Se viven momentos de confusión sin precedentes en Estados Unidos, relacionados con los cambios demográficos y culturales. Se vislumbra la amenaza de un fascismo abierto apoderándose del control del país. Por José R. Oro*, colaborador de Prensa Latina Las fuerzas de la reacción han logrado mantener separadas a las fuerzas progresistas para así impedir que tengan intereses sectoriales o grupales y que trabajen estrechamente unidos. Son los afroamericanos, las mujeres, los latinoamericanos, los musulmanes, los judíos, una docena de partidos socialistas, de agrupaciones pacifistas, del ala liberal del partido demócrata, de los ambientalistas, de los sindicatos, y un inmenso etcétera decenas de millones de votantes, que de unirse contra el verdadero enemigo, el capitalismo en su fase imperialista, podrían disminuir mucho su poder y más tarde derrotarlo. La Unidad de las atomizadas fuerzas progresistas estadounidenses traería cambios de la mayor importancia para el mundo entero. Utilizo en el título la palabra “tribalismo” en vez de “sectarismo” porque esta última tiene más restricción dentro de lo estrictamente político. Pero la verdad es que en los EE.UU. la expresión práctica de la política está relacionada con el racismo, la brutalidad policial, la discriminación de género o por preferencias sexuales, la aceptación o no de las armas o el aborto. Si usted está activa y explícitamente contra el racismo, defiende el derecho de las mujeres a decidir si procrean o no, en contra de las armas y de la brutalidad policiaca, en contra de la política de sanciones a otros países, desea que reduzcan el presupuesto militar y que esos recursos se usen para la educación, la salud pública y el enfrentamiento al cambio climático, y en general está en contra de la desigualdad, le informo con completa certidumbre que usted es un “izquierdista”, al menos para los patrones de la sociedad estadounidense. Dentro del campo de la demografía, por primera vez en la historia de EE.UU., los estadounidenses blancos se enfrentan a la perspectiva de convertirse en una minoría en su “propio país”. Si bien es posible que muchos en las metrópolis multiculturales de los EE.UU. aplaudan el “oscurecimiento racial de Estados Unidos” como un bienvenido paso para alejarnos de la “supremacía blanca”, es bastante seguro decir que un gran número de blancos estadounidenses están más preocupados por este fenómeno, lo admitan o no. De manera reveladora, un estudio de 2012 mostró que más de la mitad de los estadounidenses blancos cree que reemplazaron a los negros como las ‘principales víctimas de la discriminación’. Mientras tanto, el cambio demográfico ha hecho poco para disipar las preocupaciones de las minorías al respecto. Una encuesta reciente encontró que el 43 por ciento de los estadounidenses negros no cree que Estados Unidos haga los cambios necesarios para otorgarles a los negros los mismos derechos. Los delitos de odio aumentaron un 20 por ciento desde 2016. Cuando los grupos, sean políticos, raciales, de género, entre otros, se sienten amenazados, se refugian en el tribalismo. Cuando los grupos se sienten maltratados y faltados al respeto, cierran filas […]