El cumpleaños del bloque de gobierno podría verse amenazado por la decisión que tome la DC sobre el futuro presidencial: Inclinarse por la primera vuelta podría ser el fin de la Nueva Mayoría. Los candidatos al Congreso están preocupados por la situación. ¿Solos o acompañados? Es la pregunta que realmente preocupa en las huestes falangistas. Este 30 de abril se cumple el cuatro cumpleaños de la Nueva Mayoría. Lejos de celebrar, el pacto de partidos detrás de Michelle Bachelet podría iniciar los festejos al ritmo de una canción fúnebre. Todo depende de la DC. Un día antes, en la Junta Nacional a desarrollarse en el Círculo Español, la Falange debe resolver su postura presidencial. Como nunca, en 47 años, la decisión que tomen los puede aislar políticamente de sus socios, configurando así un nuevo escenario político local. La decisión mantiene en vilo al oficialismo, más cuando solo quedan cuatro días para inscribir las primarias legales, punto de discordia en la interna partidaria, y cuya repercusión podría ser determinante para la continuidad del conglomerado de gobierno. Lo parlamentario, la verdadera preocupación En medio de las disputas sobre el mejor nombre para competirle a Sebastián Piñera el sillón presidencial, la Democracia Cristiana levantó su propia representante. Emulando décadas pasadas, la DC se llenó de nostalgias y se “cuadró” tras la figura de Carolina Goic. La senadora, a juicio de sus compañeros de militancia, representaba a la perfección el ideario valórico del partido, por lo que comenzaron a soñar con volver a retomar el control de la otrora Concertación. Sin embargo, las cosas no salieron tal como las planearon. Las encuestas no ayudaron a reforzar el sentimiento de triunfo. Para peor, candidatos como Beatriz Sánchez tempranamente comenzaron a marcar más que la legisladora por Magallanes. El cuadro ya no era perfecto. Prontamente, la disidencia interna volvió a sentirse. Nuevamente la prensa fue el canal escogido por quienes consideraban que Carolina tenía que revisar sus aspiraciones presidenciales. Voces que, probablemente, nunca creyeron en su triunfo, pero mientras no vieron alteradas sus posibilidades electorales, se mostraron serviles a las ideas de la mesa demócrata cristiana liderada por Goic. Las cosas se tensaron aún más cuando la precandidata decidiera explicitar su intención de competir directamente en primera vuelta, obviando las primarias a las que se tendría que enfrentar con Alejandro Guillier. Los más conservadores militantes aplaudieron la decisión: los Martínez, Walker, Aylwin y algunos más, manifestaron públicamente su respaldo a la idea. Incluso, advirtieron que debían ir en una lista parlamentaria propia, romper con el conglomerado, retornar al centro y dejar de lado el “populismo” de izquierda que amenazaba la continuidad de la Nueva Mayoría. La postura no es unánime. La disidencia partidaria aglutinó a más de trescientos militantes para explicitar su intención de disputar las primarias. El argumento es que una carrera propia debilitaría las posibilidades electorales de quienes pretenden un escaño parlamentario: la verdadera preocupación del grueso de militantes cupulares del Partido. También revelan que afectaría la continuidad del pacto electoral nacido justo cuatro […]