Lamentamos darles malas noticias. Y alertarles sobre la preparación de un ataque alevoso que pretende abortar los derechos democráticos de todos los chilenos instalados en la agenda histórica del país a partir del 18 de octubre de 2019, y los dos millones de chilenos en las calles del país exigiendo una nueva Constitución y otras demandas democráticas, el plebiscito del 28 de octubre de 2020, donde participaron 7 millones 562 mil 173 chilenos, la más alta participación histórica en un acto electoral de la historia política del país. En esa fecha y fruto de una conciencia democrática generada desde la lucha contra la dictadura militar derechista y empresarial de Augusto Pinochet, la opción Apruebo una nueva Constitución llegó al 78.27 de los votantes, instalando como órgano redactor de la nueva Carta Magna, a la Convención Constitucional, con un 78.99 por ciento de los votos nacionales. Fue una expresión inédita, abrumadora del estado de ánimo de los ciudadanos frente a un tema trascendental, definitorio, histórico de las demandas de cambio político e institucional del país, y una derrota contundente de quienes seguían y siguen buscando los mecanismos antidemocráticos para impedirlos. Siguiendo en el recuento de un periodo de acción política masiva, popular y en procura de una democracia, efectiva, participativa y no meramente representativa, la elección del órgano constituyente el 15 y 16 de mayo del 2021 donde 6.3 millones de ciudadanos eligieron a los 155 constituyentes, fue otra constatación democrática de la legitimidad de la decisión ciudadana en un tema tan transcendental como el cambio estructural de la Constitución heredada de la dictadura y que fue redactada por generales y políticos de la derecha pinochetista y el empresariado y sus servidores ideológicos y políticos cómplices. La derrota del pinochetismo político y empresarial, parapetado en el pacto Vamos por Chile, (UDI, RN, Evopoli) y otros poderes fácticos, comunicacionales e ideológicos, remanente de la opción Rechazo a la democracia al cambio Constitucional que solo logró un 20.56 por ciento de la votación nacional y solo 37 escaños, del total de 155, es lo que explica su actitud obstruccionista y sus maniobras para torpedear y sabotear, las iniciativas democráticas y el carácter fundacional del proceso, restarle legitimidad a sus acuerdos, y en definitiva y rebelarse contra la soberanía popular. Hoy se han sacado la careta de supuestas “tradiciones republicanas”, propuestas de diálogos, respetos de la institucionalidad y los acuerdos, tantas veces esgrimidos e irrespetados a lo largo de la historia. En definitiva , se trata de una conspiración insurreccional, política y empresarial que se orquesta a través de las entidades patronales, medios de comunicación subordinados a su estrategia y serviles a sus consignas , fake news o falsedades con el objetivo de desinformar, engañar, falsificar los hechos, y manipular la conciencia social,, y que tiene su brazo armado en organizaciones paramilitares y que se exponen descaradamente siguiendo un libreto de “guerra sicológica” o “guerra interna”, demasiado parecido al que llevó al país y los chilenos al drama del Golpe de Estado del ll […]