Por Marcel Garcés Muñoz El asesinato vil, el sábado 27 de abril- exactamente el día de celebración del 90 aniversario institucional- de tres Carabineros- un suboficial y dos cabos- que cumplían una labor de patrullaje en caminos de la Araucanía, produjo un sentimiento colectivo de estupor, estremecimiento, pesar, duelo y una legítima condena. Sin lugar a dudas, no se había llegado a un límite de barbarie, crueldad y alevosía criminal y no hay nada que justifique la acción irracional ejecutada con premeditación y alevosía. La Fiscalía deberá investigar a fondo -esto es en profundidad y amplitud y sin estereotipos, prejuicios o meras especula iones interesadas- todas las circunstancias y las responsabilidades en los hechos y la justicia deberá castigar con el máximo rigor que establezcan las leyes a quienes resulten responsables. No hay circunstancias, estrategia, reivindicaciones u objetivos que permitan dudas en este sentido. Dicho esto, es necesario evitar, por una parte, transformar este proceso doloroso, en un bajo ataque calumnioso, que pretenda enlodar la honra del gobierno, ensuciar el debate nacional, con un objetivo político subversivo o electoral. Convertir un legítimo duelo de familiares y amigos de los carabineros caídos, en manifestaciones injuriosas e insultos y amenazas de agresiones a personeros de gobierno y al propio Presidente Gabriel Boric, manipulando la cobertura periodística, y convocando a los políticos y analistas de la Derecha a disfrazar de argumentos “analíticos”, sus acusaciones o consignas – curiosamente coincidentes- no solo infundadas sino que manifiestamente injuriosas- y manifestaciones frete a recintos o edificios policiales, y ente la mirada impávida o condescendiente de uniformados resulta más que una impertinencia, un irrespeto y una agresión a la autoridad. El crimen, su oportunidad y el carácter abominable de los hechos no puede sino vincularse con el ambiente de odiosidad exacerbado de una oposición cuyo objetivo traspasa los límites de una expresión política y traspasa los límites de un debate legitimo y democrático, y se transforma en una agresiva conspiración subversiva destinada a quebrantar el ámbito institucional y pasar a una desembozada subversión. Y por cierto, levanta suspicacias, interrogantes y sospechas sobre los autores materiales y los que en batallas de una guerra interna en desarrollo manejan los hilos de las marionetas, y objetivos reales o efectos del crimen, y una enredada trama de conspiraciones, que se mueven en las sombras, pero dejan sus huellas evidentes. Una interrogante absolutamente necesaria en este tipo de situaciones, cuya complejidad y oscuridad obligan a una reflexión objetiva, serena y no contaminada de las consignas de la derecha sobre la realidad,ew pre3guntarse a quién sirven, o qie propósitos se enncubren tras el hecho de terrorismo criminal. Se debe instalar un análisis sereno, que no siempre se ofrece en la retórica politiquera interesada, como la que se hizo evidente cuando políticos y legisladores de la Derecha buscaron aprovecharse de la desgracia de Los Alamos, buscando aprovecharse y manipular el dolor de los deudos, la ofensa y agresión a la institución, que no puede desligarse de la permanente siembra del odio, y a la creación del “enemigo”, sin tener argumentos que justificaran su virulencia verbal. El asesinato del sargento Carlos José […]
atentado
El Ministerio del Interior de Rusia confirmó que las cuatro de personas detenidas la víspera como autoras del atentado terrorista en la sala de conciertos Crocus City Hall, en la provincia de Moscú, son extranjeros. Moscú, 24 de marzo 2024 Crónica Digital/PL