Por Omar Cid* «Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia». Gabriel García Márquez La palabra clave sigue siendo abuso. Propongo un ejercicio de memoria, desde las colusiones por el precio de los pollos, el papel higiénico y los medicamentos a través de las farmacias[1], como expresión inequívoca, irrefutable de la arbitrariedad de los privados en su afán de ganancia, los pueblos de Chile, entendieron que esos atropellos a su economía doméstica, no podían continuar. El quiebre del continuum neoliberal -o en fácil- del ciclo histórico inaugurado por los Chicago boys, luego del golpe de estado de 1973, tiene como fecha de término: el 18 de octubre del 2019. La expresión económica, política y cultural del abuso, se ha vuelto inaceptable. De ahí, la gravedad de lo sucedido en la ruta 5 sur, pasado Curicó en La Región del Maule, donde nuevamente la codicia como totalidad, atenta contra los derechos básicos de los usuarios. Fíjese que la gravedad y magnitud del accidente, no exculpa al privado de su responsabilidad, porque el contexto exigía una acción rápida, diligente en favor de las personas. Abrir el peaje y realizar todas las acciones que permitieran liberar el tránsito era lo esperable, no hay que ser ingeniero, ni tener posgrados en Harvard, bastaba con consultar a las propias fuentes, para dimensionar la magnitud del desastre. Por otro lado, la acción gubernamental, no tuvo la rapidez deseada, 12 horas de espera para exigir que se levantaran las barreras: es tarde. Uno de los compromisos más importantes del nuevo gobierno, es tener en el centro a los ciudadanos, eso se tiene que notar, hasta cuando respiran. El nuevo tiempo, no soporta decisiones tardías, amparadas en la lógica anterior de corte gerencial y tecnocrática. A la generación dorada que, nace a partir del 2006 adquiriendo cuerpo en el 2011 y llegando al poder en el 2022, no los van a medir con los estándares de la pos-dictadura. De ellos, se espera una cosa distinta, se podrán equivocar, pero tienen que ser incomparables en su vinculación ciudadana, en su acción política. La ciudadanía puso su confianza, en que lo dejen todo en la cancha, sin restringirse, peleando cada balón como si fuera el último, porque nos estamos jugando un profundo proceso de transformaciones -y los adversarios- no tendrán piedad a la hora de defender sus intereses. En ese sentido, las señales del actual gobierno no pueden generar desconcierto, sino claridad a la ciudadanía y sus partidarios. Uno de los principales símbolos del abuso, han sido y son las administradoras de fondos de Pensión AFPs[2], de ahí la gravedad de la acción condescendiente del gobierno con el gran privado, al presentar un proyecto insulso cuyo resultado era previsible. ¿Quién gana? ¿Quién pierde? El gobierno. El Ministro tecnócrata y su aprendiz. La oposición. Una ducha fría de realidad, el sábado pasado, mientras jugaba la Universidad de Chile contra Palestino, un grupo de hinchas se quejaba por el bajo rendimiento del chuncho, […]
