La historia se repite. Lean esto. “Casi logran convertir a Rusia en un espantapájaros para la mayoría de los representantes de la generación actual quienes desde la infancia no han dejado de escuchar el estribillo que se repite constantemente. Y muchas personas maduras e inteligentes de nuestros tiempos sin titubeos se degradaron a la ingenuidad infantil para darse el placer de ver en Rusia una especie de caníbal…” Los estimados lectores podrían pensar que es una frase reciente. En realidad su autor es el destacado poeta y diplomático ruso Fiódor Tiútchev, quien la pronunció con dolor e indignación en el lejano año 1844. Transcurridos casi dos siglos, prácticamente nada ha cambiado. No es una excepción el conflicto actual en Ucrania: el espacio mediático occidental (y, en parte, chileno) dedicado a la cobertura de la Operación Militar Especial está plagado de noticias falsas – fake news. Entre los más notorios fakes se destacan las “violaciones de las mujeres y niñas ucranianas”, los “ataques aéreos rusos” contra un hospital de maternidad y un teatro en Mariúpol, el “bombardeo” de la estación ferroviaria civil en Kramatorsk. En el último, lo sorprendente, siguen insistiendo algunos medios occidentales, a pesar de que el mismo día de la tragedia se descubrieron los restos del misil con el número de serie perteneciente a las FF.AA. de Ucrania. Actualmente, de manera perversa están intentando presentar como “deportación forzosa de niños ucranianos” la voluntaria y con estricto apego al Derecho Internacional Humanitario evacuación de las zonas de alto riesgo de menores con sus familiares o, en caso de huérfanos, acompañados de representantes legales, para su posterior acomodación en albergues debidamente habilitados y atendidos por personal médico y pedagógico. Pero lo que provocó el mayor eco en el mundo es el fake sobre “la masacre en Bucha”. En su oportunidad las autoridades rusas refutaron enérgicamente todas las acusaciones desenmascarando su carácter ficticio, malévolo y provocativo. El 31 de marzo de 2022, el alcalde de Bucha confirmó públicamente que los militares rusos habían abandonado el poblado y en ningún momento mencionó que hubiera cadáveres de civiles tirados en las calles. Todas las “pruebas” de “las atrocidades de los rusos” no aparecieron sino cuatro días después de la retirada rusa y coincidieron en el tiempo con la anunciada “operación de limpieza” del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) contra supuestos “colaboradores prorrusos” en Bucha. A pesar de nuestras numerosas solicitudes, presentadas también en la ONU, hasta hoy, pasado un año, no se ha presentado ni un documento oficial sobre lo sucedido que incluiría la identificación de cadáveres, el tiempo y las causas de su muerte, los nombres de las víctimas. Lo que sí se hizo fueron los “tours guiados” y las sesiones fotográficas de numerosos políticos occidentales en Bucha quienes desde 2014 nunca se habían tomado la molestia de visitar el sufrido Donbás. Todo ello nos da razones para calificar los sucesos en Bucha como una escenificación propagandística. En aquel entonces ella tenía por objetivo frustrar las conversaciones ruso-ucranianas que empezaban a tomar […]