Por Miguel Alvarado Natali Editor de cultura de Crónica Digital Escrita por el dramaturgo Ronald Heim (40) y dirigida por Carolina Arredondo, Clase de Ética se está presentando en el teatro Mori de Bellavista hasta el 30 de Julio. Ya el título nos trae a la mente un viernes de Abril del 2019 cuando los empresarios Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano llegaban a la Universidad Adolfo Ibáñez a cumplir una condena por delitos tributarios en el llamado caso Penta y cuyo castigo no era cárcel sino clases de ética. Si bien la obra no los menciona directamente, cuesta no asociar este caso mediático y sus protagonistas reales con los personajes que interpretan Claudio Arredondo y Jaime Omeñaca, quienes llegan a su último día de clases y tienen que realizar una exposición de lo aprendido y poder aprobar el curso impuesto por los tribunales de justicia. Ambos reos ya han cumplido su horas totales de clases y se presentan muy optimistas y ya creyéndose ganadores en su examen final, pero les cambian el maestro por una profesora intachable y seria, que lo único que necesita es saber si estos empresarios aprendieron lo que es la ética y de pasada si están compungidos de su actuar. Uno de ellos se disfraza y hace una presentación casi épica, con un discurso del bien y la moral. En cambio el otro empresario más prepotente y no muy preparado solo se digna a decir que está muy arrepentido. La profesora no les cree – no van a pasar el curso de ética-. Aquí comienza a correr la maquinaria del poder y uno de los empresarios es advertido por celular que la profesora tenía un pecadillo, había faltado a la verdad en un juicio que involucraba a su hija. Comienza una tensa discusión entre los millonarios y la docente que es -se podría decir- resuelta por la gendarme. Estupenda actuación de Arredondo y Omeñaca, en el papel de los empresarios y amigos de toda la vida, son rápidos, graciosos y con ese –carerajismo- que caracteriza a este tipo de gente. Mientras Roxana Naranjo está muy bien interpretando a la profesora de ética, es creíble y seria. En tanto, la actriz Javiera Mendoza en el papel de gendarme, va de menos a más y termina con una actuación brillante. Aquí todo el elenco aprovecha al máximo el espacio escénico, incluso las primeras butacas son parte de la escenografía, al simular una sala de clases y se logra esa atmósfera necesaria que es más que un pizarrón y un escritorio. Además hay una interacción con el público, quien sirve de juez. Clase de ética es una comedia sarcástica, con diálogos hilarantes y variados, de buen ritmo, donde nunca decae el relato y no hay espacio para el aburrimiento. Es una puesta en escena vigente de un Chile que gracias en parte a estos personajes -sacados de la vida real- llegó a un “estallido social”, a solo meses de estas clases de ética. Un país donde los […]