren ser ingeniosas , pero que no alcanzan para ser  elusivas, o en el caso extremo del Cardenal Emérito, Francisco Javier Errázuriz, que parece creerse fuera  del juicio del Papa y de la sociedad chilena: o que  intentaron quitarle dramatismo  a la situación: “Creo que antes (la Iglesia) también iba hacia un buen futuro. Ahora va a un mejor futuro” (Cardenal Francisco Javier Errázuriz).“Estamos muy  agradecidos de la acogida del Papa. Hemos venido ( a Roma) para seguir caminando como Iglesia y caminando mejor, ciertamente”, (Obispo  de Ancud, Juan María Agurto).” Me voy con mucha paz. Va a ser una gracia para la Iglesia”, (Obispo  […]

La inevitable pregunta de hoy a La Moneda y a las fuerzas militarizadas de Carabineros que actúan como ocupantes en la Araucanía es ¿hasta dónde quieren llegar con la violencia contra los niños mapuches? De acuerdo a una denuncia ante los tribunales de Justicia el pasado 22 de mayo un destacamento de policías vulneró gravemente y con violencia los derechos de niños, de 12 a 14 años de edad, so pretexto de un “control de identidad”. Cabe preguntarse si este procedimiento es un mero exceso de los uniformados, o es la provocación en busca de una reacción, parte de una estrategia, de una doctrina, y de una práctica cotidiana contumaz que tiene el beneplácito, la complicidad y quizás la orden de las autoridades superiores del país., La legítima sospecha de la ciudadanía es que se trata de una deliberada acción policial, permitidas o autorizada por la superioridad de las policías, o del ministerio del Interior, un capítulo de la militarización de la Araucanía, de la “guerra interna” contra los mapuche, en el marco de una nueva “pacificación de la Araucanía” que parece estar en la mente y en la acción del Ministerio del Interior y La Moneda. La opinión pública tiene absoluto derecho a pensar que esta acción “antisubversiva” del destacamento policial, corresponde a un capítulo de la  Operación Huracán, ideada para justificar la ocupación, el asalto a las comunidades, el montaje de “enfrentamientos” armados, de la ocupaciò0n militar con tanquetas, aviones, drones,  de las comunidades mapuches. Las preguntas son muchas, así como las sospechas, de que se está desarrollando una estrategia de guerra sicológica y una ambientación y justificación masiva a través de declaraciones ministeriales, o del intendente regional de la Araucanía, de políticos derechistas y de las organizaciones empresariales amenazantes. Ellas pueden perfectamente constituir el preámbulo que abra paso a un ataque militar en la región, lo que sería algo mucho más grave que un incidente aislado, y por el cual deberán responder las autoridades políticas, policiales y militares del Estado. Los manuales de contrainsurgencia policiales y militares,  son explícitos al respecto y recogen las instrucciones,  de las operaciones contrainsurgentes del Pentagono y el FBI, en cuyos entrenamiento han se han formado oficiales y tropas de Carabineros. Las operaciones populistas de  “acción cívica”, y apoyo económico, como los que impulsa el ministro Alfredo Moreno, forman parte del libreto diseñado en los manuales norteamericanos para encubrir la acción represiva. Las peticiones de los empresarios de la región, de las empresas forestales de incluir al Ejército y las  Fuerzas Armadas en esa “guerra interna”, se intensifican, y por ahora se hacen las invocaciones y se  busca sensibilizar a la población y a la opinión pública, para que acepte, apoye, y justifique las ofensiva militar en marcha. Una forma de actuar en la etapa previa del ataque es provocar temor en la población destinada a ser atacada, y la manipulación del resto de la población para que acepte la propaganda oficial, la criminalización del “enemigo” y la lógica del “enemigo interno”“, […]

Se puede decir que hasta el final, el  Negro Jorquera sorprendió  con su humor  e ironía. La ceremonia fúnebre en la “Parroquia de  Nuestra Señora de Las Lanzas”, según definió el sacerdote a cargo del responso, Roberto Guzmán  que inicio su oficio  con el clásico y sentido tango “Nostagias”, invitando a los presentes en el templo a entonar los versos clásicos de  Enrique Cardicamo, con música de Juan Carlos Cobian. El cura honró asi , con un inusitado inicio, al parroquiano constante del restaurant “Las Lanzas”, sitio tradicional  de republicanos españoles y demócratas chilenos, en el costado oeste de la Plaza Ñuñoa, justo al frente de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen. “Las Lanzas”, como un homenaje simbólico, este domingo 6 de julio, tenía reservada, con ramo de rosas, la mesa de Don Carlos Jorquera, lugar para el recuerdo, con personajes y amigos, de sus innumerables historias, algunas ciertas, otras adornadas, pero todas de una tremenda  veracidad y pinceladas de realismo mágico, de la bohemia y de la historia. Pero no fue lo único  que ocurrió  en esta singular despedida religiosa de  Jorquera. El sacerdote que excusó a los presentes -por razones  comprensibles de- seguir estrictamente el ritual habitual, se presentó ante estos inusitados “parroquianos” señalando que  era hijo de  Roberto Guzmán Santa Cruz, fusilado en el Regimiento Arica de La Serena, el  16 de octubre de 1973, junto a otros 14 prisioneros de guerra, a los cuales se había hecho proceso  tras el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y condenados a diversas penas de prisión. Su padre, de 35 años al momento de su fusilamiento, era abogado, funcionario de la Minera Santa Fé, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y se presentó voluntariamente a la autoridad militar, donde el  ex Comandante en Jefe del Ejercito,  Emilio Cheyre  era  teniente, ayudante el comandante local, Ariosto Lapostol, y quién fue procesado como cómplice por el asesinato, perpetrado por la llamada Caravana de la Muerte encabezada por el general Sergio Arellano Stark. Una ironía de la historia, sin duda. El secretario de Prensa del presidente Salvador Allende, defensor de La Moneda, el 11 de septiembre, prisionero de guerra, en el campo de Concentración de Isla Dawson, siendo despedido  por el hijo de una  víctima del destacamento de  esbirros asesinos de Augusto Pinochet para el exterminio de chilenos. El Negro habría sonreído. (Dicen que en su féretro mantenía, en realidad,  una cierta sonrisa). La ceremonia religiosa de despedida de Carlos Jorquera Tolosa, siguió su curso. Como un escenario en paralelo. Y en la conjunción de dos vidas hermanadas por el dolor. Un ritual fúnebre cargado de emociones y de significación histórica y humana. El Negro en un campo de concentración, luego el exilio. El joven Roberto Guzmán  al Seminario de los  Sagrados Corazones, donde lo envió su padre revolucionario, respetuoso de su vocación más profunda. Por ello,  Roberto Guzmán (hijo) habló también de “compañeros”. Este encontró en el sacerdocio un camino de espiritualidad, pero también de servicio […]

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La entrega este domingo 29 de abril en el Salón de Honor del Congreso Nacional en Santiago, del premio “Alianza Progresista 2018” a la ex presidenta chilena, Michelle Bachelet constituyó su reaparición plena en la arena política nacional, un llamado a la reconfiguración de una “amplia mayoría social” y una confirmación de que ·hay mucho por hacer” y de que ”no hemos perdido jamás las esperanzas” y “el objetivo de los cambios”. El discurso con que Bachelet agradeció la distinción otorgada por la Alianza Progresista Internacional- una organización que agrupa a partidos de centroizquierda de todo el mundo- constituyó así un llamado a la unidad de los sectores democráticos y progresistas del país, al delineamiento de un programa de acción, y una toma de posición personal en este proceso de confrontación al modelo regresivo del gobierno de Sebastián Piñera y su coalición derechista-pinochetista- empresarial. Fue un llamado franco y oportuno, con un sentido de urgencia y un contenido patriótico y democrático. La ex presidenta instó a la “unidad de los progresistas”  conformando “una amplia mayoría social” por un Chile “más justo, más libre y democrático”. Previamente, el presidente del Partido Socialista, Alvaro Elizalde resalto – e3n un claro mensaje unitario, las reformas de Bachelet representaban “la continuidad  histórica de Chile, las tareas transformadoras” de los presidentes Pedro Aguirre Cerda ( Radical), de Eduardo Frei Montalva (PDC) y de Salvador Allende (Socialista). Los chilenos insistió Bachelet quieren “más cambios” y “respuestas ahora”, instando a “ofrecer nuevas certezas a la ciudadanía”. “Hay mucho por hacer” agregó la ex presidenta, porque “seguimos confiando en el ser humano y no hemos perdido jamás la esperanza”. Señaló que “serán otros” los que llevaran las banderas, pero enfatizó “yo haré mi parte, por supuesto”. Bachelet recalcó que “la izquierda chilena tiene muchos motivos para sentir orgullo”, reconociendo que sin embargo “no pudimos avanzar en todo lo que habíamos propuesto”. En un  discurso que fue un virtual lanzamiento político del progresismo-bacheletista, la ex Mandataria resaltó los lineamientos políticos estratégicos que plantea el escenario político presente de Chile, apuntando que “lo esencial es no perder de vista la vigencia del proyecto progresista” Este “se propone en libertad avanzar en igualdad de derechos y oportunidad para todos, el que no ve en el mercado el juez de nuestra vida social, sino que en la política y el debate tolerante. El que sabe que una sociedad inclusiva, diversa y abierta al mundo es más fuerte que una sociedad desigual y encerrada en su ignorancia». La distinción que le fue otorgado, apuntó, “no lo tomo como  un premio al pasado, sino que como una alerta para enfrentar los desafíos del presente y un estímulo para enfrentar los desafíos del mañana” El premio entregado a Michelle Bachelet, con la presencia de invitados internacionales, de Argentina, Brasil, Suecia, España y otros países destaca su contribución a la justicia, la libertad y la solidaridad”. También estuvieron presentes  en el acto, dirigentes de todos los partidos de la Nueva Mayoría, incluso la presidenta del Partido […]

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En Vancouver, Canadá, falleció este lunes 16,de abril,  a los 73 años,  el sociólogo Alejandro Rojas, uno de los más destacados exponentes de la juventud  universitaria chilena de los años 70 .. Fue militante  de las Juventudes Comunistas de Chile desde 1964 y seguidamente del Partido Comunista, del que fue miembro de su Comité Central  -elegido en 1973-, colectividad a la cual renunció en 1982, al entrar en una contradicción  vital respecto de temas doctrinarios, filosóficos y políticos, en torno a conceptos centrales  como la democracia, la libertad,  la violencia y el “socialismo real”.  Al día del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, Rojas, junto a otros de sus compañeros  intentan organizar la resistencia a los sediciosos en la Facultad de  Pedagogía de la Universidad de Chile, pero  finalmente deben abandonar sus posiciones, mientras la dictadura entronizada en el poder  lo califica, en el Bando Militar Numero 10, como enemigo y lo insta a entregarse prisionero so pena de “atenerse a las  consecuencias”. El líder estudiantil, “Pipo”. para su círculo más  cercano, se ve forzado a la clandestinidad y luego  se decide su asilo en la Embajada de Finlandia, que representaba los intereses de la entonces República Democrática Alemana en Chile, donde permanece hasta 1974, cuando sale al exilio. Tras  su salida del país, Alejandro Rojas desplegó una febril actividad en la solidaridad con Chile y de denuncia de las violaciones a los Derechos Humanos bajo Pinochet- Como lo recordó de visita en Chile en  2016, en declaraciones a  Prensa de la Universidad de Chile: ” Estuve tres años en Praga durante los que me encargaron de la campaña de derechos humanos en América Latina, visité 60 países, organizamos una manifestación continental de todos los estudiantes europeos en solidaridad con Chile, y bueno, a todas partes había que ir y contar qué estaba pasando. Fueron años muy políticos. Luego entré en un agotamiento absoluto y pedí a las organizaciones que coordinaban la solidaridad con Chile, en ese tiempo a Chile Democrático que estaba en Roma y al propio Partido Comunista en el que yo militaba, que quería recuperar la vida de una persona normal. Así que volví a estudiar y entonces me pidieron que fuera a Ginebra a hacerme cargo del trabajo de presentación de casos a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU”. En Ginebra se licenció en Sociología y Estudios del Desarrollo. Trabajaba como vendedor en el tren, llevaba un carrito ofreciendo té, café, agua, cigarrillos y sándwich.” Me recorrí todos los Alpes y me gustó. Ahí volví a ser una persona desconocida.”. señaló. De acuerdo a su testimonio su experiencia en Checoslovaquia  y la RDA,  sobre todo por el hecho de que  al tiempo de luchar por los Derechos Humanos en Chile, nada “decíamos” de  los derechos humanos en Europa del Este,  se incrementaron las tensiones en el Comité Central del PC, que lo llevaron finalmente a renunciar a su militancia, en una carta dirigida al líder histórico del PC chileno, Luis Corvalán, […]

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